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Griñán reclama lealtad a Rajoy al ser investido con el apoyo de IU

El dirigente socialista ha conseguido el respaldo de 58 diputados de la Cámara andaluza El presidente andaluz sigue sin aclarar de dónde recortará 2.700 millones

La legislatura del Gobierno de izquierdas en Andalucía comenzó este jueves con la elección en primera votación del socialista José Antonio Griñán como presidente de la Junta. Los 47 diputados del Grupo Socialista y 11 de los 12 de Izquierda Unida (el voto de José Manuel Sánchez Gordillo fue nulo) pronunciaron un alto y claro sí cuando el presidente del Parlamento, Manuel Gracia, llamó uno por uno a los 109 parlamentarios de la Cámara para que votaran de viva voz.

Griñán, que perdió las elecciones autonómicas el pasado 25 de marzo —como le recordó de manera insistente quien las ganó, el popular Javier Arenas—, tiene ante sí un reto descomunal. Desde la misma noche electoral no deja de repetir el difícil reto que tiene que afrontar a sus casi 66 años, como es la de gestionar una comunidad de 8,4 millones de habitantes, con una tasa de paro del 33% y unos Presupuestos menguantes. Lo reconoció de manera coloquial desde la tribuna del Parlamento: “Estar en el Gobierno ahora no es ninguna ganga, exige sacrificios”.

Sobre el nuevo Ejecutivo de izquierdas lanzó este jueve un desdibujado Javier Arenas, líder del único partido de la oposición, su sospecha de que Griñán y Valderas pueden tener la tentación de convertir a Andalucía en un “fortín frentista” ante Madrid.

Griñán quiere aplicar recetas distintas de las de Mariano Rajoy para afrontar la crisis económica y ha reclamado un diálogo institucional basado en la lealtad recíproca. Pero es algo que dicen por defecto, más como un deseo, ya que como advirtió tanto el presidente andaluz como el portavoz socialista, Mariano Jiménez, desde La Moncloa se ha ordenado recurrir ante los tribunales tres decisiones de Andalucía cuando el Gobierno andaluz está aún en funciones.

Griñán recibe la felicitación de Javier Arenas.
Griñán recibe la felicitación de Javier Arenas.Jose Manuel Vidal (EFE)

Griñán dará a conocer el sábado públicamente la composición del primer Gobierno de coalición de PSOE e IU, una vez que tome posesión. El nuevo Gabinete va a tener que tomar decisiones graves desde sus primeros días de andadura. Deberá decidir y comunicar qué partidas, qué políticas y qué programas va a tener que sacrificar en los ocho meses que restan de este año del Presupuesto andaluz.

Las cuentas autonómicas van a sufrir un hachazo de, al menos, 2.700 millones de euros por la caída en picado de los ingresos estatales y para cumplir con el compromiso de estabilidad que persigue bajar el déficit al 1,5% del PIB. Griñán no quiso dar información al Parlamento en el pleno de investidura y se escudó en que un Gobierno en funciones no puede modificar un Presupuesto. Pero tampoco dio ni una pista, aunque el miércoles admitió que buscarán un “impacto menor” en las áreas sociales. “Cuando hagamos el nuevo Presupuesto lo traeremos a esta Cámara”, señaló ante el apremio de Arenas para que concretase lo que el líder popular llamó el “recortazo”.

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Es decir, Griñán está reconociendo que la política social se va a resentir por unos recortes que el nuevo Ejecutivo de coalición intentará achacar a una imposición de Madrid. En cualquier caso, su compromiso es que no habrá privatizaciones. Pero, como recordó el máximo dirigente del PP, ya cuando se aprobaron los Presupuestos andaluces en diciembre pasado tanto el Partido Popular como Izquierda Unida denunciaron que la partida de ingresos estaba inflada y no eran reales por una pura cuestión de electoralismo. Los 30.020 millones de euros de las cuentas bajarán por lo menos un 8,4%.

El coordinador de IU, Diego Valderas, subió a la tribuna más en calidad de próximo vicepresidente del Gobierno andaluz que de portavoz de su grupo. Parecía que se había repartido con Griñán algunos anuncios que tendrá que hacer el próximo Gobierno. Aseguró que si la Junta de Andalucía tiene que ajustar plantillas “no aplicará” la reforma laboral aprobada por el Gobierno del PP.

El futuro vicepresidente lanzó otras promesas, como la de la “supresión de sueldos superiores al del presidente de la Junta”, y la de “limitar el gasto en asesores”.

Valderas ha dejado claro que cumplirá con la estabilidad presupuestaria que obliga a las comunidades autónomas a contener el déficit en el 1,5% del PIB. Pero lo hará a regañadientes. “Solo acataremos por imperativo legal la política de recortes y de estabilidad presupuestaria. No podemos aceptar la permanente amenaza de intervención del Gobierno de Andalucía ni que se vacíe el Estatuto de Autonomía por la vía de la asfixia presupuestaria”, señaló.

Lo primero que dijo Javier Arenas al subir a la tribuna del Parlamento andaluz es que su partido ganó las elecciones autonómicas y que el PSOE las ha perdido por primera vez en su historia. A partir de ahí, repitió el discurso de austeridad y reformas que paseó en la campaña electoral, pero cambiando ahora sus puntos prioritarios por “desafíos de la legislatura”.

Otra de las patas del discurso de Arenas fue el caso de los ERE. PSOE e IU se han comprometido a crear ahora una comisión de investigación que los socialistas rechazaron hasta en 10 ocasiones en la anterior legislatura. Según el líder popular, la ética que preconiza Griñán es imposible si no se resuelve este asunto: “La política de empleo de su anterior Gobierno está ahora mismo en los tribunales”.

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