Cerca de un millar de manifestantes se concentran ante la sede del PP en Madrid
Los asistentes exigen la dimisión de Rajoy y lanzan gritos contra su partido y contra el sistema
Hartazgo. Cansancio. Indignación. Cabreo. Los cerca de 1.000 ciudadanos que, según cálculos de este diario, se han concentrado en los aledaños de la sede nacional del Partido Popular (PP), cerca de la calle de Génova de Madrid, compartían su rechazo hacia el contenido de la información publicada por EL PAÍS. Los papeles secretos del extesorero Luis Bárcenas son una gota más en el vaso de la irritación ciudadana.
Los concentrados, convocados mediante redes sociales, han permanecido en la plaza de Alonso Martínez, próxima a la sede del PP, ya que Génova 13 ha quedado blindada por varias decenas de policías. Entre gritos de protesta contra el sistema ("lo llaman democracia y no lo es") y contra el PP ("ladrones"), han exigido la dimisión del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y de la cúpula del PP. "Nuestro presidente es un delincuente", se ha repetido en la calle.
La policía interrumpió a las siete y media de la tarde el tráfico a la altura de la plaza de Colón y de Alonso Martínez, principio y fin de la calle de Génova, por lo que esta ha quedado vetada al tráfico. Solo los periodistas han podido recorrerla.
Solo unos 50 afectados por el escándalo de las preferentes, han podido expresar su rabia frente a la sede de los populares ya que habían llegado al bastión del PP a las las siete de la tarde, cuando aún se permitía a los ciudadanos atravesar la calle madrileña. Unos 40 minutos después, también ellos han debido abandonar el "perímetro de seguridad" fijado por la policía.
El grueso de la manifestación se ha dispersado hacia las diez de la noche, después de que un grupo de ciclistas indignados cortaran la calle de Sagasta en dirección a Alonso Martínez, donde permanecieron unos treinta minutos. En la hora siguiente, apenas una treintena de rezagados, alguna sentada colectiva, el eco de los gritos de protesta, un par de tiras y afloja entre policía y manifestantes y hasta una suerte de baile al aire libre después de que un coche enchufara sus altavoces en plena noche. Pasadas las once y media la calzada ha quedado abierta a la circulación.
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