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El PP da por superado el penúltimo escollo

Rajoy agudiza el tono moderado tras considerar que ganó el debate y hace mítines aún más anodinos

Mariano Rajoy pasa de lo beatífico a lo anodino. El PP considera que ha superado el penúltimo escollo en el camino hacia La Moncloa, Rajoy está más que satisfecho con el resultado del cara a cara con Alfredo Pérez Rubalcaba y entiende que ahora puede entrar en la última fase de su campaña, más pendiente que nunca de no cometer errores.

Si hasta ahora el líder del PP mantenía una campaña fría, ahora puede lanzarse a una casi ultracongelada, sin polémicas, más centrada en el paro aún y esperando a que sea el candidato socialista el que siga cometiendo errores. Entra en un campaña anodina, como los dos mítines en los que intervino ayer en Melilla y Málaga, con muchos besos, aplausos y elogios, porque cuanto más sube en las encuestas más querido es. Pero tan anodino que varios centenares de mujeres, que aplaudieron con mucho entusiasmo, se fueron mientras Rajoy hablaba de lo suyo en Málaga.

“Dedicaré lo que queda de campaña a explicar a los españoles lo que ha pasado y lo que hay que hacer en el futuro, sin insidias y tratando a los españoles como adultos e inteligentes”, dijo Rajoy ayer en un acto en Melilla.

Según explicó luego a los periodistas, el PSOE mantenía una “estrategia gastada de amenazar con todos los males del infierno” si gana el PP. En su opinión, el resultado del debate muestra que esa idea no ha calado entre los ciudadanos y que entre el balance del Gobierno de Zapatero —y del propio Rubalcaba como ministro destacado— y sus ofertas electorales frente a la crisis, los ciudadanos “han interiorizado la necesidad del cambio”.

El líder del PP no se puede decir que esté eufórico, porque ese estado de ánimo no está en su diccionario y no lo ha estado en su vida, pero sí está satisfecho y, según sus colaboradores, es consciente de que está a un paso de la victoria electoral. Ayer se dio un paseo por Melilla, participó en un nuevo festival de celebración en forma de mitin en Málaga y, lo que es más inusual, tuvo en un encuentro con los periodistas, muy breve, pero encuentro al fin y al cabo. Tan sobrado que en Málaga, cuando o asistentes le pidieron que botara, el contestó "podría hacerlo más veces porque estoy en forma, pero no es momento para hacer exhibiciones". Pero, ¡qué mitin tan anodino hizo! De trámite.

En esa línea, el presidente del PP-A, Javier Arenas, dijo que Rajoy dio un "paso de gigante en su camino por ser el presidente del cambio y la confianza" tras el debate.

Hasta José María Aznar dijo que "nunca había visto a un candidato dimitir públicamente en televisión de su condición de candidato para convertirse en intrépido reportero que hace una entrevista a quien considera que va a ser el próximo presidente del Gobierno".

Y ningún telonero o candidato del PP dejó de felicitarse en los mítines del resultado del debate cara a cara. El equipo de campaña entiende que Rubalcaba se ha rendido ya y, por eso, transmitió la imagen de perdedor en el debate. Ni siquiera podrá utilizar el socialista el argumento de la falta de programa del PP, porque Rubalcaba hizo de sus propuestas el centro de la mayo parte del debate.

También se felicitan de que el tono más agresivo fuera el de Rubalcaba, mientras que Rajoy, por ejemplo, eludió entrar en la polémica sobre el terrorismo. Esa estrategia, siempre según el PP, ya la intentó el PSOE con Felipe. El objetivo sigue siendo impedir que ningún tema se superponga al del paro y la crisis. Que no se hable de otra cosa. Aunque los más ultras del PP echen de menos el discurso de la derrota de ETA y la duda sobre el cese definitivo de la violencia.

Ayer, además, Rajoy hizo el primer mitin en Andalucía, en la comunidad en la que, si se cumplen las expectativas, puede redondear en unos meses la acumulación de poder sin precedentes que inició el pasado 22 de mayo en las elecciones autonómicas y municipales.

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