La izquierda parlamentaria denuncia “la criminalización” de los sindicatos
Máxima preocupación por la atribución a las centrales de “insensibilidad” frente al terrorismo El 11-M abre una nueva brecha entre los partidos y el Gobierno
"Tantos funerales, tantas concentraciones, todos los acuerdos y pactos firmados contra el terrorismo para que acabemos siendo acusados de insensibilidad con las víctimas". Este lamento de un dirigente sindical coincide con la indignación de parlamentarios de la izquierda ante su certeza de que el rechazo a la reforma laboral lleva aparejada “la criminalización de los sindicatos”, en expresión del diputado de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares.
Indignados sí, pero también muy preocupados porque el último desencuentro coloca a las centrales, y a quienes las apoyen, en una situación delicada por enfrentarlas a un sector de las víctimas del terrorismo que, a su vez, gozan de un enorme apoyo social. Les parece del todo injusto. Aún así, las centrales sindicales mantienen la convocatoria de manifestación para el próximo domingo, 11 de marzo y se preparan, junto a la izquierda parlamentaria, para la dura semana política que hoy comienza.
La coincidencia de la convocatoria de una manifestación contra la reforma laboral, el próximo domingo 11 de marzo, con el noveno aniversario de la matanza perpetrada por terroristas islamistas, causando una tragedia imborrable en España, va a ser motivo de fuerte controversia antes, durante y después de su desarrollo. Los sindicatos no la van a desconvocar con el argumento de que los dos actos son compatibles. No lo entiende así el Ejecutivo, que ha lanzado una catarata de descalificaciones hacia los líderes sindicales por su “ausencia de sensibilidad”.
A pesar de los riesgos no van a dar ni un paso atrás. Pocas palabras más van a decir, para evitar el riesgo de polemizar con el terrorismo como fondo, pero sí saldrán a la palestra en defensa de los sindicatos los partidos que se oponen a la reforma laboral. “Es repugnante la intención clara de criminalizar a los sindicatos”, comentó a EL PAÍS Llamazares anticipándose a la vivísima controversia que se producirá esta semana en el Parlamento.
El jueves se convalida el decreto ley de la reforma laboral en el Congreso, tres días antes de que los sindicatos convoquen a los ciudadanos a salir a la calle. El miércoles, en la sesión de control al Gobierno, la polémica continuará entre el Gobierno y los partidos que apoyan las movilizaciones y se oponen a esta reforma. Las acusaciones de “irresponsables” y “pancarteros”, vendrán desde las filas del PP con el dardo especialmente dirigido al PSOE.
Cada uno defenderá sus posiciones y, de entrada, los partidos defenderán a los sindicatos, víctimas “de una campaña”, según denuncian los partidos englobados en Izquierda plural. Primero, se les tachó de “paniaguados” por recibir ingresos que en nada se justifican, según sus detractores. Después, les ha llegado la acusación de “violentos”, por culpa de los radicales que han cometido actos vandálicos en Barcelona y que fueron condenados por los estudiantes que convocaron la marcha.
Ahora son nada menos que “insensibles” ante el dolor de las víctimas del terrorismo. Esta última acusación es la que más ha disgustado a los sindicatos y, por simpatía, a los partidos de la izquierda. "Juega con un hecho tan sensible para todo el mundo como es el dolor de las víctimas”, señalan fuentes parlamentarias.
La cercanía de los sindicatos con las víctimas del terrorismo ha sido una constante en España. Siempre han estado en primera fila. También el 11 de marzo de 2004 cuando estallaron las bombas en los trenes de Madrid poco antes a las ocho de la mañana, asesinando o hiriendo gravemente a trabajadores, entre los que había muchos afiliados a las dos grandes centrales.
La izquierda parlamentaria estará en la manifestación contra la reforma laboral, después de homenajear con los sindicatos a las víctimas del 11-M, a las diez de la mañana en Atocha, como ha hecho siempre, recuerdan.
Sí estarán con la asociación mayoritaria de las víctimas del 11 de marzo, que preside Pilar Manjón, con un millar de asociados reconocidos como afectados directos del atentado. Manjón, que perdió a su hijo en las explosiones de los trenes de Atocha, fue muchos años militantes de CC OO. A diferencia de la AVT no considera en absoluto que los sindicatos falten al respeto de las víctimas y sus familias por convocar una manifestación reivindicativa de derechos laborales. Para ella y sus asociados, el 11-M es la fecha más dolorosa de sus vidas pero no es de su propiedad.
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