El candidato de la Armada, al frente de la cúpula militar

El segundo Consejo de Ministros de Mariano Rajoy nombró el viernes a 69 altos cargos, completando la cúpula de la mayoría de los ministerios, con dos excepciones notables: Asuntos Exteriores y Cooperación; y Defensa. El departamento dirigido por Juan Manuel García-Margallo tiene aún vacantes dos de sus tres secretarías de Estado —solo se ha nombrado al de Asuntos Europeos, Íñigo Méndez de Vigo—, además de la Subsecretaría; mientras que Morenés aún tiene pendiente nombrar subsecretario y secretario de Estado. También está pendiente el secretario de Estado de Educación, FP y Universidades.

Fue precisamente en Defensa donde saltó la sorpresa, con el relevo del jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general del Aire Julio Rodríguez. El jefe de la cúpula militar no es un político, pero la figura del general Rodríguez aparecía vinculada a la anterior ministra, Carme Chacón, por lo que Morenés le comunicó hace días su intención de relevarle con carácter inmediato. Y decidió hacerlo antes de la celebración de la Pascua Militar, el próximo 6 de enero.

Aunque la propuesta de nombrar al jefe del Estado Mayor de la Defensa corresponde legalmente al presidente del Gobierno —de quien es el principal asesor militar, además de máximo responsable operativo de las Fuerzas Armadas—, la iniciativa partió del ministro, que decidió respetar la norma no escrita según la cual los tres ejércitos se turnan en este puesto.

Pero el Gobierno no solo ha respetado el turno de la Armada, sino que ha aceptado el candidato que esta le propuso. El nuevo Jemad es el almirante Fernando García Sánchez, granadino de 58 años, casado y con tres hijos, a quien la cúpula de la Armada promocionaba para este puesto. García Sánchez, diplomado en Guerra Naval, ingresó en la Escuela Naval de Marín en 1971 y ha ocupado, entre otros destinos, el mando de la Operación Active Endeavour de la OTAN, la jefatura de la Sección de Planes Estratégicos del Estado Mayor de la Armada y la de la Fuerza de Acción Marítima. Actualmente era segundo jefe del Estado Mayor de la Armada y, como tal, directo colaborador del jefe de la Marina de Guerra, Manuel Rebollo. Su nombramiento implica el ascenso automático a almirante general —general de cuatro estrellas— y la consideración de oficial más antiguo en su empleo, por encima de su hasta ahora jefe. Para evitar esta situación, la cúpula militar se ha renovado tradicionalmente al completo, al inicio de cada legislatura, pero Morenés ha optado por cambiar al Jemad y mantener, por ahora, a los jefes de los tres ejércitos. De esta forma, podrá contar con el asesoramiento del nuevo jefe de la Junta de Jefes de Estado Mayor (Jujem) cuando cambien a los demás miembros de la misma.

Menos inesperado fue la decisión del Gobierno de pedir el preceptivo informe del Consejo General del Poder Judicial para nombrar a Eduardo Torres-Dulce como fiscal general del Estado, un puesto vacante tras la dimisión de Cándido Conde-Pumpido. Torres-Dulce, miembro de la mayoritaria y conservadora Unión de Fiscales, es fiscal de Sala del Constitucional y se enfrentó a su antecesor, quien le negó cargos para los que había sido propuesto por el Consejo Fiscal.