Yolanda Barcina salva su liderazgo en UPN por solo 76 votos de diferencia
El congreso del partido regionalista se divide tras la crisis de las dietas de Caja Navarra
Yolanda Barcina logró ayer la victoria más costosa de su carrera. Tras una semana, que reconocía como “la más difícil de su vida política”, la presidenta navarra se imponía por 871 votos frente a 795 al hasta ayer vicepresidente de Unión del Pueblo Navarro, Alberto Catalán. Pese al estrecho margen, el 52 por ciento, el sector afín a Barcina se hace con el control de todos los puestos de dirección. El alcalde de Fustiñana, José Antonio Sola, será el nuevo vicepresidente y el regidor de Noain, Oscar Arizcuren, se encargará de la secretaría general. Además, la reelegida presidenta cuenta con una amplia mayoría de los miembros de la comisión ejecutiva.
Barcina, que había reconocido que una derrota en el congreso de su partido dejaría en franca debilidad al ejecutivo foral, llamó en el discurso de clausura de la asamblea regionalista a la unidad. “Hay que dejar atrás esta amarga convulsión y mirar hacia delante; todos somos UPN” proclamó Barcina, que ha ofrecido un puesto en la ejecutiva a su rival, Alberto Catalán, cuyos partidarios han quedado fuera de los principales puestos directivos de la formación. La victoria de Yolanda Barcina viene acompañada de la llegada al aparato directivo de muchos cargos que no habían ocupado responsabilidades internas y relevan a los que han sido las caras visibles de UPN durante la última década con Miguel Sanz, el ex presidente foral, al frente. Junto a Catalán, sale de la dirección también el portavoz parlamentario Carlos García Adanero y otras voces críticas con la línea de Barcina al frente del partido y del ejecutivo navarro.
Un visiblemente emocionado Alberto Catalán reconoció la derrota, pese a que sus apoderados pidieron la repetición del recuento por un descuadre entre el número de papeletas y el de afiliados que habían votado, que finalmente se quedó en 6 sufragios más que los votantes registrados y la mesa del congreso atribuyó al sistema informático con el que iniciaron la votación y que tuvo que ser sustituido por un fallo. Catalán se mostró dispuesto a colaborar con Barcina. “Donde me digan estaré, sobre todo a la hora de sumar y de trabajar por Navarra”, señaló al finalizar el recuento. Preguntado por si volverá a intentar alcanzar la dirección de UPN, el candidato perdedor afirmó que “nunca se sabe” y entre lágrimas señaló que el partido “se merece todo”.
En la ejecutiva seguirá, sin embargo, Miguel Sanz, por prescripción estatutaria. Ayer dejó entrever su descontento con la presidenta y cuestionó su intención de renovar el partido. "¿Por qué Barcina es futuro y no pasado? No lo entiendo”, proclamó el ex presidente, que sigue teniendo un peso importante entre la afiliación regionalista. No obstante, Sanz rechazó que el partido pueda salir más dividido de este congreso, “una vez se recuperen las confianzas”.
Precisamente un episodio iniciado en la época de Sanz como cabeza del gobierno ha marcado los días previos al cónclave regionalista. Las cuantiosas dietas recibidas por cargos públicos de UPN y PSN en Caja Navarra dentro de un órgano sin función ejecutiva han cosechado numerosas críticas e incluso llevaron a la Junta de Portavoces del Parlamento a pedir la dimisión de la presidenta por su participación en ese sistema.
Barcina insistió, sin embargo, en llamar al acuerdo al PSN, con quien gobernó en coalición hasta junio pasado, cuando expulsó a los 3 consejeros socialistas. La presidenta, afirma ahora que se “empeñará” en recuperar el diálogo porque “UPN sale en mejor disposición” tras su congreso. Desde el PSN constatan que “sigue habiendo poca confianza” en Barcina, pero reconocen que el escenario de una moción de censura contra ella es “inviable” porque dependería de un acuerdo con Bildu.
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