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Se busca Beppe Grillo español

La asociación Democracia Real Ya (DRY) es el germen y principal escisión del 15-M Está dispuesta a dar el salto a las instituciones con el modelo del Movimiento 5 Estrellas italiano

Patricia Ortega Dolz
De izquierda a derecha: Pablo Erlantz, Daniela Caro, Sonia Oronoz, José Luís Rodríguez, Miguel Ángel Vázquez, Beatriz Carvajal, Mitoa Edjang y Sergio Fernández.
De izquierda a derecha: Pablo Erlantz, Daniela Caro, Sonia Oronoz, José Luís Rodríguez, Miguel Ángel Vázquez, Beatriz Carvajal, Mitoa Edjang y Sergio Fernández. Uly Martín

Esta, en realidad, es la historia de cómo el invento de un treintañero italiano está cambiando la manera de hacer política. Su nombre es Stefano Boggi. Es de Falconara, para más señas, un pueblo de 27.000 habitantes del centro-este de Italia, y no milita en ningún partido. Pero hace cinco meses puso al servicio del Movimiento 5 Estrellas (M5S) de Beppe Grillo su herramienta, un programa informático pensado para ejercer la democracia directa que llamó Unicavox. Una especie de medidor de popularidad de iniciativas políticas basado en algoritmos con el que cualquiera puede realizar propuestas y ver el grado de aceptación pública que tienen. Pulgar hacia arriba o pulgar hacia abajo. Un clic, un voto.

Sin que tenga por qué existir una relación causa-efecto, lo que ocurrió después es bien sabido. El histriónico cómico genovés y los suyos cosecharon plaza a plaza, y sin perder de vista ese barómetro político de Internet, el mayor número de votos —el 25,5%— en las elecciones generales italianas de febrero. Lograron una importante movilización del electorado joven —el más ligado a la Red— y capitalizaron el desencanto político del país. Lo que ocurre ahora es que el Tsunami Tour —como Grillo denominó a su campaña con roulotte— ha cruzado las fronteras de Italia hasta España. Y son los miembros de la asociación Democracia Real Ya (DRY), germen del movimiento de los indignados, los que han tomado el relevo de Unicavox, dispuestos a dar el salto a las instituciones.

Por mucho que gritamos en las plazas los partidos no nos escuchan

Allí, en Italia, son “los indignati” españoles. Aquí DRY son la escisión principal del 15-M. Allí, hace semana y media, se sintieron como héroes ideológicos cuando les abrieron las puertas del Senado en Roma y les invitaron a participar en un mitin con Grillo. Aquí, en cambio, son ninguneados por los grupos políticos y atacados —han sido calificados de “fascistas”— por las facciones más radicales del que ha sido el movimiento ciudadano más importante de la España del siglo XXI.

Pero los de Democracia Real Ya, que en su día huyeron del “asamblearismo inoperante”, están decididos a seguir la estela de las 5 Estrellas y los consejos de Grillo: “Yo estoy en la calle pero mi movimiento está en las instituciones”. Van a acometer su transformación política dos años después de aglutinar (“sin querer”) a decenas de miles de personas en la Puerta del Sol con un manifiesto de propuestas contra “la indefensión ciudadana” que incendió la red. Están dispuestos a dar la cara, en contraposición al habitual rostro informe de la multitud indignada, casi siempre oculto bajo cuentas de Twitter, Facebook...

La constante del cambio es la misma: Internet. Y la particularidad ahora es que están afinando ese instrumento global para ponerlo al servicio de la democracia. Unicavox es la herramienta, que se anuncia —todavía solo en italiano— como: “La red social que reescribe la política”.

Organizados “como una empresa moderna”

DRY, “como una empresa moderna”, combina la horizontalidad de las asambleas con la verticalidad de una junta directiva y un presidente con madera de líder, Pablo Erlantz. Cuenta con 505.000 seguidores en Facebook, 2.000 simpatizantes (colaboradores activos) y más de 100 socios con cuota (12 euros al año) y voto por toda España.

La asociación está organizada con equipos de trabajo por áreas (científica, documentación, informática, comunicación...) y por “nodos locales”, su mínima expresión organizativa. En ambos casos existe un coordinador que canaliza las propuestas y las decisiones para que lleguen a la junta, que analiza, saca conclusiones, aprueba y vuelve a redistribuir el trabajo por áreas. Un continuo flujo que va de abajo arriba y viceversa al mismo tiempo que se extiende de derecha a izquierda: “Nuestro sistema es oblicuo y dinámico, aplicable tanto a una entidad pública como privada. La junta solo se encarga de mantener el rumbo acordado”.

