Rajoy encara en Andalucía y Asturias la primera prueba electoral a sus reformas
El PP aspira a cerrar su círculo de poder en España El PSOE utilizará en la campaña la reforma laboral y futuros recortes
Primer examen parcial de Mariano Rajoy. A tres meses de ganar las elecciones generales, el presidente del Gobierno y líder del PP pasa sus primeras pruebas en Andalucía y Asturias, donde los ciudadanos están llamados a las urnas dentro de 15 días. Los partidos nacionales en la oposición quieren traer al centro estas elecciones del norte y el sur de España para convertirlas en un juicio a Rajoy. Por lo que ya ha hecho y por lo que se presiente. El PSOE alberga un hálito de esperanza en que la victoria del PP en Andalucía se detenga en la puerta de la mayoría absoluta; si no la alcanza, probablemente no gobernará. Izquierda Unida, por su parte, quiere ser determinante en esas elecciones como también aspira a serlo en Asturias, aunque en el Principado, UPyD puede tener la llave de la gobernación.
En el primer día de la campaña para las elecciones en Andalucía y Asturias del próximo 25 de marzo, ninguna fuerza política está tranquila. Después de las elecciones generales del pasado 20 de noviembre, en las que el PP sacó al PSOE una ventaja de nueve puntos en Andalucía, se estableció la convención de que el Gobierno andaluz caería en las manos de Javier Arenas, en el cuarto intento, como fruta madura.
Es más que posible, probable, casi seguro, que así sea, pero las encuestas, la del CIS de ayer mismo, señala que el PP “rozaría” la mayoría absoluta. Esa hipótesis ha provocado cierto nerviosismo en las filas populares, muy conscientes de que si no consiguen los 55 escaños, que marcan la mitad más uno, PSOE e IU pueden pactar y, otra vez, como ocurrió en 1996, el PP habría ganado en las encuestas pero no en las urnas.
No cabe al PSOE más opción que sobrevolar sobre el candidato Javier Arenas y hacer una campaña contra Mariano Rajoy por las medidas de estos escasos tres meses de Gobierno. La reforma laboral del Gobierno será un clavo que el PSOE e IU, por separado, remacharán todos los días, y, que pondrán como muestra de los recortes que vendrán desde el Gobierno de Madrid y que imitará Javier Arenas desde la Junta de Andalucía. Por tanto, “los recortes de Rajoy”, frente “al 31% de paro, como herencia socialista, y el escándalo de los ERES fraudulentos, según el esquema de campaña con el que parten uno y otro.
Si en Andalucía el PP todo se lo juega a la mayoría absoluta (el PSOE a que no la consiga e IU y UPyD a ser determinantes), en Asturias las previsiones apuntan a una situación de inestabilidad y, quizá, de bloqueo como el que ha vivido esa comunidad los ocho meses de vida en los que ha gobernado en absoluta minoría Francisco Álvarez Cascos al frente de Foro Asturiano Ciudadano. De poco le sirve al PSOE ser probablemente la fuerza más votada, como el pasado mes de mayo, si no logra sumar una mayoría de 23 diputados con Izquierda Unida. Tampoco suman, en principio, el PP y FAC, en el supuesto de que los dos partidos de la derecha lograran superar su encarnizado enfrentamiento. En el fiel de la balanza podría colocarse el partido de Rosa Díez que aspira a ser la fuerza política que decida si en Asturias gobierna la izquierda o la derecha.
A pesar de estas complicaciones, que implican una dosis de incertidumbre algo mayor de lo que en principio pensaron las fuerzas políticas, el PP busca cerrar el círculo de poder y hacerse con el poder de un bastión, como el andaluz, que ha sido inexpugnable durante treinta años. Si el PP gobierna en Andalucía, el PSOE casi habrá llegado al fondo del pozo. En el mapa de España sus siglas solo estarán en el País Vasco, hasta 2013.
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