El malestar lleva a otra huelga general
Rajoy se enfrenta al segundo paro de su mandato y advierte de que seguirá con sus reformas Los sindicatos vaticinan que habrá más seguimiento que el 29-M
El Gobierno de Mariano Rajoy afronta este miércoles su segunda huelga general en menos de un año. Nunca un Ejecutivo español se había enfrentado en tan corto plazo a una protesta sindical de esta envergadura. Rajoy sabe que tiene enfrente no solo a las principales centrales (CC OO, UGT, USO, CGT y la Confederación Intersindical), sino también un creciente y profundo malestar social, abonado por un desempleo de casi seis millones de parados, una larguísima recesión, incontables recortes y las terribles escenas del drama social de los desahucios a familias desamparadas. “El Gobierno ha dado en nueve meses un salto atrás de 35 años”, remacha Cándido Méndez, líder de UGT.
Pese a este demoledor panorama, el Gobierno no ha dejado de afirmar que mantendrá sus reformas, tenga éxito o no este segundo paro general de su mandato. Este martes Rajoy expresó en Valencia su convencimiento de que ha de seguir adelante con las reformas, aunque acompañó la frase con declaraciones de compresión hacia el malestar ciudadano que provocan sus medidas.
Esta segunda huelga general del año tiene la peculiaridad de ser una protesta apoyada por el principal partido de la oposición, el PSOE, mientras cierra un acuerdo con el Gobierno para paliar uno de los efectos principales de la crisis económica: los desahucios por hipotecas impagadas. Precisamente un ejemplo de como la presión ciudadana y la movilización continua han doblado la mano del Gobierno y la banca.
En este ejemplo han empezado a mirarse los sindicatos en los últimos días. Saben que aunque la huelga fuera un éxito clamoroso Rajoy no cambiará el jueves. “Esto es una carrera de fondo. El 14 de noviembre no acaba nada”, ha clamado el líder de CC OO, Ignacio Fernández Toxo. Creen que con la “movilización sostenida”, como la define Toni Ferrer, de UGT, el Gobierno y Bruselas —el paro de mañana coincide con otros en varios países europeos— la “mal llamada política de austeridad” se corregirá. Y esta vez ya tienen preparado y anunciado el día después: intensificarán su campaña para reclamar un referéndum contra los recortes.
El calendario político ha hecho, además, que la huelga general tenga lugar por primera vez en medio de una campaña electoral y en un momento en el que el debate político se centra en las aspiraciones independentistas de Artur Mas en Cataluña. En estas semanas, el debate territorial ha quitado foco en los medios y en la agenda política a la protesta sindical, aunque se mantenga el clima social de pesimismo y malestar ciudadano por la crisis, como mostraba la encuesta publicada el domingo en EL PAÍS. Un 90% de ciudadanos declara que la crisis le afecta directamente y muy pocos se suman a la tesis gubernamental que en los últimos días pretende hablar de esperanza.
Este malestar es el que los sindicatos quieren recoger y les lleva a confiar en que esta protesta será mayor que la del 29 de marzo. Entonces la huelga tuvo poco impacto en el sector público. Ahora los recortes (eliminación de la paga extraordinaria de Navidad y de días libres, aumento de horas, reducción de liberados sindicales) han alimentado la indignación entre un colectivo que desde 2010 ha acumula una pérdida de poder adquisitivo en torno al 20%.
Y pese a esto, los convocantes creen que serán las manifestaciones de la tarde las que den la medida de la indignación ciudadana. CC OO, UGT, USO y el resto de sindicatos convocantes descuentan un seguimiento masivo en la industria y las grandes empresas, donde las centrales de trabajadores tienen mucho arraigo. “Será muy seguida en la industria, en el transporte y en la Administración Pública”, confía Ferrer, de UGT.
Más cauto es Julio Salazar, líder de USO, sobre el seguimiento de los funcionarios. “Será desigual. Hay miedo y necesidad por los salarios bajos. Pero habrá subsectores de impacto amplio como la educación y la sanidad”.
Donde ambos coinciden es en que el impacto caerá en pymes y servicios, donde la relación entre el empresario y el empleado es más desigual. También lo ve así Ramón Górriz, de CC OO. Por eso los sindicatos llaman este miércoles a los trabajadores de estos sectores a las más de 100 manifestaciones y concentraciones convocadas en toda España. También han reclamado la asistencia de los seis millones de parados que no pueden hacer huelga y los más de ocho millones de pensionistas. “Será por las tardes, en las manifestaciones, cuando se verá más cabreo”, ha vaticinado Toxo.
El Gobierno y el PP perciben la huelga general como un mal trago a pasar y que, según su argumentario, no hace más que perjudicar la imagen exterior de España. Rajoy, por si acaso, se empleó este martes en la gestión internacional y habló con Barak Obama y José Manuel Durao Barroso para preparar próximas citas para España. En esa línea de evitar perjudicar la imagen de España el Ejecutivo cuenta con la patronal CEOE, que reiteró: “Tenemos que ser responsables”.
Las cifras del 14-N
- Los servicios mínimos del transporte garantizan un 35% de trenes y metro en hora punta. En la EMT, el servicio quedará al menos en el 30% cuando no haya alternativa. Si la hay, bajará al 20%.
- En Sanidad funcionarán los servicios de Urgencias y los tratamientos de diálisis o radioterapia. En los colegios acudirá el equipo directivo a los centros.
- Se han convocado más de 100 manifestaciones. La más concurrida se celebrará a las 18.30 en Madrid, entre Atocha y la plaza de Colón.
- La policía desplegará unos 1.200 antidisturbios.
- Los sindicatos han convocado a la huelga a 14 millones de asalariados.
En privado, el Ejecutivo augura una baja participación por la inconveniencia de la convocatoria y por la pérdida de influencia de los sindicatos. Pero hay sectores que, creyendo en el fracaso del paro, muestran su incomprensión por la segunda convocatoria en menos de un año.
Según la versión oficial, la desafección ciudadana hacia los políticos se extiende a los sindicatos y, por eso, han perdido su capacidad de arrastre. Aunque lo que observan en el Ejecutivo es que en la calle la protesta ha desbordado a los sindicatos en actos más espontáneos como los que tuvieron lugar alrededor del Congreso. Precisamente, la huelga general tendrá lugar en el momento en el que se aprueben los Presupuestos para 2013 que contienen nuevos recortes y en los que la mayoría absoluta del PP ha laminado sistemáticamente las 3.600 enmiendas de la oposición hasta el punto de aceptar ninguna.
El PSOE apoya la huelga general, pero solo los diputados de la Izquierda Plural (IU e ICV) dejarán de asistir al Pleno para sumarse a las protestas. Para mostrar su respaldo, los socialistas hicieron público un vídeo con el lema: “Por todo lo que quiero, 14-N. Voy. Vamos”. El PP respondió con otro en el que aseguran que “España también necesita una oposición responsable” y recuerdan que cuando se celebró la huelga general contra el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, los populares la rechazaron.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.