Tal como éramos en 1979

Los políticos se quejan de que su trabajo está mal pagado y poco reconocido. Pese e ello, algunos están dispuestos a sacrificarse de por vida en su servicio a los ciudadanos. Es el caso de Josep Antoni Duran Lleida, el candidato de CiU, que lleva 30 años en el negocio de los escaños. Los internautas han huido esta vez del bipartidismo y le han aupado a un trending topic #durandiputatdesde1979,tan entrañable como ácido. En realidad, la etiqueta es errónea. Duran es diputado desde 1982, coincidiendo con el nacimiento del Naranjito, todo un símbolo del españolismo.

Con la biografía pública de este nacionalista catalán nacido en un pueblecito de Huesca los internautas han hecho un ¿Qué pasó con..? retrospectivo.“Cuando Duran era diputado faltaban ocho años para que naciera nuestro señor Lionel Messi”; “Nuestro Demócrata y Cristiano favorito lleva más tiempo en activo que los propios Duran Duran ”. “Desde que Duran es diputado se han formado 14 nuevas naciones en Europa”.

La longevidad de algunos políticos está a prueba de crisis, ciclos económicos y hasta de catástrofes naturales. Aunque la chacota le haya tocado esta vez al político catalán -al que se compara con las pilas Duracell,que duran y duran- no es el único que lleva calentando butaca durante décadas. Rajoy es diputado desde 1981 y Rubalcaba ya era ministro en 1992. Los alternativos no le van a la zaga. La candidata de UPyD, Rosa Díez, no ha dejado un escaño, en diferentes versiones geográficas, desde 1979 lo que no le impide llevar en su programa la limitación de los mandatos a dos legislaturas (aunque aclara que la norma no afecta los tránsfugas como ella). ¿No sería mejor limitar los mandatos a la vida del político como propone irónicamente un internauta y dejarse de zarandajas?

Pero Duran es distinto a todos ellos porque es nacionalista y eso da patente de corso para tomarse muchas licencias. No me imagino a ningún otro candidato elogiando la labor de los médicos que intentan corregir o atemperar la homosexualidad de sus pacientes; o censurando la conducta de los andaluces que malgastan su existencia en la tasca mientras que los hacendosos payeses recogen la fruta; o recriminando a los periodistas por hacer preguntas inconvenientes y a los empresarios por atreverse a poner en duda el nuevo dogma del pacto fiscal para Cataluña.

Cuando uno se envuelve en una bandera como Duran, se pueden hacer gracietas homófobas, xenófobas o groseras, porque el nacionalismo lo justifica todo, convierte la ideología, la economía y hasta la dignidad de la persona en asuntos menores, supeditados a las necesidades superiores de la patria. Si invocas la señera nadie te puede acusar de incongruente por defender recortes sanitarios en Cataluña mientras tu vives en una suite del Palace, el lujoso hotel madrileño donde se alojan las estrellas del rock. Que conste que es preferible que Duran viva confortablemente en su suite y limite su nacionalismo a los chistes fáciles, porque ya sabemos por la historia reciente que cuando los nacionalistas se ponen serios montan unos líos poco aconsejables.

No faltara algún quien atribuya el tono ácido de algunos mensajes  (uno de los mejores es el que recordaba el cara a cara entre Duran y el rey Jaime I) a una nueva campaña anticatalanista. Pero según informa la propia prensa del lugar ha surgido del mismo nacionalismo, de su ala izquierda. La portavoz de ERC en el Parlament, Anna Simó, lanzó una inocente pregunta al foro de Twitter ("Cuando Duran comienza a ser diputado en 1979, yo tenía 11 años. ¿Y vosotros?”), y pronto llovieron las respuestas.

También habrá quien acuse al redactor de estas líneas de ser un antinacionalista al más puro estilo ibérico. Y se equivocará. Siempre me he declarado un nacionalista furibundo. Pero no español, sino noruego. Dice la ONU que es el país del mundo donde mejor se vive. El año que ponga a otro el primero de la lista, mudaré de patriotismo.