Cómo Ruiz-Mateos compraba hoteles en Mallorca
El empresario quiso levantar otra vez Hotasa, la cadena de Rumasa de los 80 Todo se hundió, de nuevo, en escándalo
Rodeado de imágenes de santos, de la Virgen y de exvotos, en familia, en su casa de Madrid, José María Ruiz-Mateos cerró negocios —con muchos pagarés y aparentes buenos precios—, con cuatro hoteleros de Mallorca. Logró que avezados empresarios turísticos le vendieran hasta seis establecimientos, antiguos y muy rentabilizados pero casi fuera de mercado. Quiso levantar otra vez Hotasa, la cadena de Rumasa de los 80. Todo el tinglado se hundió, de nuevo, en escándalo.
Aquellas expansivas operaciones hoteleras sin capital motivan los episodios judiciales que protagoniza el negociante patriarca, con dos detenciones este mes por su incomparecencia ante el juez, para responder por las denuncias contra él. En Palma se investigan tres querellas por supuesta estafa, falsedad y alzamiento de bienes, con reclamaciones por más de 40 millones de euros, los agujeros de la red hotelera caída.
Los vendedores vieron buena fe en el trato. Y alguno, más que complicidad. Años atrás, al cerrar la compra de tres hoteles en can Picafort, Ruiz-Mateos entregó al empresario vendedor socio de Stil Hotels, Joan Caragol, un donativo: un sobre con 3.000 euros para sufragar las obras de la nueva iglesia en la que el hotelero local sufragó las tres campanas.
A otros vendedores les entregó un tríptico devocional de la Virgen del Socorro, una memoria de Nueva Rumasa y un bolso de piel de la línea Teresa Rivero, la esposa del patriarca. Los tratos de las compraventas se efectuaron en la mansión familiar de Madrid con los muros repletos de iconografía religiosa.
Todos los pagos acordados, sin embargo, no se cumplieron pese al buen funcionamiento veraniego de esos hoteles populares, del sector bajo, con casi plena ocupación. Los bienes fueron hipotecados por los Ruiz-Mateos en la cadena de financiación de la burbuja de Nueva Rumasa que encabezó el polémico empresario y sus seis hijos varones, todos imputados y sin poder salir de España.
La actitud escapista de Ruiz-Mateos ha motivado sus dos últimas detenciones en Madrid para asegurar su prevista comparecencia, este miércoles, día 29, ante la juez cuyas citaciones esquivó por tres veces. La penalista Isabel Fluxá, que ejerce la acusación en nombre de dos hoteleros de Mallorca perjudicados, explica que “inicialmente Ruiz-Mateos pagó lo convenido pero después dejó de afrontar lo convenido”. Cuando la deuda se disparó y llegó la querella no se pudo embargar nada. “Resultó imposible. Tiene tropecientas sociedades cruzadas, que se administran entre sí en un juego de máscaras sucesivas. Siempre se llega hasta Bélice, un paraíso, que es sede de las empresas pero no de los fondos. La familia no tiene nada a su nombre en España”, recalca la abogado.
Ruiz-Mateos, antes de su segundo gran fiasco de 2011, controlaba quince hoteles propios en España y uno en Santo Domingo. Quería rememorar la cadena inicial que con veinticinco establecimientos fue una de las ramas de la caída vieja Rumasa, intervenida y expropiada por el Estado en 1983. La cadena fue posteriormente comprada por KIO, el fondo inversor de Kuwait, a medias con el potentado Gabriel Escarrer de Meliá Hotels. La multinacional de Escarrer asume que la compra de Hotasa fue clave para su consolidación.
“ Y tú, Caragol, siendo así como eres cómo has podido llegar tan lejos?”, le espetó José María Ruiz-Mateos a uno de los dueños de la cadena Stil, Joan ‘Caragol’, un hombre hecho a sí mismo con la leyenda de “cortar un cabello en el aire”. Caragol, un mandamás y mecenas del templo local, tomó los pagarés y el sobre con el óbolo para la iglesia y contestó, de acuerdo con el decorado para devotos: “Mi madre rezó mucho por mí de pequeño”. De testigo y socio de la venta, la cadena Stil del exconsejero de Turismo de Baleares, Jaume Cladera —hoy presidente del Real Mallorca—.
Lo que pagó y lo que adeudó
Por el hotel Eurocalas —unas 800 plazas— los Ruiz-Mateos firmaron el pago de 23,6 millones al empresario Francisco Miralles, que reclama 13,9 millones de deuda. Pagaron inicialmente 789.028 euros y el resto en papel de pagarés mensuales. Los hoteleros Rado traspasaron el Beverly de Peguera, de más 440 habitaciones, en Calvià, y denuncian una estafa de 7,3 millones de euros. Los hermanos Hoz vendieron el hotel Samoa de Calas de Mallorca —de 400 habitaciones— por 21 millones y reclaman doce millones. De la cadena Stil, que vendió tres hoteles (con unas 400 habitaciones en total), se ignoran los datos del pelito civil.
La ex red hotelera, al entrar Nueva Rumasa en concurso de acreedores, fue traspasada in extremis por el clan Ruiz-Mateos a Back in Business de Ángel de Cabo, que fue liquidador de Marsans. Ahora las sociedades están bajo el control judicial.
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