José García-Moreno, el verdugo de la censura
Tomó las riendas de la Dirección General de Cinematografía durante la Transición
Una vida se justifica por muchas pequeñas hazañas, la más importante la de vivir. Y cuando se extiende esa lid hasta los 95 años, como ha sido capaz de hacerlo José García-Moreno Navarro (1916), fallecido el pasado 26 de marzo, su pérdida no deja de doler, aunque conforte saber que se resistió impecable de salud y presencia a la voracidad y urgencia de la biología.
El mundo del cine lo recordará por la suma de sus méritos. En unos años tan especiales y difíciles, los primeros de la Transición, tomó las riendas de la Dirección General de Cinematografía para pagar a la sociedad la deuda que la censura del franquismo había contraído con los españoles. En tan solo dos años, entre 1977 y 1979, abolió la censura, demostró su liberalismo y su capacidad de diálogo con todos los sectores del cine, comprendió y fue comprendido y, como muestra de su inteligencia y sensibilidad, encargó a Berlanga el timón de la Filmoteca Nacional, hoy Filmoteca Española, nombrándolo presidente.
Los españoles le debemos haber podido asistir sin dilación a la exhibición de toda la cinematografía mundial que la dictadura impidió ver. No solo a las películas de contenido erótico, que por su naturaleza pudieran recordarse como las más llamativas, sino a tantos proyectos de cine político y social vedados por 40 años de ceguera e intolerancia. Pepe García-Moreno, liberal a fuerza de demócrata y cosmopolita por formación y cultura viajera, cumplió con el deber de modernizar el cine y de no escamotear a los ciudadanos lo que los ciudadanos desearan. El cine y la libertad fueron sus pasiones. Como lo fue, hasta el último momento de su vida, el Real Madrid, del que era uno de los 10 socios más antiguos. El cine, la libertad, el madridismo y la vida fueron cuatro pilares vitales en los que sostuvo sus nueve décadas y media de vida; la hazaña de un hombre que recordaremos siempre y que tardó en pagar el peaje de vivir porque seguía siendo imprescindible para todos cuantos le quisimos.
Antonio Gómez Rufo es escritor.
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