Interior sigue sin saber de dónde salió el supuesto “borrador” policial
El documento no está en el expediente, y el ministerio sospecha que ha sido elaborado a partir de datos de materiales de distinta procedencia, incluyendo denuncias anónimas
El Ministerio del Interior asegura que el supuesto borrador de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía que pone bajo sospecha de haber cometido graves delitos de corrupción a dirigentes de Convergencia i Uniò —entre ellos el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y el expresidente Jordi Pujol—, y sugiere que se enriquecieron de forma ilícita a través de las comisiones del Palau de la Música, es “irregular”. No consta como parte de la investigación y, según Interior, ayer aún se desconocía su autor. Es un documento que podría haber sido elaborado de forma extraoficial solo para filtrarlo a un medio de comunicación, según indica un portavoz del ministerio. El diario El Mundo ha ido desgranando dicho borrador desde el viernes, nueve días antes de que se celebren las elecciones catalanas, razón por la cual Mas acusa al Gobierno de haber cometido un delito electoral; de tratar de condicionar las elecciones con un informe, según él, inventado.
El documento, según la versión del Gobierno, no existe oficialmente. Interior, sin embargo, hace un quiebro: admite que es irregular, pero dice que la mayor parte de sus afirmaciones están en “material disperso” acumulado en investigación del caso Palau. ¿Cuál es este material? Por un lado, cuatro informes judicializados entre noviembre de 2001 y mayo de 2012. Pero estos informes, incorporados al sumario, no incluyen acusaciones contra Mas, su padre o Pujol, principal novedad del borrador fantasma del que ni la Policía ni Interior se hacen responsables. Por lo tanto, ¿en qué material se basa esta denuncia en concreto? Según Interior, en otros papeles de la investigación: minutas policiales, escritos anónimos y papeles de confidentes, entre otros.
La investigación judicial sobre el caso Palau nació por el desfalco que presuntamente perpetraron el presidente de la Fundación, Fèlix Millet, y su mano derecha, Jordi Montull, cifrado en 24 millones de euros, según el informe de Hacienda que obra en el sumario. Más tarde se abrió una pieza separada ante los indicios de que parte de esos fondos se habían desviado a Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) vehiculando los pagos a través de su fundación, la Ramon Trias Fargas.
Los informes oficiales de la Policía y los complementarios de Hacienda hablan de los indicios de financiación irregular del partido y acusan a algunas empresas, especialmente a la constructora Ferrovial, de haber pagado comisiones por obras públicas al Gobierno de Pujol. Ferrovial, presuntamente, habría abonado grandes sumas al Palau en concepto de mecenazgo, dinero que en realidad servía para pagar las comisiones por obras como la Ciudad de la Justicia o la línea 9 del metro. El Palau de Millet hacía de intermediario en esos pagos, que representaban el 4% del importe de adjudicación. El reparto se hacía de la siguiente manera: 2,5% para el partido y el 1,5% restante para Millet, Montull y colaboradores.
El informe oficial de la UDEF que detallaba esa presunta financiación irregular fue el último presentado ante el juez en mayo, y gran parte de su contenido se había publicado. Desde entonces, el magistrado no ha pedido nuevas diligencias a la policía ni se le han presentado de oficio. Los documentos judicializados no acusaban a los “líderes políticos” de CDC ni a “sus familiares directos”.
Pero, según el borrador policial fantasma, el reparto del 1,5% para Millet, Montull y colaboradores incluía también el desvío de fondos a “cuentas personales de los dirigentes” del partido. En concreto, se habla de las familias Mas y Pujol y también de Felip Puig, consejero de Interior. El firmante del borrador pide un nuevo análisis de toda la documentación de la investigación junto con “otra facilitada por colaboración anónima”. Se cita, también, la supuesta aparición de unos “testigos voluntarios” que habrían explicado esas comisiones y detallado el presunto patrimonio de los dirigentes. No se explica por qué toda esta información no ha sido tratada por la UDEF que lleva la investigación y enviada, si así se consideraba pertinente, al juez.
El borrador acusa además a los Mossos d’Esquadra de ocultar al juez una carta anónima que incluía “datos y documentos muy sensibles relacionados con la familia Pujol y con Artur Mas”, según El Mundo. Los mossos lo niegan y se han querellado por injurias y calumnias contra los autores de las informaciones.
La carta presuntamente escondida por los mossos, del 24 de noviembre de 2011, incluía supuestamente información sobre un entramado societario de la familia Pujol y sobre las supuestas comisiones que el padre de Mas recibía en Liechtenstein por llevar dichas sociedades, de las que habría desviado parte a su hijo Artur. Los indicios que presenta el borrador en contra del padre de Mas son que, en 2008, se encontraron dos depósitos en Liechtenstein a su nombre con más de un millón de euros, que en ese momento él mismo reconoció tener otra cuenta en Suiza con más de dos millones, y que, según la policía, “no hay ninguna operación que permita justificar que guardase tanto dinero en un banco”. No consta, en este caso, relación concreta de estas cantidades con el Palau, al menos en el borrador.
El documento hace una relación exhaustiva de las sociedades e inversiones de los Pujol. La relación con el caso Palau se basa, según el borrador, en una supuesta anotación de documentos del Palau en la que se señala que quedaba pendiente de pago “el 20% de lo asignado a Palau a JP hijo”, y que su padre ya había sido informado, “como siempre”. No explica el borrador tampoco por qué este hecho no ha sido comunicado al juez ni si esos archivos acaban de ser encontrados. En el caso de Puig, habla de otra supuesta anotación de 250.000 euros que debían entregarse en su casa.
El titular del Juzgado de Instrucción 30 de Barcelona, Josep Maria Pijuan, ha rechazado la validez del informe. El viernes, el juez emitió un comunicado público en el que afirmaba “desconocer la existencia” de ese documento. Pijuan no había ordenado a la UDEF nuevas pesquisas sobre la presunta financiación irregular de CDC y recordó a la unidad de policía judicial que “no puede llevar a cabo investigaciones sin el mandato del juez”.
El lunes, una nueva información acusaba a los mossos de intentar destruir pruebas que incriminaban a los líderes del partido y de ocultárselas al juez. El borrador policial añadía que Pijuan retiró del caso Palau a la policía catalana por esas presuntas irregularidades. El mismo juez remitió ese día otra nota en la que desmentía las noticias: que los mossos estén apartados del caso y que esos fueran los motivos para encargar esa parte de la investigación a la UDEF. Según fuentes judiciales, la unidad del Cuerpo Nacional de Policía cuenta con muchos más recursos humanos y materiales, por lo que puede afrontar con más garantías el caso.
Con información de Mónica Ceberio, Jesús García y José Manuel Romero.
El ministerio se enreda entre informes fantasma
No es la primera vez que, en los últimos meses, aparecen informes policiales publicados de los que Interior acaba diciendo que no “existen” oficialmente, para, a continuación, abrir una investigación interna que nunca termina con una explicación a la ciudadanía sobre lo ocurrido. El ministerio acaba centrando siempre el problema en la filtración de los informes fantasma a un medio de comunicación (ocurrió con el caso del ático de Ignacio González y con Interligare) y deja sin aclarar por qué están proliferando informes y borradores espontáneos que no constan en ninguna investigación oficial. No se explica el problema de fondo. Si lo que ocurre es que por intereses políticos no se investiga oficialmente lo que debería ser investigado y hay agentes que deciden actuar por su cuenta o si, por el contrario, están abundando diligencias con propósitos espurios y de venganzas políticas totalmente al margen de los cauces legales.
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