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Los pescadores miran de reojo al Peñón

Los barcos siguen amarrados mientras los marinos piden al Gobierno una solución rápida El Ejecutivo gibraltareño afirma que el conflicto está "a un pelo de solucionarse"

En las aguas de la Bahía de Algeciras (Cádiz) todos parecen mirarse de reojo. El viento fuerte de Levante que soplaba en la zona y el miedo a ser detenido ante el bloqueo impuesto por el Gobierno de Gibraltar para impedir que los barcos españoles puedan calar sus redes en las proximidades del peñón, donde siempre lo han hecho, sólo llevó a que un par de barcos algecireños se lanzasen a la aventura de conseguir algunas capturas que permitiesen “repartir un rancho” entre los tripulantes.

Durante todo el día la vigilancia de las patrulleras del Servicio Marítimo de la Guardia Civil era la habitual, sin ningún tipo de refuerzo, a pesar de la llegada de unidades de Málaga y Cádiz a la zona. Lo que evitó cualquier situación de riesgo fue la intención de los pescadores de la zona de no exponerse ante la posibilidad de ser apresados por la policía de Gibraltar.

La situación no es nueva para muchos de los que ahora se ven inmersos en este conflicto, porque ya vivieron el apresamiento del Piraña o las maniobras arriesgadas que las lanchas de la policía gibraltareña realizaron ante los tripulantes del José y Carmen durante un episodio similar al de ahora, en 1999. Los pescadores se muestran cautos y preocupados. Es el caso de, Juan Manuel Vázquez, el patrón del pesquero algecireño, Unión Vázquez Blanco, quien este jueves aseguraba: “Los pescadores nos sentimos inseguros, aunque nos apoye la Guardia Civil”. Para el patrón algecireño, “el gobierno debe hacer más" por ellos: "Estas son nuestras aguas pero tememos ser apresados o, lo que es peor, que pueda producirse una desgracia”.

Juan Manuel Vázquez lleva a bordo de su barco, entre los tripulantes, a sus tres hijos y por eso, asegura temer ahora más que hace 14 años, cuando vivió el conflicto anterior, a bordo de otro barco. “Le temo más, porque los jóvenes tienen menos paciencia que nosotros y en alta mar no se puede jugar a enfrentarse con nadie”.

El mismo temor hace mella en Sebastián Fuentes, el armador del pesquero Salvador y María, quien, para evitar riesgos, decidió salir con su barco a otro caladero próximo. “Temo ser apresado y aunque la pesca está mal en otros sitios prefiero intentarlo, ya que considero que el Gobierno español no está teniendo la postura que debería con nosotros”. “La Guardia Civil tiene otras cosas que hacer; lo que tiene que hacer el Gobierno es decirle al Reino Unido, de una vez por todas, que estas aguas son españolas”, añadió el armador.

Andrés Jarauta, armador de La Joaquina, es pesimista de cara al futuro a pesar de que este jueves el propio ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, aseveró estar abierto al diálogo y que el conflicto “está a un pelo de solventarse”. El armador augura un conflicto en la mar y, por ello, de momento ha decidido no pescar en las aguas en conflicto y mantenerse en la zona de la Bahía de Algeciras más próxima a la costa española. Pero eso, dice, “no da dinero”, porque la pesquería está más pegada al litoral, o sea, junto al Peñón. Esta situación ha llevado incluso a Andrés a plantearse la posibilidad de acabar con su único sustento y el de su tripulación, a vender su barco, porque, tal y como asegura, “la situación económica es crítica e insalvable":

Para las 300 familias que viven del trabajo de esta flota artesanal, que componen unos 70 barcos de Algeciras y La Línea, el tiempo apremia y por eso esperan que, el Gobierno de Gibraltar busque pronto esa fórmula que permita "no vulnerar la legalidad medioambiental de la colonia”, como dijo el ministro principal, y, a su vez, permitir que los pescadores puedan desarrollar su actividad con las artes que siempre lo han hecho.

Para ello, el Gobierno del Peñón tiene sobre la mesa, las propuestas que en las cinco reuniones anteriores mantuvieron sus representantes con los del sector pesquero afectado y que podrían provocar la entrada en vigor de una nueva ley que acabe por siempre con este tipo de enfrentamientos en los que, los más perjudicados, como aseguran los pescadores, “son quienes con su trabajo y su sudor tratan de ganarse la vida cada día en estas aguas”.

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