“Soy consciente de que soy un eslabón de una cadena en la que el objetivo son otros”
El empresario dice que paga 38 millones anuales a más de 2.000 empleados
“Soy consciente de que soy un eslabón de una cadena en la que el objetivo son otros”. Arturo Fernández, que se dedicó prácticamente todo el día de ayer a salir al paso de la información sobre el pago en dinero negro, se refiere a su estrecha amistad con Esperanza Aguirre y el sucesor de esta, Ignacio González, cuya esposa, Lourdes Cavero, es su segunda en la patronal madrileña CEIM, que preside desde 2007.
En todo caso, Fernández niega tajantemente que “la generalidad de los pagos haya sido o sea en negro”, aunque admite que “pudo haber alguna irregularidad”, por horas extraordinarias y algunos bonus. Motivo este por el que ha pedido a la Inspección de Trabajo una investigación “para que lo aclare”. “Pago más de 38 millones de euros al año en nóminas, en su mayor parte por transferencias bancarias. No he hecho ningún ERE, eso que las paso canutas, y no me consta ninguna denuncia en más de 40 años”, añade el presidente de CEIM, que también lo es de la Cámara de Comercio de Madrid y vicepresidente de la CEOE.
El Grupo Arturo Cantoblanco da empleo a 2.050 trabajadores (llegó a acercarse a 4.000) y distribuye comidas a diario en 90 establecimientos, entre ellos algunas sedes sindicales, la Asamblea de Madrid, el Congreso de los Diputados y el Ministerio de Economía. Precisamente por esto, los grupos de la izquierda pidieron ayer que se cancelen los contratos o que se explique en la Asamblea. “Que viva del BOE es una leyenda, la mayor parte de mis clientes son privados”, dice.
Arturo Fernández pertenece a la tercera generación de una estirpe empresarial que comenzó su abuelo, arcabucero de Alfonso XIII y fundador de una armería en León que trasladaría a Cantoblanco (Madrid). El nieto, nacido en 1945, expandió el negocio desde ese cuartel general, donde practica el tiro, cuenta con una colección de más de 140 coches antiguos y otra de más de 25.000 botellas, iniciada con la adquisición del Museo Chicote. También tiene varias piezas de caza mayor, y, aunque pocas proceden de su escopeta, es muy aficionado a la caza, pasión compartida con Gerardo Díaz Ferrán, del que fue muy amigo y del que ahora prefiere no hablar por los préstamos que no le ha devuelto.
Alineado con las tesis liberales, es firme defensor del copago sanitario, el abaratamiento del despido y la limitación del derecho de huelga. Eso no le impide tener buenas relaciones con los sindicatos. Además de economista, es piloto y aficionado del Atlético, aunque es asiduo al palco del Madrid. “No es de ideologías, es de negocios”, dice un allegado.
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