Rajoy propone en la ONU la presencia de España en el Consejo de Seguridad

Mariano Rajoy llegó ayer a Nueva York con el objetivo de lanzar esta tarde ante la Asamblea General de Naciones Unidas la candidatura de España a un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad para el bienio 2015-16. Si no se adelantan las elecciones, Rajoy podría sentarse en el órgano decisorio de la ONU en su último año de legislatura, como Aznar en 2003-04, cuando utilizó esta atalaya para apoyar la invasión de Irak.

Tras no pocas dudas, Rajoy ha decidido mantener la apuesta que planeó Zapatero e iniciar una campaña que se prolongará dos años, hasta octubre de 2014, cuando voten los 193 miembros de Naciones Unidas. Fuentes diplomáticas admiten que el reto es muy difícil, pues España se enfrenta a dos rivales de peso, Nueva Zelanda y Turquía, con los que disputa los dos asientos que corresponden al bloque occidental.

Nueva Zelanda tiene el respaldo de los países pequeños, que representan más del 50% del total, mientras que Turquía es una potencia emergente con una diplomacia cada vez más activa en el mundo árabe y Asia Central. En cambio, España aparece como un país en recesión que ha recortado drásticamente las generosas aportaciones de Zapatero a la ONU.

Pese a ello, el Gobierno ha decidido dar la batalla, “porque hay posibilidades reales de ganar y porque arrojar la toalla habría lanzado un mensaje muy negativo al resto del mundo”. Si España quiere recuperar la confianza de los demás, debe empezar por confiar en sí misma.

Exteriores asegura que la campaña será “muy austera y sin dispendios”, con un presupuesto inferior a dos millones de dólares. La falta de fondos se suplirá con iniciativas, como la que el viernes se presentará con Marruecos para formar expertos en mediación de conflictos en el Mediterráneo.

La candidatura condicionará toda la política exterior española, hasta el punto de que el Gobierno se ha replanteado su salida de la Alianza de Civilizaciones, la iniciativa de Zapatero que tanto criticó el PP en la oposición. “Marcharnos dejaría el campo libre a Turquía”, copatrocinadora de la Alianza, reconocen fuentes diplomáticas.

El otro gran objetivo de la visita a Nueva York es intentar contrarrestar la deteriorada imagen de España. El Rey, que llegó 48 horas antes que Rajoy invitado por la fundación del expresidente Bill Clinton, se reunió ayer con el consejo editorial de The New York Times, mientras que Rajoy lo hará hoy con el del Wall Street Journal. El presidente del Gobierno y el jefe del Estado se han repartido los papeles, hasta el punto de que el segundo declinó acudir a la recepción que la pasada madrugada (hora española) ofrecía el presidente Obama a los mandatarios extranjeros. Sería para Rajoy la foto del saludo a Obama en el Waldorf Astoria.

Este mañana, Rajoy tiene previsto reunirse con el presidente paraguayo Federico Franco, un “apestado” para sus socios de Unasur y Mercosur, que consideran ilegítima la destitución de su antecesor, Fernando Lugo. La entrevista, un espaldarazo internacional para Franco, servirá para que Rajoy le agradezca su renuncia, difundida el pasado jueves por Efe, a acudir a la cumbre iberoamericana de Cádiz, que suponía un quebradero de cabeza para Madrid. Según explicó el secretario de Estado para Iberoamérica, Jesús Gracia, en una reciente visita a Asunción, la presencia de Franco amenazaba con provocar un plantón de sus vecinos, desde la argentina Cristina Fernández a la brasileña Dilma Rousseff.