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Jornada de reflexión descafeinada entre los indignados

Miles de personas tomaron la calle la víspera de las municipales de mayo

La jornada de reflexión de las anteriores elecciones, las municipales y autonómicas del 22 de mayo, fue el punto álgido del Movimiento 15-M, cuando grandes multitudes tomaron plazas de toda España emulando a los miles de concentrados junto a la acampada de la madrileña Puerta del Sol. Ayer, sin embargo, la concurrencia a las asambleas convocadas en las diferentes ciudades fue muy escasa, tal vez por el frío y la lluvia.

En Sol, el epicentro de los indignados el pasado mayo, los indignados no llegaban a 100. Lejos de aquellas convocatorias multitudinarias, los concentrados se distraían con dos representaciones: la de la última boda gay y una simulación de un desahucio con carga policial incluida a base de porras de cartón. Las actuaciones atrajeron la atención de los cientos de personas que paseaban con sus compras y sus cámaras de fotos como cualquier sábado. Al micrófono, las consignas habituales: más derechos, más representación directa y menos recortes. Pero su voz, esta vez, no llegaba más allá de la estatua de Carlos III, en el centro de la plaza.

"Porque ninguno nos representa. Abstención activa". La pancarta ocupaba uno de los lados de la plaza de Catalunya, en Barcelona. Una decena de tiendas de campaña y algunas carpas servían de cobijo a los indignados bajo una persistente lluvia. Pese al mal tiempo, algunos ciudadanos se acercaron a las carpas para hablar de política. La consigna de los agrupados en le plaza respecto a la cita del domingo era clara: no votar porque no se sienten representados. Además de la concentración de la plaza, otro grupo de indignados ocupó un local municipal en el distrito del Eixample. Unas 20 personas entraron en unos bajos de la calle de Londres y fueron desalojados horas después por la Guardia Urbana y los Mossos tras ser identificados.

Otra ocupación se produjo en Granada, donde miembros del colectivo entraron en un edificio en desuso de la Universidad. La intención era utilizarlo como un "centro cívico abierto" para debatir las iniciativas sociales que planteen los partidarios y como respuesta a la "falta de compromiso institucional". La decisión de "tomar" este espacio, ubicado en la calle Duquesa, fue aprobada en asamblea. Después, algunos miembros intentaron acampar en la plaza del Carmen, sede del Ayuntamiento, pero la policía se lo impidió.

En Sevilla, varias decenas de personas se cobijaron bajo las setas del Metropol Parasol, sede habitual del 15-M, y en Málaga el movimiento tuvo que cambiar su lugar de reunión, normalmente al aire libre, para refugiarse en La Casa Invisible, un edificio ocupado desde hace varios años.

En Valencia, unos 200 indignados se juntaron en la plaza del Ayuntamiento. La presencia policial fue discreta y los temas de las asambleas se centraron en la pobreza, la sanidad pública o el decrecimiento. "No hemos desaparecido, nos hemos trasladado a los barrios y hemos internacionalizado el movimiento. Los que dicen que no estamos es porque no les ha apetecido seguir mirando", defendió un indignado. Otros 50 jóvenes se congregaron en la plaza del Arriaga de Bilbao.

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