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el informe de josé maría bermúdez de castro

Huesos “imposibles de identificar” y otros “inequívocamente humanos”

José María Bermúdez de Castro, uno de los tres directores de las excavaciones en los yacimientos de Atapuerca, elaboró el tercer informe

La policía decidió recurrir a él —“uno de los mejores expertos del mundo en antropología dental”, dijo el ministro del Interior, Jorge Fernández— cuando recibió el informe del forense Francisco Etxeberria, realizado a petición de la madre de los pequeños Ruth y José, que contradecía la tesis de la técnico de la policía científica de que los restos hallados en la finca de Las Quemadillas eran de animales. Y José María Bermúdez de Castro, uno de los tres directores de las excavaciones en los yacimientos de Atapuerca, confirmó —“con una rapidez inusitada”, dijo el ministro—, que entre esos huesos había “restos inequívocamente humanos”.

Bermúdez de Castro examinó los restos el pasado 22 de agosto en las dependencias del Grupo Primero de Homicidios de la Brigada de Delitos Contra las Personas de la Unidad Central de Delincuencia Especializada. Estas son las conclusiones de su informe.

» Estado de los restos. Estaban “etiquetados, cuidadosamente conservados y separados en bolsas de plástico”. Era un “número elevado de restos óseos, muy fragmentados y con evidentes signos de acción directa del fuego. Algunos aparecen retorcidos y en general muestran fisuras longitudinales y transversales”. Entre los restos hay nueve dientes, costillas, dos cabezas de fémur, parte de una tibia, un fragmento de parietal de cuatro por cuatro centímetros... Son casi todos de “reducido tamaño”.

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» Identificación: ¿humanos o de animales? El experto explica que entre los restos hay algunos que, aunque presentan “algún rasgo anatómico perceptible” no es posible determinar con “valor pericial” si corresponden a humanos. Pero “en la mayor parte” de los huesos, explica, “su origen humano es altamente probable” y en otros, como “un fragmento de íleon [hueso de la pelvis] y el parietal” que sean de humanos “está fuera de toda duda”, y en el caso de los dientes, el especialista no duda: “Inequívocamente de seres humanos”.

» La incineración. “La coloración blanquecina de los restos sugiere elevadas temperaturas de más de 650 grados centígrados, hasta llegar al grado de incineración”. En algunos casos habla de “cremación” de los huesos, que habrían estado expuestos a temperaturas de 800 o más grados centígrados.

» Los dientes. Bermúdez de Castro los fotografió todos. Concluye que corresponden a una sola persona porque “se han preservado las piezas del lado derecho y el izquierdo y su morfología, tamaño y grado de desarrollo son prácticamente idénticos”. Pertenecen a un “individuo inmaduro”, concretamente, de “seis años y ochenta días” con un margen de error de 43 días. Para calcular la edad se centró en los molares y premolares, en los que la corona, “aun presentando los signos de la cremación, se conserva en su total integridad”, y se basó en la comparación con “muestras de individuos de origen caucasoide”, analizando el esmalte. La conservación de los gérmenes dentales (que aún no habían salido) “fue posible gracias a que el hueso del maxilar y la mandíbula actuó como pantalla protectora contra la acción directa del fuego”. “Un dato de gran interés” para él es ese, que algunas de las piezas presentan un color negruzco. “Este hecho representa la evidencia de que la acción del fuego sobre estos dientes fue menos intensa”.

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