Opositar no es la panacea
Miles de jóvenes buscan su futuro laboral en el empleo público, pero la crisis económica ha recortado un 85% la contratación en este sector
La provincia con la mayor tasa de paro de toda España es Cádiz, con el 35%. Quizá por eso, Carolina Villarreal, de 23 años, se apresura a explicar que cuando buscaba trabajo hace unos meses no se ponía límite geográfico: estaba dispuesta a ir a cualquier parte España. Titulada en Relaciones Laborales y máster en Recursos Humanos, solo le ofrecían becas con sueldos bajos, lo mismo que ya tenía en ese momento: unas prácticas en el departamento de ventas de una empresa por 500 euros al mes. “Con eso no te puedes independizar”, dice. Así, aunque lo que le atraía en principio era la empresa, decidió empezar a prepararse unas oposiciones, “muchísimo más que por el dinero, por la posibilidad de tener un puesto fijo. En la privada te piden mucha experiencia para acceder, pero ¿cómo vas a conseguirla si no te contratan?, ¿siempre con becas?”.
Ahora, Villarreal, que vive en el Puerto de Santa María, tiene un plan: se prepara dos exámenes para puestos que no requieren titulación universitaria (Auxilio Judicial y Tramitación procesal) para, desde ahí, intentar ir subiendo escalones en la Administración, pero a través “de la promoción interna”. Si consigue alguno de los puestos, cobrará unos 1.200 euros al mes, algo que sí le permitiría independizarse. Pero a pesar de estar sobrecualificada para los puestos a los que opta, no lo tiene fácil: en Auxilio Judicial se han presentado 18.000 personas para unas 140 plazas (el examen fue el 26 de febrero) y para Tramitación procesal, unos 8.000 aspirantes competirán por 43 puestos.
En 2008 se ofrecieron 73.000 plazas públicas; este año son unas 10.000
Preguntados sobre si prefieren un contrato indefinido o ser funcionarios, el 56% de los jóvenes españoles de 16 a 30 años, incorporados recientemente al mercado laboral, dice que lo segundo; otro 14,5% lo primero y al resto, un 28,9%, les da igual, según los datos recogidos el año pasado para un estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE). El instituto lleva años haciendo estas encuestas, pero para establecer la evolución hay que fijarse en los jóvenes de entornos urbanos (ciudades de más de 50.000 habitantes). En este contexto, el 63,8% prefiere ser funcionario. En 2008 era el 55,09% y en 2005, el 65,35%. Desde el IVIE explican que en los primeros datos se observa el efecto de la desaceleración económica de 2001 y 2002, y destacan el porcentaje para los que es indiferente una u otra opción: el 13,26% hace siete años y el 23,1% ahora.
Las academias tuvieron un repunte en 2009; ahora se ha atenuado
En cualquier caso esas son preferencias que no tienen por qué transformarse en hechos. Sin censos en ninguna parte, es difícil saber cuántos miles de personas se están preparando oposiciones en estos momentos. Para orientarse están las cifras de las academias, que, después de un repunte en 2009 y 2010, ahora están bajando. Parece que, tras un impulso hacia el refugio de las oposiciones en los primeros años de la crisis, la realidad —la oferta de empleo público se ha reducido enormemente por la obsesión por contener el déficit— ha atenuado el entusiasmo. En MasterD y Adams (dos de las academias más grandes) la cifra de alumnos ha bajado en torno a un 20% entre 2010 y 2011, La primera, aún así, cuenta con más de 215.000 solicitudes este año.
En 2008 se ofrecieron 73.000 plazas de empleo público; este año son unas 10.000, según estima MasterD. “La contratación en el sector privado se ha reducido un 30% durante la crisis, pero en el sector público, en torno a un 85%, y no parece que en los próximos dos años eso vaya a cambiar”, dice el profesor de Economía de la Universidad Carlos III Manuel Bagüés.
María Reyes, amiga de Carolina Villareal y vecina también del Puerto de Santa María, se está preparando por su cuenta. Dejó la academia el mes pasado porque necesitaba acelerar el ritmo de estudio y porque se le habían acabado los ahorros: “La última cuota me la tuvieron que pagar mis padres”, cuenta esta aspirante de 25 años a profesora de instituto. Las academias defienden su oferta, e insisten en que las oposiciones son una apuesta a medio y largo plazo, con igualdad de oportunidades en el acceso y en la promoción, y mayores posibilidades de conciliación que en la privada. Aunque actualmente es “una apuesta arriesgada”, sobre todo en aquellas que requieren mucha preparación, señala Bagüés.
Hay que sopesar las
posibilidades y el riesgo antes de optar, según los expertos
El catedrático de Psicología Social de la Universidad de Valencia José María Peiró también advierte de que “tiene muchas posibilidades de equivocarse” quien planee acceder a un puesto inferior a su cualificación para luego intentar escalar. Aparte de que esa persona se está, de alguna manera, descapitalizando, no está claro si tras la crisis se volverá a la situación anterior o se redimensionará de arriba abajo el sector público. Es decir, si “se va a repensar cuántos funcionarios hacen falta y, sobre todo, de qué niveles”.
