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Arenas inicia con desgana su repetido papel de oposición y explora su salida

El líder del PP andaluz no se esfuerza en ocultar que está aburrido Pide a Griñán que no convierta a Andalucía en un “fortín frentista”

Arenas, ayer en el debate de investidura de Griñán.
Arenas, ayer en el debate de investidura de Griñán.

Javier Arenas cumplió ayer con uno de los trámites más duros que ha tenido que afrontar desde las elecciones autonómicas del 25 de marzo: subirse a la tribuna de oradores del Parlamento andaluz y dar la réplica al discurso de investidura de José Antonio Griñán. Y lo hizo como eso, como un trámite, una fastidiosa formalidad, sin entusiasmo y con desgana. Aunque se le vio el oficio de su larga trayectoria política. Las últimas veces que habló desde este púlpito su tono fue marcadamente presidencialista, convencido —a tenor de lo que decían las encuestas— de que sería él quien, llegado el momento, desgranaría el programa para Andalucía en los próximos cuatro años.

Sin embargo, la aritmética parlamentaria —que ha propiciado la alianza de PSOE e IU— le ha anclado de nuevo al escaño de la jefatura de oposición, un papel que, según fuentes de su partido, no va a representar durante mucho tiempo. En dos semanas, el PP andaluz debe resolver la fecha del congreso regional preceptivo en el que, en principio, Arenas va a renovar la presidencia, si bien la velocidad del declive económico de España y el consiguiente desgaste del Gobierno de Mariano Rajoy podrían modificar los planes.

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Lo inicialmente previsto era que Arenas conservara las riendas de la formación en Andalucía mientras explora las posibilidades en la política nacional, sobre las que se especula desde el mismo día de los comicios. Su relevo en la organización autonómica no es fácil. Es el líder en toda la extensión del término. Sin discusión y, muy especialmente, sin alternativa. No obstante, algunos dirigentes apuntan que se ha colocado ya en posición de salida, y aunque no deje el control del PP andaluz, sí podría precipitar el abandono de su acta de diputado. De momento, ha elegido un nuevo portavoz en la Cámara, Carlos Rojas (alcalde de Motril, Granada), un movimiento que se ha interpretado en clave de sucesión.

Tanto en la sesión del miércoles como el de ayer Arenas apenas se ha esforzado en disimular que estaba aburrido. No le ha ayudado mucho el contenido en sí del discurso de Griñán, profuso en ideología, en apuestas globales y en contravenir los ajustes del Gobierno de Mariano Rajoy, pero parco en concreciones a las que agarrarse para construir una respuesta novedosa.

Repitió de forma desordenada los puntos que paseó durante la campaña electoral, que en esta ocasión bautizó como “desafíos de la legislatura”. Ofreció diálogo y pidió a Griñán que no convierta a Andalucía en un “fortín frentista”. Como colofón, Arenas dejó al descubierto su herida: “Yo me he presentado cuatro veces a presidente de la Junta, he perdido tres y he ganado la última; usted tiene el mérito extraordinario de ser dos veces presidente sin haber ganado nunca”.

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