“Mis sentimientos son asépticos, pero podríamos hacer negocios”
Victoria Álvarez, examante de Jordi Pujol Ferrusola, le presionó con correos electrónicos en 2010 Pretendía cobrar comisiones por un negocio en México
“En estos momentos, mi situación y sentimientos hacia ti son asépticos totalmente. Aunque pienso que en el tema de negocios podríamos hacer cosas beneficiosas para ambos”. En junio de 2010, Victoria Álvarez escribió un correo electrónico en esos términos al que dos años antes había sido su amante, Jordi Pujol Ferrusola. Apenas un mes después de esa comunicación, Álvarez se reunió para comer con la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, para explicarle que el primogénito de los Pujol se dedicaba al blanqueo de capitales.
El tráfico de correos electrónicos entre Álvarez y Pujol a lo largo de 2010 pone en entredicho algunas de las manifestaciones de la mujer, que dijo sentirse atemorizada por su examante y haber recibido malos tratos. Los correos reflejan que Álvarez presiona a Pujol para que le abone una comisión por haberle presentado a un empresario catalán con el que iban a participar en una inversión millonaria en México relacionada con unas centrales hidroeléctricas.
El 7 de julio —el mismo día en que se entrevistó con la dirigente popular en el restaurante La Camarga—, Álvarez escribe de nuevo a Pujol: “He intentado hablar contigo y primero te has escaqueado y ahora te escondes. ¿Quieres decir que te he dado un negocio en el que vas a ganar un montón de pasta y me vas a robar mi comisión?”. La mujer exige llevarse “entre un 2,5% y un 10%” de comisión sobre los beneficios que dé el proyecto. El empresario que aparece en los correos como posible socio se opone y subraya, en un correo enviado a Pujol: “Su trabajo ha consistido, exclusivamente, en facilitarnos tu teléfono”.
Al final, el primogénito de los Pujol acepta abonarle el 1% de su propia comisión, “pero solo por estas minicentrales”, en alusión a las hidroeléctricas. Las conversaciones se suceden a lo largo de 2010 y revelan que el proyecto de México, por desacuerdo entre los distintos implicados, no llegó a cerrarse.
En su declaración inicial ante el Cuerpo Nacional de Policía, el pasado diciembre, Álvarez remarcó que Pujol había invertido en negocios millonarios en la construcción y la gestión de casinos en México. No mencionó, sin embargo, que ella aparece como intermediaria y máxima interesada en obtener un beneficio económico por haber puesto en contacto a ambas partes. En julio de 2010, la mujer afea a Pujol que la haya apartado del negocio: “Me has echado de una forma muy fea. Pero todo para ti. No me van nada estas situaciones (...) Nunca me hablaste de más gente porque antes no existía y después has metido a quien te ha parecido bien y les has prometido mi comisión”. Y acaba el correo con un “¡¡Viva España y Viva la Roja!!”.
Pujol responde a su examante de forma escueta y, en ocasiones, busca el apoyo del empresario para solucionar el asunto de la comisión. La mujer insiste una y otra vez y lanza veladas amenazas: “Ya te vale la putada que me estás haciendo. Eras tú el que me iba a ayudar con negocios a salir del bache que sabes que tengo. Encima te doy un negocio muy bueno para ti y te quedas mi comisión... Es acojonante y la putada más grande que me han hecho en la vida”. El correo, fechado el 29 de julio, acaba con una advertencia: “No sé cómo he podido estar tres años con un tipo como tú. La vida da muuuuchas vueltas. Arrieritos somos y en el camino nos encontraremos”, le espeta.
Tras las vacaciones de verano, la mujer vuelve a la carga: “Te he dado un negocio en el que vas a ganar mucho dinero. Reflexiona con tranquilidad, y hablemos con calma del negocio”. La mujer le pide ayuda porque está pasando una situación angustiosa: “He tenido que ponerme a trabajar de azafata en La Maquinista y Glòries [dos centros comerciales de Barcelona] y en los súper vendiendo promociones. Por eso, te ruego, ya que es bastante deprimente todo, que me dejes tus temas claros”.
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