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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Gürtel, estación de salida

En la lista de Bárcenas hay donaciones de una quincena de constructores nunca investigadas

Guerra de bólidos entre los jueces de la Audiencia Nacional Pablo Ruz y Javier Gómez Bermúdez. ¿Pero en qué dirección? No debe importar qué juez lo lleve a menos que derive la instrucción a destinos distintos. O a la nada. ¿Por quién apostamos? Si todo el PP arremete contra Gómez Bermúdez, lo natural sería apostar por él a ojos cerrados. ¿Si el árbitro es visto con simpatía por su equipo rival, lo querría para pitar su partido? ¿Querría un exmilitante de las juventudes socialistas para investigar los ERE? El PP siempre vio como mal menor a Ruz. Ni un juez incontrolable de Plaza de Castilla, ni Gómez Bermúdez, la bestia negra del PP desde el juicio del 11-M. Ruz. ¿Y qué hay que hacer para que Ruz logre la causa? Irle soltando miguitas para que encuentre el camino. Un día en un prolijo informe sobre la comisión rogatoria de Suiza sobre Bárcenas se incluye un párrafo que nada tiene que ver con sus cuentas opacas: la declaración notarial del extesorero en diciembre de 2012 donde daba fe de que siempre controló los donativos y los pagos en su partido.

Fuera una obviedad o una amenaza del extesorero en vísperas de conocerse su fortuna oculta, la UDEF oportunamente se lo entregó a Ruz. Ya tenía un peldaño hacía la conexidad entre Gürtel y los papeles de Bárcenas que tantos autos le costó ver. Más tarde, cuando ya peligraba perder el control de los papeles de Bárcenas, la UDEF acudió de nuevo en su socorro: algunos pagos reflejados (Alfonso García Pozuelo y Pablo Crespo) en las cuentas de Bárcenas tenían reflejo en la documentación intervenida en Gürtel. Ahora, Anticorrupción, para apostar por dejar el caso Bárcenas en manos de Ruz, añade cuatro indicios más. Cuatro miguitas más de conexidad. La lástima es que lo hace con cuatro donaciones de escasa entidad (en total apenas 160.000 euros) y que las cuatro se hacen a través de personajes ya muertos políticamente e imputados, Jesús Sepúlveda y Luis Bárcenas. Bastará con que lo nieguen para llegar a un punto muerto.

Estos últimos datos salen del cotejo de las cuentas oficiales del PP con las pesquisas de Gürtel que Anticorrupción, de facto, ha sumado. Es un paso adelante, pero ¿en qué dirección? Porque lo que se espera ver no son las coincidencias de Gürtel con las cuentas oficiales del partido, sino las similitudes que estas guardan con los apuntes contables de Bárcenas, que tenían una doble pata: donaciones de constructores y pagos a dirigentes. Y de eso aún no hay noticia. Se pueden explotar al máximo la media docena de coincidencias ya advertidas entre donaciones registradas en Gürtel, la contabilidad oficial y los papeles de Bárcenas, pero hay que salirse de este estrecho marco. Porque en el listado de Bárcenas había una quincena de constructores donantes con sumas tan notables como opacas nunca investigados en Gürtel. Por tanto, la investigación debe partir de cero. No son Gürtel. Pero la paradoja es que Ruz cree que “los denominados papeles de Bárcenas no son más que la constatación parcial de una manifestación más de los hechos investigados en el caso Gürtel”. Pero es al revés: Gürtel es una vía colateral de la financiación ilegal central e histórica que apuntan los papeles de Bárcenas.

Hay que recordar varias cosas: los papeles se remontan a los años 90, una década antes de que se sientan los efectos vampirizadores de Correa y los suyos. Su red fue alejada ya desde 2004 a la periferia del PP, Madrid y Comunidad Valenciana, donde dejaron serios indicios de financiación irregular. Por tanto, el núcleo duro, la presunta financiación irregular de Génova 13, está intocado por ninguna investigación entre los años que desnuda Bárcenas: 1990 a 2008. Ni las donaciones que pinta, ni los sobresueldos que dibuja salidos de su tesorería han sido fiscalizados por ninguna unidad policial ni judicial. Tanto si lo asume Ruz como si lo hace Gómez Bermúdez, deben dejar atrás Gürtel. El espinoso camino es no solo pedir lo obvio, que comparezcan los empresarios bajo sospecha, los extesoreros, las finanzas públicas del PP o los datos de Hacienda, sino rastrear todo movimiento contable de las firmas, el testimonio de los empleados de tesorería de unos y otros, los flujos de entregas del partido por cualquier vía, las cuentas de los dirigentes del PP (no su declaración de Hacienda, y menos su resumen).

En una investigación sobre los papeles de Bárcenas carente de registros y de pinchazos ya se llega tarde, pero, al menos, debería saberse hasta el último detalle de cada pago recibido o hecho por el partido (en efectivo, transferencia, cheque...) y cómo ha podido tener su reflejo en el patrimonio o modus vivendi de cada alto cargo (movimientos de cuenta, gastos...). La transparencia es dura. Pero la sospecha es implacable. Y si se superan todas estas zanjas, queda la última: a cambio de qué pagaron los constructores. Prevaricación es adjudicar contratos a cambio de cohechos. Esta es la parte que más contamina, la que más teme la cúpula popular. Una donación irregular siempre se puede achacar a la fontanería incontrolada de Bárcenas. Pero el que cobra un sobresueldo irregular no puede culparle al extesorero. Aquí no vale la doctrina “esto lo llevaba mi marido”.

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