Manuel Rico Lara, juez humanista y pintor
Truncó su vida la falsa acusación de que estaba implicado en el 'caso Arny', una red sevillana de prostitución de menores
El juez, pintor y humanista Manuel Rico Lara (Madrid, 1931), falleció el pasado viernes sin que la sociedad saldara del todo con él la terrible deuda generada por su falsa implicación en el caso Arny, una supuesta red de corrupción de menores en Sevilla de la que quedó absuelto en 1998, tras un calvario judicial de dos años. El caso salpicó además a varias celebridades que fueron enteramente exoneradas en la sentencia.
El estallido del caso rompió en dos una ejemplar carrera judicial y quebró el unánime respaldo social a un magistrado demócrata y sumamente culto cuyo nombre se había barajado como posible Defensor del Pueblo Andaluz. En el momento en que ocurrieron los hechos, Rico Lara era titular del juzgado de menores de la capital andaluza. El testigo que en un primer momento le identificó se desdijo más adelante y confesó haberle confundido con otra persona.
Los múltiples homenajes posteriores a su absolución fueron insuficientes para restituir el sufrimiento causado por lo que su amigo, letrado y administrador del Betis, José Antonio Bosch, califica de una “injusta tortura” que le marcó personal y profesionalmente.
Rico Lara falleció el pasado viernes por causas naturales a los 82 años. Vivía con su hija en la localidad de la sierra onubense Almonaster la Real y se sintió indispuesto. Fue trasladado al hospital, donde falleció. Su cuerpo fue incinerado el sábado en Valverde del Camino (Huelva).
Fue miembro de la asociación Derecho y Democracia, una organización interdisciplinar de juristas de todos los ámbitos creada tras el golpe del 23 de febrero de 1981. Desembocó en esta organización por su inalterable fe democrática, su defensa a ultranza de los derechos humanos y su profunda convicción de que la justicia debe estar al servicios de los ciudadanos, según recuerda Bosch.
Rico Lara llega a Sevilla tras haber pasado por distintos destinos, entre los que destacó una difícil plaza en San Sebastián de la que salió homenajeado en 1975. Su paso por Canarias consolidó su otra gran faceta, la de pintor. Expuso en algunas salas de Sevilla y cuenta Bosch que llegó incluso a vender sus cuadros en el mercadillo al aire libre que se instala en la plaza del Museo en la capital andaluza porque le gustaba compartir su compromiso con el arte.
Melómano y amante de todas las artes, escribió Herido de vida, un libro en el que reflejó una trayectoria vital rota por una enorme injusticia.
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