Cuando empeorar es mejor que ascender
¿Quién juzgará a Urdangarin si los magistrados de Baleares se van?
¿Preferiría usted perder unos 300 euros al mes, renunciar a un cargo de prestigio y, en lugar de intentar ascender, pedir el traslado a un puesto de menor categoría? En los tiempos del Estado de bienestar, cuando el dinero no era tan relevante, la inmensa mayoría de la gente habría rechazado semejante proposición, pero en esta época de crisis, la sola mención parece delirante.
Sin embargo, en poco tiempo, dos prestigiosos magistrados de la Audiencia de Baleares, con larga trayectoria como presidentes de sección, Juan Catany y Margarita Beltrán, han solicitado y obtenido su pase a un juzgado de instrucción y a un juzgado de lo penal, respectivamente. Su antigüedad en la carrera determina que obtengan sin problemas estos destinos de menor rango y relieve profesional que los que ocupaban.
Y no son los únicos, otro magistrado dimitió de su plaza en la Audiencia para pasar a un juzgado de violencia de género y jueces de Ibiza han comentado en privado que "ni locos" pedían plaza en la Audiencia de Palma, aunque el ascenso les correspondiera por antigüedad.
Por si no caen en la trascendencia de semejante decisión, Margarita Beltrán ha sido la presidenta del primer juicio contra el exministro y expresidente de Baleares Jaume Matas —en el que ha sido condenado a seis años de prisión—, pero ya no lo volverá a ser en ninguno de los 21 procesos pendientes del caso Palma Arena, en uno de los cuales aparece implicado el yerno del Rey, Iñaki Urdangarin. Ella, que llevaba 20 años como magistrada en ese tribunal y ha presidido los casos más importantes que ha habido en Mallorca en los últimos años, era además la ponente de la sentencia —120 folios de densa prosa jurídica que probablemente marcará el camino para los restantes casos contra Matas— y está considerada como un referente por su minuciosidad y profesionalidad.
Margarita Beltrán se marcha perdiendo dinero. Como magistrada de la Audiencia de Baleares ganaba alrededor de unos 5.500 euros brutos y ahora pasará a recibir solo unos 5.000. Con los descuentos correspondientes percibía unos 3.880 euros netos mensuales, que ahora se quedarán en unos 3.600.
Usted se preguntará: ¿dónde está el truco? Si por lógica todos pretendemos mejorar en nuestra vida y nuestro trabajo, ¿por qué tan afamados y prestigiosos jueces se plantean volver a los orígenes, en empeorar para mejorar?
Pues verá, las dos secciones de lo Penal de la Audiencia de Palma tienen desde hace tiempo una importante sobrecarga de trabajo que obliga a los magistrados a un esfuerzo y una dedicación más que notables.
Un juzgado de lo penal permite que el juez se pueda dedicar a delitos contra la seguridad del tráfico, hurtos o tráfico de hachís y se ahorra las complicaciones de las piezas separadas del caso Palma Arena, con los nuevos juicios contra Matas y el proceso contra Urdangarin incluido. De modo que la magistrada Beltrán, que no es tonta, perderá dinero, pero con el cambio ha ganado una fortuna en calidad de vida.
Mientras tanto, los magistrados de la Audiencia de Baleares esperan a que quede una plaza vacante en las islas o en la Península para concursar. Fuentes del tribunal señalan que la situación mejoraría si se crease una tercera sección penal. En el Consejo General del Poder Judicial y en el Ministerio de Justicia saben de la urgencia de la medida, pero con los recortes proyectados no parece que vaya a haber presupuesto.
Decía Rafael Sánchez Ferlosio que "el caso más cabal, generalizado y hasta paradigmático de patologías de la razón es justamente el de la fe". Y los magistrados han perdido la fe en que el problema se solucione y por eso con la razón como bandera, piden el traslado.
A la vista de que los jueces con más experiencia y conocimientos dejan la Audiencia, cabe preguntarse: ¿quién juzgará a Urdangarin?
Pues si el Consejo no tiene previsto un plan de refuerzo, que todavía no, puede que tengamos que confiar en salas constituidas exclusivamente por magistrados suplentes, en su mayoría profesores de universidad, no catedráticos, designados de las bolsas para sustituciones. Sí, un jardín.
Con el añadido de que siempre hay malpensados que creerán que ese es el modo de conformar un tribunal a la medida de lo que se necesite.
"Un optimista es el que cree que todo tiene arreglo. Un pesimista es el que piensa lo mismo, pero sabe que nadie va a intentarlo". Perich no ha muerto.
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