Munar acusa a la fiscalía de ir a por ella presionando a su ‘número dos’

La expolítica de más dilatada trayectoria y que mayor cuota de poder ejerció en Baleares, Maria Antònia Munar, exlíder de la minoría de Unió Mallorquina (UM), al cabo de diez días de juicio, sentada en el banquillo de los acusados, declinó hablar este jueves al tribunal en el turno de la última palabra. La expresidenta del Consell de Mallorca y del Parlamento balear se enfrenta a la petición de seis años de cárcel por parte de la fiscalía. Se ve inocente en este primer proceso de los varios que le esperan por supuesta corrupción en las tramas de UM. El primero de ellos, el del caso maquillaje, ha quedado este jueves visto para sentencia.

El abogado de Munar, Gabriel Garcías, articuló el alegato para la absolución en la falta de indicios y pruebas para condenar a alguien que firmaba "mil papeles cada día". Son "conjeturas" y vio "de risa" cuestionar subvenciones nominales "correctas" de 240.000 euros del Consell, de ocho años atrás. La exlíder de UM está acusada de malversación, falsedad, fraude, prevaricación y negociaciones prohibidas.

El defensor afirmó que la fiscalía "quería llegar a ella [Munar] como sea, había que llegar a la cúpula [de UM ]". Así, supuso que desde el ministerio público se presionó a compañeros y testaferros de Munar –ahora arrepentidos-, para que acudieran a declarar, pactaran con los fiscales y les dijeran “lo que querían oír”, aseguró. El abogado remachó su ataque al fiscal Juan Carrau, asegurando que este alzó la imputación en otras causas a dos de sus testigos y que, por el contrario, imputó y metió miedo a otro testigo favorable a Munar.

Para resaltar su hipótesis del supuesto cerco de la fiscalía a la exlíder, su letrado lamentó que se hubieran aportado al juicio testimonios de piezas secretas. Uno clave fue el del extesorero de UM que destapó ante el tribunal la existencia, bajo control de Munar, de una gran caja clandestina con dinero sucio de dádivas. En distintos juzgados de Palma se investigan las supuestas finanzas de UM y la red de militantes cuyas nóminas pagaron empresas concesionarias de la Administración. El caso maquillaje nació de la toma de control de una televisión y el pago de militantes con fondos públicos de subvenciones.

Munar cayó en febrero de 2010, tras la confesión ante un juez de su delfín, Miquel Nadal, que declaró que la exlíder de UM le entregó 300.000 euros en un coche oficial para comprar una productora a la que posteriormente se le adjudicó la televisión de Mallorca. Nadal se ha visto beneficiado por Anticorrupción, durante la vista, con una rebaja de petición de condena de seis años de cárcel a 2,7 años, por reconocer los hechos. Nadal, expolítico, abogado y empresario como Munar, asumió que sus testaferros y los de Munar -con el dinero negro que esta le había pasado-, compraron una televisión a la que luego subvencionaron con 240.000 euros desde el Consell de Mallorca, por trabajos no realizados. Munar niega conocer estos episodios y su responsabilidad penal.

Nadal no tuvo ni miedo a la cárcel, ni rencor político, según su representante, José Zaforteza, que aseguró que el exprotegido y amigo de Munar habló ante el juez sin reclamar una rebaja de pena. El arrepentido Nadal dijo “la verdad” en un juzgado, tras haber advertido a Munar de que iba a dar ese paso, recalcó el letrado. Fue entonces cuando se acabó la carrera política de ambos, y estallo el pacto de centro izquierda PSOE-PSM-UM que gobernaba en Baleares.

El exdelfín de Munar, tras su confesión, fue detenido dos veces, perdió el pasaporte y durante medio año tuvo que acudir cada día al juzgado. Lo recordó el abogado Zaforteza para negar complicidad con la fiscalía.

La expresidente de Mallorca se mostró dolida en el banquillo durante la declaración de Nadal. Cuando Nadal narró la entrega de los 300.000 euros ante el tribunal, como en un guión de cine, Munar giró la cabeza y susurró a sus vecinos, periodistas: “Está desquiciado, los suyos lo matarán”.

Munar se ha pertrechado en el exterior de la Audiencia de Palma del apoyo de sus aliados empresariales y de una acusación popular puesta bajo sospecha por las otras partes: la entidad Democracia y Justicia que pidió la absolución de Munar y de su exjefa de prensa, Margarita Sotomayor, y, por otra parte, la condena al alza de otros imputados. Para Sotomayor el fiscal pide seis años de cárcel, igual que para Munar, por los trámites de las subvenciones del Consell.

La periodista Sotomayor es “la víctima” del caso, afirmó su abogado Manolo Pomar, porque “no quiso mentir”, ni a la fiscalía ni en la vista. Protegió a Munar y descargó sobre Nadal y el resto. Otros cinco imputados testaferros de UM y sus sociedades pantalla afrontan posibles penas de entre tres años y tres meses y un año y un mes.