Un alcalde para reflotar el PSC
Pere Navarro, regidor de Terrassa, es el favorito de los cuatro aspirantes a liderar a los socialistas catalanes en el congreso que comenzará dentro de 10 días
Los socialistas catalanes estuvieron entre los primeros de España que sufrieron en carne propia el desgaste de la crisis económica. Desalojados de la Generalitat hace ya un año, continuaron en caída libre en las elecciones municipales y recibieron la estocada final el 20 de noviembre, cuando, por primera vez en la historia, y contra todo pronóstico, se vieron superados por Convergència i Unió. El PSC aspira ahora a ser el primer partido de la familia socialista en salir del túnel. Dentro de diez días (el fin de semana del 18 de diciembre) celebra el congreso más crítico de cuantos ha vivido. Acostumbrados a las candidaturas únicas, los socialistas catalanes tienen esta vez hasta cuatro posibles líderes para escoger.
El reto del PSC es cómo hacer un cambio a fondo de todo sin romper la vajilla. En casi todas las candidaturas se atisba un giro catalanista y hacia la izquierda, impulsado por la efervescencia soberanista que vive Cataluña, los problemas que ha tenido el partido en sus relaciones con el PSOE y la necesitad de atender parte de las reivindicaciones del movimiento 15-M. Además, no se descarta que este sea un congreso en dos tiempos: ahora se elegirá el líder del partido, y dentro de dos años el candidato a la Generalitat, que no tiene porque coincidir, porque el PSC realizará primarias.
El nuevo líder no tiene por qué ser candidato a la Generalitat
La actual dirección, ejercida con mano de hierro por José Montilla y sus dos escuderos, Miquel Iceta y José Zaragoza, se ha desmoronado. Montilla abandona la primera línea y ha buscado refugio en el Senado. José Zaragoza ha hecho lo propio en el Congreso. Solo Miquel Iceta aspira a permanecer en la cumbre, pese a las voces que piden un cambio de caras. Iceta se ha postulado a la primera secretaría argumentando que es el más capacitado para mantener unidas las familias del partido. Pero la suya, según muchas voces internas, es una candidatura que tiene pocos visos de prosperar. Compite con el alcalde de Terrassa, Pere Navarro, quien, impulsado por los alcaldes del área metropolitana de Barcelona y las grandes federaciones, tiene también el visto bueno de la mayor parte del aparato del PSC. Es, por lo tanto, el candidato favorito.
Las propuestas de Iceta y Navarro son muy parecidas: giro a la izquierda, elecciones primarias abiertas a todo el electorado progresista para elegir los candidatos y marcar distancias con el PSOE sin romper el Grupo Socialista del Congreso. Lo que le falta a Navarro es el apoyo de la Cataluña rural, que si bien no es imprescindible para ganar el Congreso, sí se adivina necesario para mantener la histórica fusión entre políticas catalanistas y de izquierdas que ha dado alma al PSC. Es aquí donde Iceta se postula para hacer de puente entre sectores. También se está a la espera de saber a quién apoya Carme Chacón.
Las otras dos candidaturas seducen mayoritariamente al sector más catalanista. La más potente es la del alcalde de Lleida, Àngel Ros, uno de los pocos regidores socialistas que pueden presumir de mayoría absoluta. Además, para muchos tiene un cierto carisma del que carece Pere Navarro. Detrás de Ros están algunos dirigentes significados de la época de Pasqual Maragall. Este es el sector que considera que el PSC debió ser más beligerante frente al PSOE en asuntos como el Estatuto. Piden recuperar el grupo parlamentario en el Congreso, que el PSC perdió tras el 23-F. Ello permitiría, aseguran, arrebatarle a Convergència i Unió el papel de única voz catalana en Madrid. Ros goza de poca popularidad entre el PSC más urbano por sus posiciones menos izquierdistas. El cuarto candidato, sin posibilidades reales, es Joan Ignasi Elena, heredero del ala más catalanista del partido, que en su día fue derrotada por José Montilla.
No se prevén fusiones inmediatas en las candidaturas, pero nadie en el PSC cree que los cuatro candidatos aguanten hasta el final. Los que consigan el 20% de firmas necesarias entre los delegados del congreso tendrán la complicación añadida de tejer una ejecutiva que enganche a los representantes de la militancia. De ahí que se estén observando ya acercamientos entre Pere Navarro y Àngel Ros. El primero se ha mostrado dispuesto a hablar de nuevas fórmulas de relación entre el PSC y el PSOE. El segundo ha dejado claro que si no alcanza la primera secretaría no tirará la toalla y se presentará a las elecciones primarias para ser candidato a la Generalitat. Para muchos es el principio de la unidad.
Pere Navarro
El alcalde de Terrassa tiene el apoyo de las principales federaciones y del actual aparato. Navarro (52 años) es poco conocido fuera del partido y asegura encarnar el cambio: “Los tiempos piden renovación total y caras nuevas”.
Àngel Ros
El alcalde de Lleida tiene como gran objetivo ser cabeza de cartel del PSC a la Generalitat. Tiene 59 años, cuenta con apoyos en Lleida y Girona, y pide hacer del Partit dels Socialistes la formación “central del catalanismo”.
Miquel Iceta
El actual viceprimer secretario del PSC es respetado por todos los sectores, pero no representa la renovación pese a tener solo 51 años. “Si mi candidatura no sirve para unir, no durará ni 24 horas”, asegura.
Joan Ignasi Elena
El exalcalde de Vilanova i la Geltrú (Barcelona) pide una renovación total. Tiene 43 años y el apoyo del sector obiolista, descabalgado de la dirección en 1994. “El PSC debe recuperar la centralidad del discurso catalanista”, dice.
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