Tres barones del PP pugnan con Arias Cañete por la política de agua
Cospedal logró que se retirara del BOE el plan de la cuenca del Tajo El Gobierno recupera al ideólogo del Plan Hidrológico para negociar con Fabra y Valcárcel
La unanimidad de color político en la Comunidad Valenciana, Murcia, Castilla-La Mancha y en el Ministerio de Medio Ambiente no ha enterrado del todo la guerra del agua. Sí la ha silenciado. Las discrepancias sobre el plan de la cuenca del Tajo —esencial porque regula el abastecimiento de Castila-La Mancha y Madrid y de Alicante y Murcia a través del trasvase— llegó incluso a que Medio Ambiente parara la publicación de un plan que ya estaba enviado al Boletín Oficial del Estado, según fuentes próximas a las negociaciones. Los tres barones pugnan con el ministerio para defender sus intereses. Oficialmente, el departamento que dirige Miguel Arias Cañete niega las tensiones; afirma que hay decenas de reuniones para buscar el consenso, y que en dos semanas habrá un plan, que debería haber estado hace años y que llega tarde por el Ejecutivo socialista.
Los planes de cuenca son complejos documentos técnicos que regulan los usos del agua. Su revisión debía estar lista a final de 2009, pero el Gobierno anterior no aprobó los más polémicos con el argumento de que la bronca política impedía el consenso. La clave está en los ríos Tajo y Segura, conectados por un trasvase que ha sido criticado en la cuenca cedente.
La obra abastece a 79 municipios de Alicante y Murcia y permite regar miles de hectáreas de rentables frutales. Por eso es clave políticamente en las tres regiones. El PP fraguó su amplia mayoría en Murcia y Alicante gracias, en parte, a la defensa del trasvase. Y Cospedal ve cómo la oposición socialista le reclama la reivindicación del Tajo, que por Toledo pasa contaminado y con poca agua.
Las condiciones de los últimos años no ayudan al consenso. El curso hidrológico 2011-2012 fue el más seco de la serie histórica, que comenzó hace un siglo.
La revisión de los planes busca, entre otras cosas, mejorar el estado ecológico de los ríos. Así lo manda Bruselas. El anterior Gobierno, del PSOE, alegó ante la Comisión Europea que era imposible poner de acuerdo a las comunidades afectadas y solo aprobó los planes menos conflictivos. La respuesta de la Comisión fue que si Europa había logrado poner de acuerdo a 14 Estados con el Danubio no podía ser tan difícil el pacto en Júcar y Tajo. “España debe acabar con las guerras del agua entre regiones”, declaró en noviembre en Madrid el comisario europeo de Medio Ambiente, Janez Potocnik. Un mes antes, el Tribunal de la UE condenó a España por el retraso, algo que puede acarrear una multa millonaria.
El ministerio se ha comprometido ante Bruselas a tener los planes aprobados a final de año, pero para eso ya debían estar listos. Obligatoriamente hay un periodo de seis meses de alegaciones.
A principios de año, Cañete se reunió en Toledo con Cospedal, Fabra y Valcárcel y sus consejeros responsables de agua, según fuentes del sector. En la negociación ha aparecido una persona sin cargo. Se trata, según dichas fuentes, de Francisco Cabezas, director del Instituto Euromediterráneo del Agua en Murcia e ideólogo del Trasvase del Ebro con Aznar. Ese Plan Hidrológico, de 2001, logró el apoyo de Cataluña, Castilla-La Mancha, Valencia y Murcia y Cabezas recibió el encargo de ayudar a deshacer el nudo.
Liana Ardiles, directora general del Agua, no lidera la negociación, según estas fuentes. Ardiles llegó al cargo en septiembre tras la destitución de Juan Urbano.
Un portavoz del ministerio insiste, en cambio, en que es ella quien pilota las negociaciones y lamentó el retraso del Gobierno socialista en aprobar los planes de cuenca. Afirma que el plan está solo pendiente de detalles que se perfilan en decenas de reuniones. Fuentes del Gobierno valenciano dicen que no hay tensión, sino que faltan detalles técnicos. Otra fuente destaca la influencia que Cabezas tiene en Murcia.
El caso lleva más de un año en negociación con sordina, ya que la orden a los implicados es la de guardar silencio. Castilla-La Mancha ya no recurre a los tribunales los periódicos trasvases.
A principios de mes, el ministerio creyó tener ya el nuevo plan con el visto bueno de Cabezas. Incluso llegó a mandar al Boletín Oficial del Estado el anuncio de que salía a exposición pública y así fue comunicado al sector. A última hora, Cospedal logró retirarlo del BOE por la discrepancia con los caudales ecológicos en Aranjuez y Talavera. Cuanto mayores sean estos caudales, menos agua habrá para trasvasar.
Sí está cerca el acuerdo sobre la reserva de agua en los embalses de Entrepeñas y Buendía (Guadalajara), de los que parte el trasvase. Actualmente, cuando llegan a 240 hectómetros cúbicos se cierra el trasvase y el nuevo plan puede elevar esa reserva para Castilla-La Mancha a 400 hectómetros cúbicos pero en unos años.
Este diario intentó ayer, sin éxito, contactar con Cabezas, que ha defendido los trasvases del Tajo y el Ebro, algo fuera de la agenda por los recortes y porque el PP gobierna en Aragón con el antitrasvasista Par.
Al comenzar la legislatura, Cañete ya temía que el agua fuese su mayor quebradero de cabeza y no veía con malos ojos que pasara a Fomento. Anunció que recentralizaba la gestión del agua al rebajar de rango las confederaciones hidrográficas, pero el poder de los barones sigue ahí. Con su política de pasar bajo el radar, el ministro ha llegado a ser el mejor valorado, según el CIS. Por el momento ha conseguido mantener también el agua en un segundo plano.
Los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Tajo hace tiempo que tienen terminado el plan. Tanto, que la anterior presidenta, la socialista Mercedes Gómez, colgó en la web en 2011 un borrador que consideraba el trasvase “inviable” por la caída de las aportaciones, el aumento del consumo en la cuenca y la mejora del caudal ecológico. El Gobierno del PSOE lo retiró de la web e hizo que Gómez asumiese el error de publicarlo. En Castilla-La Mancha mirarán con lupa los cambios.
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