Equo hará primarias separadas para candidatos y candidatas

Inés López-Dóriga acaba de encontrar su primer trabajo estable. Tiene 24 años y ha trabajado con contratos de prácticas, precarios y sin cobrar, desde que salió de la universidad. Es economista y se ha especializado en el sector de las energías renovables. "Con la incertidumbre que tiene mi generación [el paro juvenil supera el 50% en España], me siento afortunada, pero la gente con problemas está en todos los círculos. Esto da de qué pensar", cuenta. 

Siempre se había interesado por la política, pero nunca se había reconocido con ningún partido. Hija de diplomático, se crió entre Francia, Costa Rica y Guatemala y empezó a participar en eventos de las juventudes del Partido Verde Europeo. El nacimiento de Equo, en 2011, su preocupación por el medio ambiente y la precipitación de los problemas sociales que acarre la crisis la impulsaron a la política: "Que haya jóvenes políticos con representación es la única manera de comprometer a la juventud con sus problemas personales".

Vicente Juan, de 58 años, pasó del paro a funcionario de las oficinas de empleo. Informático desde que ingresó en la facultad en 1974, en 2009 vivió el drama que impregna hoy la sociedad española. La empresa para la que había trabajado durante dos décadas anunció una reducción del 10% de su plantilla. Y le tocó. Hizo las maletas, dejó Barcelona por su Villarrobledo (Albacete) natal y empezó de cero. 

"Los que no somos expertos en política somos los que más tenemos que aportar", explica este "eventual de la política" que considera que el Parlamento Europeo es "el único lugar donde podemos elegir" pese al riesgo del auge del euroescepticismo. "Pediría a los electores que no voten en clave española. Hay que cambiar la forma de enfocar las cosas", opina. La ecología política no consiste, a su entender, en tomar medidas puntuales, sino en tener en cuenta el medio ambiente en todas las decisiones.

Comunicadora de formación, política de carrera, Reyes Montiel, 42 años, dio portazo a Izquierda Unida para subirse al tren de Equo. Ha sido militante "desde siempre" y "por desencanto con las organizaciones tradicionales" se animó a "construir" este proyecto.

Montiel, que había sido diputada en la Comunidad de Madrid, aspira a llegar al Parlamento Europeo porque "las decisiones que se toman allí nos marcan mucho, algo que se ve especialmente desde el rescate bancario" y para intentar promover en Bruselas una democracia más participativa. "Hay que preguntar mucho más a la gente", expresa. Querría llevar a Bruselas el conocido escaño 110 andaluz –"en Europa sería el 752"–, el altar desde el cual la ciudadanía puede defender directamente desde la cámara las iniciativas legilativas y quiere que el Parlamento Europeo deje de ser "el retiro dorado para los dos grandes partidos".

Guillermo Rodríguez, ingeniero aeronáutico de 25 años, recuerda perfectamente cuándo decidió meterse en Política: el 15 de mayo de 2011. "Un sentimiento general nos hizo salir a la calle, pero no basta estar en las asambleas ni en los barrios. Alguien tiene que entrar en las instituciones porque es el lugar desde donde se cambian las cosas", recuerda. 

Este hijo del 15-M lleva trabajando en el Parlamento europeo desde marzo, cuando llegó allí con una beca, y sigue con un contrato como coordinador de la campaña de las juventudes del partido de los Verdes. Está convencido de que España tiene más que aportar a Europa que Europa a España en esta materia: "Se puede decir que el nuestro es el país del sol y del viento. Los recursos naturales los tenemos, solo falta voluntad política y hay que ser pragmático", clama.