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DEBATE DE INVESTIDURA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Los anuncios más duros, ¿después de las elecciones andaluzas?

Las llamadas al diálogo y el espíritu patriótico, ejes del tono del discurso

Carlos E. Cué

Era un discurso muy trabajado, llevaba semanas preparándolo, y no quería decir una palabra antes de llegar al Congreso. Pero después de escucharlo, queda claro que el futuro presidente entrará en faena en dos fases. La primera, la que empezó esta  mañana, incluye muchas promesas, pero casi todas de medidas nada impopulares, como las múltiples rebajas de impuestos que, cumpliendo con su programa, ha anunciado. O la garantía de que no congelará las pensiones en 2011. El resto, las medidas de recorte duro para cumplir el déficit, e incluso es posible que la reforma laboral en la que tiene puestas grandes esperanzas, tendrán que esperar. Probablemente incluso hasta marzo, cuando estén listos los nuevos Presupuestos. Algunos dirigentes analizaban rápidamente que lo más duro del plan Rajoy llegará así después de las elecciones andaluzas. No se puede saber aún, porque el líder del PP no ha aclarado con detalle cómo piensa recortar esos 16.500 millones de los que habla en 2012 –en realidad todo el PP asume que serán más, porque el déficit de 2011 cerrará muy por encima del 6% previsto sobre todo por culpa de las comunidades-.

Rajoy no ha anunciado ni una subida de impuestos. Si tuviera que hacer alguna, en contra de lo que ha prometido, llegaría en marzo, después de conocer la cifra de déficit. En el PP muchos dirigentes creen que acabará subiendo el IVA para cumplir el déficit, pero Rajoy no solo no lo ha apuntado sino que se ha dedicado a desgranar varias bajadas, algunas importantes, en especial para pymes o la recuperación de la deducción por compra de vivienda, que supondrán menos ingresos para el Estado.

Sin embargo, en el PP están muy satisfechos del tono del discurso, con llamadas constantes al diálogo con todos. De hecho, muchos diputados comentaban los gestos constantes del líder del PP hacia todos, incluido el presidente en funciones, José Luis Rodríguez Zapatero, y su evidente intento por atraerse la simpatía de otros grupos, en especial CiU, PNV y Coalición Canaria, proclives a abstenerse mañana. A los populares también les gustaron algunas píldoras con anuncios muy simbólicos.

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Rajoy ha querido entrar con buen pie en el Gobierno, y además de teñir todo su texto con mensajes patrióticos y de confianza en la capacidad de los españoles para recuperarse. Sin embargo, en el fondo de sus anuncios, aún sin concretar –eso llegará en los Consejos de Ministros, que habrá que seguir cada semana con atención porque estarán llenos de medidas- quedan muchas reformas de fondo que afectan a todos los ciudadanos y que pueden cambiar muchos los derechos de los trabajadores. Sobre todo en materia de pensiones.

Rajoy apuntó en una frase, sin detallarlo, que tiene intenciones de hacer que el cómputo de la pensión se haga en base a toda la vida laboral. El PSOE, con el voto en contra del PP, pasó en la reforma de este año de 15 a 25 años el cómputo. El PP quiere alargarlo aún más, lo que supondrá un ahorro en pensiones para el Estado. También ha prometido acabar con las prejubilaciones e impedir que las empresas utilicen el despido de trabajadores ya veteranos como una forma de prejubilación. Esta reforma afectará a todas las grandes empresas, que están utilizando con fruición ese mecanismo.

También ha apuntado otros posibles recortes en el futuro, sobre todo con su idea, que siempre deja caer en sus discursos y en su programa electoral, pero nunca explica, de hacer una cartera básica de servicios sanitarios. Es evidente que eso implicará recortes, pero no está clara cuántos y cómo. “Elaboraremos una cartera básica de servicios para todos los ciudadanos a través de una Ley de Servicios Básicos. De este modo, la definición de la cartera de servicios públicos básicos comunes permitirá asegurar la financiación de los recursos necesarios para garantizar su prestación. La Ley exigirá que todas las Administraciones en sus Presupuestos distingan los gastos correspondientes a servicios públicos básicos de aquellos que no lo son”, se limitó a señalar.

El futuro presidente no ha dicho ni una palabra de la estructura de su Gobierno, al contrario de lo que él mismo había anunciado en una conversación informal con periodistas el pasado 6 de diciembre. Sin embargo, sí ha aclarado que será austero y ha dado algunas ideas de por dónde pueden ir los recortes futuros: congelación de las plazas de funcionarios –aunque con muchas excepciones, entre ellas policías y servicios básicos-. Y también se ha reservado una medida simbólica estrella que le había pedido la patronal: se acabaron los acueductos. Las fiestas se trasladan al lunes para evitar los puentes larguísimos, como el del pasado 6 y 8 de diciembre. Claro que hasta en eso, Rajoy es cauteloso. Añadió un “con la excepción de aquellas fechas de mayor arraigo social”. ¿Hay alguna que no tenga arraigo?

El discurso tenía varias excepciones de este tipo, aunque él insistió muchas veces en que hay una que no hará: cumplirá la reducción del déficit pase lo que pase. Esa era la parte pensada para que le crean en Europa. El embajador alemán, el francés y el de EEUU le escuchaban en la tribuna. No está claro si este tipo de discurso, muy del estilo Rajoy, con una de cal y otra de arena y varias puertas abiertas, habrá convencido a Reinhard Sildeberg, el representante en España de Angela Merkel, que es quien más preocupa a Rajoy.

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