"La vocación no llena el plato"
"No consigo llegar a fin de mes sin la ayuda de mis padres porque gano 307 euros"
Mi nombre es Olga Gutiérrez, soy licenciada en Periodismo, tengo un máster en Periodismo Audiovisual, 25 años y ni un solo día cotizado a la Seguridad Social pese a que llevo trabajando desde hace más de cuatro. Toda esta aventura profesional comenzó con mi primer trabajo como becaria, por aquel entonces vivía en Bilbao, acababa de terminar la carrera y, como es lógico, ser becaria era parte del aprendizaje. Desde entonces he ido encadenando beca tras beca (desde hace más de 25 meses). En la actualidad, ocupo dos puestos, mi jornada laboral es de 10 horas y no consigo llegar a fin de mes sin la ayuda de mis padres porque gano exactamente 307 euros.
Al principio ser becario es muy divertido porque como "novato" en el mundo laboral estás deseando que te den responsabilidad. Asumir tareas que en condiciones normales desempeñan personas con más cualificación, es una gominola. En mi caso al principio pensaba: "cuanta más responsabilidad me den, mejor, así podré demostrar lo que valgo". Ahora, que cobro como becaria pero trabajo como cualquier otro redactor, pienso: "no quiero asumir una responsabilidad que no cobro".
Las generaciones que son más mayores que nosotros nos dicen que esto siempre ha sido así, que en su época también había aprendices. El problema es que ahora no somos becarios encaminados a conseguir un puesto de trabajo. Tu aceptas la beca, das lo mejor de ti y cuando no puedes firmar más convenios (porque tu centro de estudios te lo impide o porque te has licenciado), palmadita en la espalda y que pase el siguiente. El resultado es un volumen de becarios que están ahí pero que no figuran en ningún lado. Somos invisibles, el último eslabón de la cadena.
Tanto es así, que se están empezando a poner de moda los "chanchullos" en el mundo del becario. Nos vemos obligados a hacer triquiñuelas para que "POR FAVOR" el empresario nos amplíe nuestro convenio. Son muchos los que suspenden asignaturas aposta para poder ampliar un año más su beca.
El Gobierno aprobaba hace unos meses el Real Decreto 1493/2011 que permitía a los becarios empezar a cotizar. Al asunto se le dio mucho bombo. Sin embargo, no se ha hablado tanto del Real Decreto 1707/2011 que deroga el anterior y establece que solo cotizarán los becarios que no sean universitarios, es decir, la gente que proceda de máster privados. Este cambio ha hecho que los empresarios no estén dispuestos a pagar la cotización (40 euros) de los alumnos que proceden de este tipo de organismos. En su lugar, prefieren firmar convenios con universitarios por los que no tienen que pagar nada a la Seguridad Social. Los centros que ofertan máster privados se están apresurando a firmar convenios con universidades porque es la única forma de conseguir colocar a sus alumnos en unas prácticas. Es surrealista.
La opción de irme a otro país está ahí y gana fuerzas cada día cuando leo la portada del periódico. Dan ganas de huir, empezar a correr y no volver nunca a este país de pandereta. Pero incluso para eso, para huir, necesitas algo fundamental: dinero.
Tu fracaso profesional, supone en muchos casos un fracaso personal. No es fácil seguir pidiendo "la paga" a según que edades. Parecemos los chiquillos que se quedan con el cambio cuando vuelven de comprar el pan. Tu día a día es una montaña rusa. Piensas en tirar la toalla, reciclarte y empezar de cero. Pero ¿qué hacer cuando no has pensado un plan B?, ¿cómo actuar cuando todos tus esfuerzos han estado encaminados a trabajar de aquello que te gusta y en lo que estás formado?
En este momento, mi motor fundamental tiene un nombre: vocación, pero no sé hasta cuando, porque la vocación, de momento, no llena el plato.
Muchas gracias por su atención. Les agradezco que me concedan la oportunidad de contar mi experiencia y escuchar mi testimonio.
Olga
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