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El último faraón cae en Soria

La Junta de Castilla y León para la “Cúpula de la Energía” de la “Ciudad del Medio Ambiente” El proyecto está valorado en 100 millones y se yergue junto al Duero sin un destino definido

Lo llaman la Cúpula de la Energía, pero bien podría ser la máquina del tiempo. Hasta este viernes, los obreros se afanaban para levantar siete edificios emblemáticos en un soto deshabitado junto al Duero en Soria. Los responsables de la Junta de Castilla y León defendían hace solo una semana la inversión de dinero público en un “complejo institucional” sin un fin claro. Sin embargo, el miércoles por la noche, el Gobierno regional decidió paralizar las obras por los recortes, aunque sigue adelante con el complejo industrial de la llamada “Ciudad del Medio Ambiente”, en la que ya ha invertido 52 millones de los 100 previstos de dinero público.

La Cúpula de la Energía representa una semiesfera blanca descompuesta en 10 bloques. Iba a ser el “campus institucional” de la Ciudad del Medio Ambiente de Soria, un proyecto mucho mayor que incluía 800 chalés, hoteles, zonas deportivas, un polígono industrial... Todo sostenible y ecológico. Lleno de paneles fotovoltaicos, calefacción con biomasa, diseños bioclimáticos y reciclaje.

La idea era “integrar un nuevo núcleo urbano en el medio natural”, según Nicolás Alonso, gerente de la Ciudad del Medio Ambiente. Los aparcamientos semienterrados tienen punto de carga eléctrica en cada una de las 709 plazas de garaje. El año pasado en España se vendieron 484 coches eléctricos, por lo que casi toda la flota del país podría acudir a Soria a repostar sin problemas. Las obras están en el municipio de Garray, a seis kilómetros de Soria capital, en un terreno pantanoso, con una fresneda y en el que crían las cigüeñas.

El proyecto original de la Junta de Castilla y León era construir “una cúpula” temática en cada una de las provincias que atraviesa el Duero. La obra fue impulsada por la soriana María Jesús Ruiz, entonces consejera de Medio Ambiente y vicepresidenta regional y hoy senadora por el PP, según todos los consultados.

Mientras las obras de la Ciudad de la Cultura de Galicia están paralizadas y la de la Artes en Valencia languidece, el empeño de la Junta de Castilla y León permitió salvar hasta ahora los recortes de gasto público. “Ya costaría más paralizarlo que continuar con ello. Hay una serie de compromisos que prácticamente nos obligan a continuar”, explicó el pasado 18 de abril Nicolás Alonso.

El director general de Calidad y Sostenibilidad Ambiental de la Junta, José Manuel Jiménez Blázquez, coincidía entonces: “Hemos paralizado y ralentizado una parte, pero parar una obra no es tan sencillo ni tan barato. ¿Qué va a ocurrir en seis meses o un año? No lo sabemos”. No hubo que esperar un año. Este viernes, Jiménez Blázquez avisó a este diario de la decisión del Consejo de Gobierno del día anterior. “Me avisaron de que paralizamos temporalmente las obras de la Cúpula de la Energía y destinamos el dinero a acabar el suelo industrial”.

Los siete edificios de la Cúpula de la Energía tenían un destino vago. El consorcio aseguraba que habría un centro de congresos, uno de formación de profesores, otro de formación en biomasa, un tercero de energía eólica y que acudirán allí a instalarse empresas de software que no podían desvelar. Las cúpulas costarán unos 20 millones, de las que ya hay un tercio construido. Al final no serán 10 gajos, sino siete, lo que bajó el presupuesto en 10 millones. Quedan los cimientos de los otros tres bloques.

Sin embargo, es muy difícil imaginar cómo se iba a dar contenido a tanto edificio. Javier Díaz, presidente de la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa, admite que firmaron un convenio para instalar allí un centro de formación, pero matiza: “Pensamos ocupar una pequeñísima parte de una planta de uno de los edificios. Necesitamos una sala para clases, una pequeña biblioteca y un pequeño taller”. Más una academia que un edificio de ocho plantas. Algo parecido explica la Asociación de Promotores de Energía Eólica de Castilla y León, que recuerda que a sus cursos van 25 personas.

Alonso, ingeniero industrial, pasea en el todoterreno por las calles sin asfaltar, pero ya con las canalizaciones, fibra óptica incluida. A este lado dice que irán las viviendas, aunque solo se ve un terreno vacío. Más allá va “el campus industrial”, y en otra punta, el “campus arqueológico”. A la pregunta de si sabe ya qué promotor inmobiliario va a acudir a construir las 788 viviendas o de dónde van a salir los 4.000 habitantes —el 10% de la capital de la provincia— que sobre el papel van a vivir y trabajar en la ciudad, admite que en este momento no hay una respuesta para eso. Sí se ve una planta de biomasa de la empresa Gestamp que empezará a funcionar en octubre gracias a las primas a las renovables que se pagan en el recibo de la luz. La inversión prevista por la Junta de Castilla y León, del PP, es de unos 100 millones de euros, de los que admite haber dispuesto más de 52.

Las obras de los siete edificios se levantan en mitad del campo

El proyecto tiene apoyos en Soria por la inversión que supone, pero también críticas. Luis Giménez, arquitecto y miembro del grupo ecologista Asden, lleva una larga pugna contra la inversión: “Lo construyeron en suelo no urbanizable especialmente protegido. Nos oponíamos por razones ambientales, porque es una de las dehesas mejor conservadas, pero ahora es que no tiene sentido económico ni social alguno. Es un proyecto faraónico y la gente que conozco del PP no es capaz de decirme por qué la Junta está tan empeñada en esto”.

Para evitar que los ecologistas recurrieran a la justicia, el PP aprobó una ley en las Cortes regionales que amparaba la construcción de la Ciudad del Medio Ambiente. Así, la Junta se aseguraba que la justicia no tumbaría su plan como había hecho antes en Las Navas del Marqués (Ávila). El resultado es un extraño texto legal: 248 páginas, en las que incluso se fijan los metros de los viales o los kilovatios de las bombillas.

El PSOE recurrió la ley al Tribunal Constitucional —la única instancia que puede actuar sobre una ley— en 2007, pero el fallo no ha llegado. Y puede tardar. Los ecologistas han recurrido, sin éxito, desarrollos normativos de esa ley. “De cualquier manera, salga como salga, esto no tiene marcha atrás”, razonaba el gerente ante las grúas. Los 50 obreros no daban crédito a su suerte. Creían tener trabajo garantizado durante más de un año, aunque este viernes la empresa les comunicó el parón.

La oposición a la Ciudad del Medio Ambiente crecía porque la Junta renunció en octubre a la segunda fase de las obras de ampliación del hospital de Soria, presupuestadas en 34 millones. Este año destinó 11 a la Ciudad del Medio Ambiente, lo que la convierte probablemente en la mayor inversión de la Junta en la comunidad. “Si hubieran preguntado, la gente habría elegido el hospital”, opina Giménez, que no entiende que construyan suelo industrial cuando hay polígonos vacíos en Soria.

En Soria están habituados al paisaje de la Cúpula de la Energía, pero a quien llega de fuera le llama la atención el edificio futurista en mitad del campo. Juan López de Uralde, ecologista y líder de Equo, cuenta la sorpresa que se llevó al acudir a Soria hace unos meses a presentar un libro y preguntar cómo estaba la Ciudad del Medio Ambiente. “Le había perdido la pista y pensé que, como tantos proyectos, estaría paralizado. Me llevaron a verlo y aluciné: es como Blade runner en la fresneda”.

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