El Monarca no podrá caminar sin bastón hasta primavera
El Príncipe, sobre las operaciones del Rey: “Él tiene ganas de que esto termine” El cirujano dice que el Monarca está fuerte y animado tras su quinta operación de cadera Don Juan Carlos podrá presidir la Pascua Militar pero no hacer viajes largos hasta enero
El Rey, que este jueves se sometió a su sexta operación en dos años, la quinta en la cadera, permanecerá entre tres y seis días hospitalizado y volverá a ser un hombre sin limitaciones, muletas o bastones en primavera. Es la estimación del cirujano Miguel Cabanela, que le ha operado para sustituir la prótesis temporal que le colocó en la cadera el pasado 24 de septiembre por una permanente. El especialista gallego considera “superada” la infección que provocó estas dos últimas intervenciones y se mostró “muy optimista”: “Las cosas van por el buen camino. El Rey está fuerte y en un estado de ánimo magnífico”.
Pero a don Juan Carlos todavía le quedan unos meses para volver a ser dueño de su agenda y poder viajar. “El Rey ha pasado dos años de problemas con las extremidades inferiores”, recordó Cabanela. “Esperar que una persona que ha necesitado muletas todo ese tiempo se vea libre de ellas en seis semanas puede ser un poco optimista. Es predecible que en primavera pueda caminar sin nada”. Y preguntado por si podría viajar, el cirujano gallego respondió que “depende”. “Si es un viaje corto, de menos de dos horas, probablemente en las próximas seis semanas. Si son viajes largos, de ocho horas y más, no es buena idea en las primeras ocho semanas”. Y en cuanto a la Pascua Militar, el próximo 6 de enero, dio su consentimiento, pero solo si el acto no se prolongaba demasiado.
El estilo Cabanela provocó risas y restó gravedad, como en sus anteriores comparecencias, a los frecuentes pasos por el quirófano del Rey. Por ejemplo, cuando dijo: “No recuerdo muy bien, pero la anterior operación duró dos horas 47 minutos y esta dos horas 32”. O cuando precisó que no era aconsejable que el Monarca jugara “al balonvolea” aunque sí podría “montar a caballo o incluso jugar al tenis” una vez deje las muletas, claro.
No se atrevió a poner “la mano en el fuego” — “Nadie puede predecir el futuro de sus caderas a diez años vista”—, pero repitió varias veces que don Juan Carlos era “un hombre vigoroso” al que había encontrado mucho más animado que en su anterior intervención: “Es perfectamente comprensible, porque cuando uno tiene una infección en la cadera no está para cantar villancicos”.
Cabanela, al que La Zarzuela trajo desde la clínica Mayo de Rochester (EE UU) para afrontar este nuevo bajón en la salud del Rey, explicó que desde el pasado 24 de septiembre había estado en contacto telefónico con el Monarca y que pensaba seguir haciéndolo cada vez que se dé “un paseíllo por Madrid”: “Después de todo, nos hemos hecho amigos”, dijo.
Al abandonar el hospital junto a la Reina tras ver al Rey, el Príncipe confesó que su padre estaba deseando volver a “la vida normal”: “Esperemos que esta sea la [operación] definitiva. El paciente es el que más ganas tiene de que esto termine, pero uno sabe que puede caerse en cualquier momento. Todos podemos pasar por ahí”, declaró.
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