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El PP exige a CiU un acuerdo de gobierno en Barcelona

Los convergentes se resisten a la presión de los populares

Xavier Trias, sentado, y Alberto Fernández Díaz en el último pleno del año del Ayuntamiento de Barcelona.
Xavier Trias, sentado, y Alberto Fernández Díaz en el último pleno del año del Ayuntamiento de Barcelona.GIANLUCA BATTISTA

El Partido Popular de Cataluña entiende que ha llegado el momento de poner precio a sus constantes apoyos a Convergència i Unió tanto en la Generalitat como en el Ayuntamiento de Barcelona. Los reiterados pactos entre nacionalistas y populares no se han visto reflejados hasta ahora en cuotas de poder para los segundos más allá de la intervención de CiU para que el PP gobierne en Badalona, tercera ciudad de Cataluña, u ostente la vicepresidencia de la Diputación de Barcelona. Ahora, el PP quiere tener poder en instituciones de primera fila. La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez- Camacho, pidió ayer a Convergència i Unió un pacto de gobierno en el Ayuntamiento de Barcelona, donde CiU gobierna en minoría y con gran precariedad. Eso llega después de que el PP haya exigido a CiU que le señale sin ambages como socio prioritario en la Generalitat, algo que ayer rechazó el presidente catalán, Artur Mas.

Sánchez-Camacho pidió ayer en una entrevista a la agencia Efe que el PP entre en el gobierno municipal de Barcelona. “Sería bueno y necesario que pudiese haber un acuerdo de gobierno, un modelo de ciudad en Barcelona, con un pacto de gobierno PP-CiU”, dijo en línea con lo apuntado ya las últimas semanas por el jefe de filas del PP en la capital catalana, Alberto Fernández Díaz. Es más, el líder del PP en el Consistorio ha repetido en varias ocasiones que tras su apoyo a los presupuestos de 2012, ahora toca hablar del gobierno. En caso contrario, avanza que será “oposición dura”.

El pacto en Barcelona depende, sobre todo, de lo que valore el alcalde, Xavier Trias. Él insiste en que está cómodo como está. En su grupo, predomina el alma soberanista a la que no le convencen nada algunos de los planteamientos del PP, que hasta la fecha se ha abstenido de poner en apuros a Trias con cuestiones lingüísticas. El sector de Unió no tendría ningún problema en hacer un hueco en el gobierno a los ediles del PP.

Al otro lado de la plaza de Sant Jaume, CiU se está resistiendo como puede a la presión del PP. Aunque ha tenido que echar mano de los votos de Sánchez-Camacho para salvar todas las votaciones importantes del Parlamento catalán durante el último año, los sectores más soberanistas del partido rechazan cualquier pacto visible y siguen apostando por una agenda nacionalista que incluye el concierto económico en primera línea. Artur Mas les está escuchando y mantiene que se siente “confortable” con la actual situación. Aunque los hechos indican que el PP es ya socio preferente de CiU, los nacionalistas se niegan a reconocerlos esta categoría. Mas insiste en que lo que quiere es pactar con diferentes partidos, “no siempre el mismo”.

El PP amenaza con dejar a CiU en la estacada si no cumple sus demandas. Por ejemplo, en enero obligará a los nacionalistas a pronunciarse en el Parlamento sobre el cierre de algunas delegaciones de la Generalitat en el extranjero, un compromiso que los nacionalistas asumieron el año pasado y por ahora no han cumplido. El PP advierte que no se sentará a negociar las cuentas de 2012 si Mas no cumple antes lo pactado el año pasado. “Sería imposible sentarse a negociar unas cuentas con un Gobierno autónomo que no generase la confianza suficiente”, argumentan los populares.

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