El Gobierno cree que Mas “pierde el tiempo”, pero esperará para recurrir
Santamaría: “Lo que hace no se puede hacer. Nada que negociar fuera de la ley”
Con el País Vasco ya en un segundo plano, ante la ausencia de terrorismo, el Gobierno es muy consciente de que Cataluña será el eje del debate político durante muchos meses. Es un asunto que ha llegado para quedarse, según asumen en La Moncloa. Y va a tener muchos pasos, cada uno más grave que el anterior. El presidente, Mariano Rajoy, ha optado por una estrategia clara: no tomará la iniciativa, esperará a que se muevan CiU y ERC. Y en esa línea, de acción y reacción, fijó ayer la posición Soraya Sáenz de Santamaría, que estuvo dura en las palabras contra Artur Mas, pero sin anuncio de ningún tipo de medidas de momento.
Gobierno y Generalitat parecen más bien en la fase inicial de una larga partida de ajedrez. CiU y ERC han decidido promover, como recogía su acuerdo de Gobierno, una declaración de soberanía en el Parlamento catalán . La vicepresidenta Sáenz de Santamaría respondió ayer con contundencia y un tono de amenaza: “Como Gobierno, haremos cumplir la Constitución y las leyes. Ningún tratado internacional respeta este tipo de declaraciones. En democracia no existe legitimidad sin respeto a la legalidad. Si las instituciones catalanas no la respetan este gobierno hará cumplir la ley”.
Después, y ante varias preguntas de los periodistas, la vicepresidenta se lanzó a la yugular política de Mas, con quien el Ejecutivo está muy molesto: “El pueblo de Cataluña ya ha hablado otras veces, en especial cuando votó la Constitución y los resultados fueron muy claros [una aprobación mayoritaria]. Y el pueblo de Cataluña ha hablado en las elecciones y ha dicho que no le merece tanta confianza en votos el promotor de esta iniciativa. El fracaso político de Artur Mas no puede suponer este agotamiento en tiempo y dinero de los catalanes”.
Palabras muy duras que se repitieron una y otra vez. De hecho el PP, con tono incluso más duro que el de la vicepresidenta, está en plena campaña contra Mas. La secretaria general, Dolores de Cospedal, llegó a calificar de “ruin” la actitud del presidente de la Generalitat. Sin embargo, a la hora de la verdad, el Gobierno espera a que Mas mueva más fichas. En el Ejecutivo hay muchas dudas de que se pueda recurrir al Tribunal Constitucional una simple declaración de soberanía, que va a ser el primer paso. Porque en principio no tiene consencuencias jurídicas. El ala más conservadora del PP presiona a Rajoy para que actúe ya. Pero el presidente parece haber optado por una vía más parecida a la que tomó José Luis Rodríguez Zapatero en su día —y que Rajoy criticó mucho entonces— con el plan Ibarretxe: esperar a que se tome una decisión real, como convocar una consulta, para recurrirlo al Constitucional, o esperar incluso que se lleve al Congreso alguna iniciativa para tumbarla allí. Claro que CiU y ERC también han aprendido la lección de Ibarretxe, que poco después de la derrota en el Congreso acabó desdibujado, sin plan, y fuera de la política.
Sáenz de Santamaría evitó en todo momento explicar qué medidas tomarán y sobre todo comprometerse a recurrir al Constitucional en cuanto se apruebe esta declaración soberanista. No es esta la estrategia del Ejecutivo, sino la de ganar todo el tiempo posible, como le gusta a Rajoy, para ver si en el camino el pacto CiU-ERC, como espera el Gobierno, comienza a deteriorarse.
A pesar de su dureza verbal, Sáenz de Santamaría mantuvo la línea de Rajoy, esto es, que el Gobierno está dispuesto al diálogo. Eso sí, siempre que CiU y ERC se olviden de su consulta. “El Gobierno tiene voluntad de acuerdo pero no podemos negociar con la Constitución o fuera de la ley. Todo lo que quieran hablar dentro de la Constitucion estamos abiertos”, aseguró. Sáenz de Santamaría trató de debilitar la posición de Mas apelando a los parados. “¿Por qué gastan tiempo y dinero en iniciativas que no pueden prosperar, que no pueden ser objetivo de negociación con el gobierno? Si yo estuviera en el paro en Cataluña y viera que la preocupación es otra, pensaría a lo mejor que si he dejado de votar a alguien es que he acertado en dejarle de votar”. “Primum vivere”, remató en todo indignado, en referencia al “primero vivir, después filosofar” en latín. “Lo que están haciendo no se puede hacer”, insistió para consolidar la idea de que están perdiendo el tiempo.
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