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El juez advirtió al duque que podría provocar la citación de la Infanta

“Mejor que no hubiera venido”, reprochó al imputado ante sus evasivas respuestas

El juez José Castro llegó a plantear ayer al duque de Palma la hipótesis de la posible citación de la infanta Cristina de Borbón. Fue en una intervención retórica, en una advertencia al yerno del Rey, al que cree instalado en las evasivas, negativas y respuestas supuestamente preparadas para desviar hacia otros las eventuales responsabilidades. La situación ocurrió a lo largo de los prolijos prólogos-comentarios, lecturas de declaraciones y preguntas del magistrado. Castro comentó a Urdangarin que su reiterada postura de situarse en un papel meramente formal, institucional, no ejecutivo, en la gestión y administración de Nóos, en un rol casi testimonial, podría provocar la citación en el juzgado de la infanta Cristina, por haber señalado el sábado que ella tenía el mismo rol que él, testimonial, representativo.

Más de 22 horas declarando

El duque de Palma ha declarado durante más de 22 horas (excluidos los descansos) entre el sábado y el domingo. El juez José Castro le ha planteado unas 500 preguntas.

La ley indica que cuando el interrogatorio se prolongue mucho tiempo o el número de preguntas sea tan considerable que "hubiese perdido la serenidad de juicio necesaria" para contestar, "se suspenderá" concediendo el tiempo necesario para descansar y recuperar la calma, informa María Fabra.

El mismo artículo de la Ley de Enjuiciamiento Criminal dicta que "siempre se hará constar en la declaración misma el tiempo que se haya invertido en el interrogatorio". En el caso de Urdangarin, ayer estuvo más de nueve horas. Hoy lleva en el juzgado cerca de 12 horas.

El juez efectuó una nota al margen para suscitar, posiblemente, un cambio de postura del duque. En otro momento le advirtió, a la vista de sus declaraciones y por explicarse cómo lo hacía: “Mejor que no hubiera venido”.

En el largo interrogatorio se le preguntó al yerno del Rey por la contratación de los asistentes de su palacete de Pedralbes y quién seleccionó a los empleados y qué tipos de contratos tenían. Urdangarin dijo ignorar si se pagó en negro y en efectivo, por parte de su sobrino Jan Gui, a los dos empleados domésticos de la asistente personal del duque, Julia Cuquerella. La fiscalía sospecha que Aizoon generó contrataciones ficticias para aparentar una actividad que justificara sus desgravaciones.

El instructor ahondó con detenimiento sobre otras notas manuscritas y correos electrónicos intervenidos en los registros a las sedes de Nóos y sus satélites. El duque fue interrogado incluso para que desentrañara el porqué de una consulta sobre un termo y la posibilidad de que la compra e instalación del aparato electrodoméstico desgravase. Urdangarin se evadió, alegó desconocimiento total del caso. No era un asunto suyo.

El tema termo figura en uno de los correos incautados en el bufete de los asesores fiscales Tejeiro, que trabajaban para Nóos y la familia Urdangarin-Borbón (preparaban su declaración de la renta). El juez quería saber si tenía algún nexo con los delitos investigados.

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De la misma forma, se indagó sobre el correo de un doctor que consultó ante el asesor Tejeiro si la participación en un congreso servía para desgravar impuestos. El duque tuvo una empresa en el pasado desde la que ideó una firma de odontología, Dentiform, y tuvo una rama sanitaria en Nóos.

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