Los contactos con Grillo y los suyos empezaron hace meses. Y, aunque dejan claro que “esto no es una alianza”, lo cierto es que el pasado fin de semana, mientras media España veía cómo Nadal devoraba a Federer en Roma, tres miembros del M5S —el diputado Alessandro Di Battista (periodista), el senador Luis Alberto Orellana (gerente de marketing de Italtel), y el candidato a alcalde de Falconara, Bruno Frapiccini (comercial y árbitro de voleibol)— explicaban en el Ateneo de Madrid sus claves para canalizar la desafección política de un país entero. También les mostraron cómo habían pasado de ser un creciente movimiento ciudadano en las calles al partido más votado de Italia —con 109 representantes en la Cámara de Diputados y 54 en el Senado—. Los de DRY tomaban nota y sacaban conclusiones en ese primer congreso, organizado con 3.000 euros rascados de sus bolsillos bajo el eslogan “Todos sumamos”. Hoy, aparte de estar traduciendo el invento de Boggi, buscan a un Beppe Grillo español.

Italianos y españoles abrazan —hasta el suicidio político si es preciso— dos valores sociales en alza, “honestidad y coherencia”, frente a la “hipocresía” de la prima de riesgo. Tres son sus bazas principales para dar con la fórmula que rentabilice políticamente el desencanto social. Y una, la contradicción que puede predestinarles al fracaso.

La primera baza, ya se ha dicho, es Unicavox. Según lo explica Pablo Erlantz —presidente de DRY, de 26 años y con madera de mitinero—, permitirá “trasladar a los foros apropiados lo que la gente quiere, porque por mucho que gritamos en las plazas los partidos no escuchan”. Según los de M5S, su aplicación (en distintas versiones) está resultando un éxito. El propio Frapiccini se lanzaba: “Si salgo elegido alcalde de Falconara lo instalaré en el Ayuntamiento y daremos cursos sobre cómo usarlo a los mayores”.

José Torregrosa, del área tecnológica de DRY, ya trabaja —con un plazo de semana y media— en una versión del software. A continuación, comenzará el proceso por el que la asociación se convertirá en “fuerza política” —si, como parece, optan por entrar en las instituciones— o en “frente político” —si deciden luchar desde fuera—.

Un 'software' como herramienta de democracia directa será su gran baza

La segunda baza es la incorporación a sus filas —con ese sistema informático como base— de profesionales acreditados, megáfonos creíbles, Grillos en potencia. Sin que sea la ideología de izquierda o derecha el filtro. Ya anuncian: “Probablemente en España no habrá un solo vocero”. A la vista está. Por el congreso pasaron Juan Álvarez (policía), Fernando Vallespín (Catedrático de la Universidad Autónoma), Esteban Cabal (autor de Gobierno mundial) o el exdelegado de Hacienda en las Islas Baleares, Raúl Burillo. Faltó, “por motivos de salud”, Julio Anguita y su antagonista, Manuel Millán Mestre (exmiembro de la ejecutiva del PP).

Di Battista asume que “sin Grillo no habría sido posible el éxito del M5S”, aunque asegura que él ni le conoce. Y vaticina: “Con la Red pronto no harán falta los partidos políticos”.

La tercera baza de la metamorfosis de DRY es un segundo congreso en Barcelona en otoño, al que “acudirá Beppe Grillo”.

Pero ni Internet ni el invento de Boggi salvan una contradicción esencial sobre la que se tambalean ambos movimientos: cómo hacer política desde la anti-política, desde la repulsa del sistema y sus mecanismos. El M5S, por “honestidad y coherencia”, no ha pactado ni con el centro izquierda italiano del Partido Democrático (PD) de Pier Luigi Bersani y Enrico Letta ni con el Pueblo de la Libertad (PDL) de Silvio Berlusconi que, en palabras de Di Battista, “son la misma cosa”. El gobierno italiano vive con un insólito gobierno de concentración de derecha e izquierda al borde del colapso permanente. El refrendado —con y sin Unicavox— programa de las 5 Estrellas no puede llevarse a cabo y los de Grillo, representados entre otros por Di Battista en la Cámara, se conforman con “evidenciar la mafia que reina en las instituciones”. En el caso de DRY y de su vocación de convertirse en “fuerza política”, se tragarán el sapo: “Si tenemos que entrar en unas instituciones en las que no creemos para cambiar las cosas, lo haremos. Luego nos iremos por donde vinimos. El fin último de DRY es dejar de existir, no ser necesaria”. Están dispuestos a morir matando (al sistema).

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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