El porcentaje de población que trabaja en el sector público español, en torno al 5,7%, está en la media de la UE. Los países nórdicos están muy por encima, o lo estaban al menos antes de la crisis, en 2008, con en torno al 10%, según el informe Administration and the Civil Service in the EU 27 Member States. Trabajaban para el sector público en España 2,69 millones el pasado julio, de ellos, 1,65 millones son funcionarios.
“Lo hago por vocación”,
dice una aspirante
a profesora de instituto
Las oposiciones son el extremo contrario a la receta del emprendimiento como salida en estos tiempos difíciles. Y, aunque la actividad emprendedora en España haya aumentado en 2011 con respecto a 2010 —según el informe GEM sobre la actividad emprendedora—, el 5,8% de empresas recién creadas sigue por debajo de la media de países desarrollados (6,9%) e, incluso, de las cifras españolas de principios de la última década (8,16% en 2001).
Lo cierto es que las conveniencias estructurales a nivel de país chocan a menudo con la realidad de sus ciudadanos. Una realidad formada por millones de situaciones individuales, de preferencias, planes, objetivos y sueños concretos. “Muchos alumnos me piden consejo sobre su futuro y yo procuro no decantarles por ninguna opción, pero me esfuerzo en que conozcan de verdad las posibilidades de cada una de ellas”, relata el profesor Bagüés. Buscar empleo en lo que has estudiado o en lo que salga, cerca de casa, en otra provincia, en el extranjero, jugársela con una oposición...
“Estudio las oposiciones docentes por vocación”, dice Reyes. Licenciada en Periodismo y máster en Humanidades, trabajaba hasta hace unos meses como profesora ayudante en la Universidad Francisco de Vitora en Madrid. Cobraba algo más de 700 euros al mes, un dinero que, aunque se completaba con el estudio gratis en la universidad, apenas le llegaba para vivir. Así que, cuando vio que Andalucía ha convocado más de 3.000 plazas de profesor para este año (solo allí, en País Vasco y Madrid habrá oposiciones docentes en 2012), pensó: “Ahora o nunca”.
El porcentaje de funcionarios está en el 5,7%, la media europea
Hizo la maleta y se volvió al Puerto de Santa María, a casa de sus padres: psicólogo él, regenta de una mercería, ella: “Se nota la crisis en la tienda, pero van tirando”. A Reyes le daba un poco de susto volver al hogar familiar después de siete años fuera, pero no ha sido para tanto: “Respetan mucho mi condición de opositora”, dice. A sus oposiciones se presentan más de 33.000 personas, así que competirán 10 aspirantes por cada plaza.
Del ámbito de la educación también llega Alba Santos, de 29 años. Ha trabajado en colegios y dando clases particulares —es licenciada en Pedagogía—, pero ha decidido prepararse en la academia MasterD la oposición de Policía Nacional. Su marido ya lo es y por eso se trasladaron a Madrid desde su pueblo en Zamora. “He visto cómo está la cosa fuera y cómo vive mi marido. Creo que tienes bastante tiempo para prepararte otras cosas y, además, hay muchos puestos distintos dentro de la policía...”. Ahora, como profesora particular se saca entre 400 y 500 euros al mes.
“En la privada piden mucha experiencia para acceder”, dice una joven
Hay muchos perfiles de opositores y también muchas oposiciones distintas. El catedrático Peiró dice que hay que distinguir entre los que ya se las estaban preparando antes de la crisis y ahora se encuentran con que apenas hay oferta (lo que puede generar mucha frustración) y los que se suman ahora al refugio anticrisis conociendo perfectamente la situación y las dificultades. También hay muchas oposiciones distintas: de las Administraciones estatales, autonómicas, locales; de tipo C, B y A, según el nivel de preparación y formación que requieren, cuanto más altas, más dedicación exigen, de tal manera que es casi imposible compatibilizarlo con un empleo...
Francisco Martínez, valenciano de 28 años, ya pensaba en las oposiciones para Registrador de la Propiedad (de tipo A) antes de la crisis y antes de terminar la carrera de Derecho: “Litigar en España es muy aburrido”, dice. Lleva preparándolas cinco años y es consciente de que quien se las saca tarda entre seis y ocho. Aunque a veces se agobia —“Te ves como una carga para tus padres”—, no desfallece, pues dice que en el caso de los registros las posibilidades no están recortadas por la crisis. “El sacrificio es muy grande”, señala. Estudia nueve horas diarias, de domingo a viernes. Su hermana, fisioterapeuta, está a punto de irse a Francia; allí ha conseguido el empleo que no encontraba en España.
Carolina Villarreal, la joven aspirante a una plaza de Auxilio Judicial o Tramitación procesal que dejamos en Cádiz, dice que si no consigue plaza, esa será también su siguiente opción: buscar una oportunidad fuera de España.
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