La variada doctrina de las “mujeres de” y su responsabilidad
Los jueces no siguen una tesis común ante la alegación de ignorancia
“Como titular de la cuenta tuvo que conocer los ingresos sin justificación que registraba, así como las operaciones que efectuaba su esposo”, dice una sentencia condenatoria del Tribunal Supremo. “El simple conocimiento de que el cónyuge realiza actividades criminales, no extiende la responsabilidad al otro cónyuge”, dice otra, del mismo tribunal, absolutoria.
La doctrina de los tribunales respecto a la responsabilidad de las esposas y parejas de hombres implicados en causas delictivas es de lo más diversa pese a que la alegación más común es la ignorancia, el desconocimiento de lo que ocurría en su propia casa.
Antonia (nombre ficticio) era propietaria de un local que alquiló a su marido y administradora única de la sociedad que recibía ingresos del negocio del club de alterne que abrió su esposo en Santander. La mujer fue absuelta del delito de blanqueo de capitales tras alegar que desconocía las actividades de su marido.
Sin embargo, Carmen (nombre también ficticio) fue condenada por alzamiento de bienes después de que el juez rechazara su alegación de ignorancia ante la actividad ilícita de su esposo en el País Vasco, ya que “aparece como administradora única de la nueva sociedad hacia la que se desplazó el patrimonio”, tal como dicta la sentencia.
En algunos de los casos más sonados, la excusa del desconocimiento y las comparaciones también han servido de bien poco. “Soy como la infanta Cristina pero no tengo nada al 50% con nadie”, alegó Isabel Pantoja en el caso Blanqueo (derivado de Malaya) en su defensa y en referencia a la participación que la hija del Rey tiene con su esposo, Iñaki Urdangarin, en la sociedad Aizoon. Finalmente, en el caso de la tonadillera, el juez consideró condenable haber ocultado el origen y destino de unos fondos a sabiendas de su procedencia ilícita.
Pantoja y la esposa del exsocio de Urdangarin pidieron ser tratadas como la infanta Cristina
El dinero y el nivel de vida fueron “suficientemente reveladores para despertar, en cualquier persona normal, más que dudas sobre la licitud de origen”, fue uno de los argumentos en los que se sostuvo la acusación contra otra de las implicadas en el caso, Maite Zaldívar, que fue esposa del después novio de Pantoja, el exalcalde de Marbella, Julián Muñoz.
La comparación con el tratamiento a la Infanta, antes de que el juez Castro decidiera imputarla, también llegó de Ana María Tejeiro, la mujer del exsocio de Iñaki Urdangarin, Diego Torres, acusada por “apoderarse de fondos públicos”. Tejeiro exigió que se le aplicasen “miméticos argumentos” a los utilizados para la hija del Rey ya que también “ostentó la condición de administradora mercantil”, aunque no tomó “ninguna suerte de decisión de la que extraer su incriminación”.
Mato y la esposa de Bárcenas alegaron no saber qué hacían
“Todos los temas económicos los lleva mi marido”, alegó Rosalía Iglesias, esposa del extesorero del PP, Luis Bárcenas en su declaración ante el juez. “Confío plenamente en él y sé que todo está declarado en Hacienda”, añadió la imputada por un delito fiscal.
Otro de los casos relevantes ha sido el de la ministra de Sanidad, Ana Mato, cuya familia era agasajada por la trama Gürtel con viajes y otros regalos, según la policía. La ministra interpretó que exigirle explicaciones públicas era un intento de “responsabilizar a una mujer de lo que ha hecho un hombre”. “Si quieren pedir igualdad de derechos, han de aceptar la igualdad de responsabilidades”, resume Ángela Cerrillos, presidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themis.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.