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Consejos secretos de Blair

El ex primer ministro británico sostiene que la clave del final del terrorismo es el anuncio de “cese definitivo”, no el desarme

Luis R. Aizpeolea

El ex primer ministro británico Tony Blair, tras su experiencia en el proceso de paz de Irlanda del Norte, defiende que el final de una organización terrorista debe centrarse en lograr de ella el compromiso público de cese de la violencia, y no su desarme, que es una deriva posterior. Esa experiencia la ha trasladado a la situación del País Vasco, pese a las diferencias que esta tiene con el conflicto irlandés.

La cuestión está siendo motivo de debate tanto en Euskadi como en el conjunto de España tras el anuncio de “cese definitivo” de la violencia por parte de ETA. Algunos plantean que no se puede hablar de final de la banda mientras no haya desarme. Es un debate predominantemente mediático, porque los principales líderes políticos, incluido el presidente del PP, Mariano Rajoy, no se han pronunciado.

Sin embargo, Blair lo tiene claro, según concluyen los organizadores de la llamada conferencia internacional de San Sebastián, celebrada el pasado 17 de octubre y que él ha respaldado. El ex primer ministro británico ya transmitió a José Luis Rodríguez Zapatero —antes de iniciarse el proceso de diálogo entre el Gobierno y ETA en 2006— que la clave estaba en lograr el cese definitivo de la banda, no el desarme. Lo hizo a través de un informe reservado que envió al presidente español, a petición de este, justo después del final del IRA en julio de 2005. Y lo sigue manteniendo hoy en día, al respaldar el texto de la conferencia internacional y al valorar posteriormente el comunicado de ETA.

Tras el 20-N, “paciencia y riesgo”

El ex primer ministro británico Tony Blair pide al Gobierno español que salga de las urnas tras el 20-N que dialogue con ETA para “consolidar el final de la violencia”. Lo propone en un artículo publicado en el Internacional Herald Tribune el 22 de octubre, dos días después de que ETA anunciara en un comunicado el “cese definitivo” de la violencia.

Blair da varias claves. Primero, cree que el comunicado de ETA “debe ser bienvenido por los Gobiernos y los pueblos”. La segunda es su argumentación de la importancia del comunicado. Subraya que obedece a una decisión unilateral de la banda, pública y sin ambigüedades, que no viene precedida de negociaciones secretas ni con el Gobierno ni con los partidos y que no pide ninguna concesión política.

La tercera clave es su petición a España y Francia para que, tras este comunicado, que responde a la petición del Gobierno y de todos los partidos democráticos, abran un diálogo para “asegurar la disolución de ETA como fuerza militar”.

El objetivo de ese diálogo sería abordar el desarme, la salida de presos, la reinserción de los clandestinos y el reconocimiento de las víctimas del terrorismo.

Blair apela a su experiencia en el proceso de paz de Irlanda del Norte y defiende la combinación de una actitud de firmeza frente los terroristas con la oferta de una salida dialogada.

Insiste en que ese diálogo debe abrirse para que “la paz sea irreversible”. Y que “requiere paciencia y riesgo”. Atribuye esa “dura tarea de resolver las consecuencias del conflicto” al Gobierno que salga de las elecciones del 20-N. El artículo termina señalando que la “declaración de ETA es histórica” y “una oportunidad que debe ser aprovechada”.

L. R. A., Madrid

En esta ocasión, Blair, que envió como representante a San Sebastián a su ex jefe de gabinete, Jonathan Powell, fue invitado por el Grupo Internacional de Contacto que lidera el abogado surafricano y experto en resolución de conflictos Brian Currin.

La opinión del ex primer ministro británico es compartida por los expertos en resolución de conflictos, según asegura Paul Ríos, coordinador de Lokarri, el movimiento social que organizó la conferencia de San Sebastián. Blair opina, según Ríos, que el desarme de una organización terrorista es “muy difícil de comprobar” y que, aun cuando se produce, “siempre se pueden suscitar dudas razonables sobre si ha sido completo o no”. También suelen decir los expertos, subraya Ríos, que la clave es “el compromiso de la organización terrorista de cese definitivo y no el desarme, pues [la banda] siempre podría reabastecerse en el mercado negro”. Lo que no obsta para que se intente que el desarme se produzca.

El informe que Blair envió a Zapatero en 2005 sostenía expresamente que el Gobierno británico reconoció como un error haber centrado el final de la violencia en Irlanda del Norte en el desarme del IRA.

En España, tanto el proceso de paz de 2006, que protagonizó Zapatero, como el de 1998 con José María Aznar de presidente, se centraron en la consecución del cese definitivo de ETA a través de un proceso de paz por presos.

Lo mismo sucede con otra cuestión a debate, la disolución de ETA. La izquierda abertzale y la banda no parecen dispuestas a que haya disolución hasta que salga de la cárcel el último preso etarra. Rufi Etxeberria ha manifestado que el papel de ETA, desde la declaración del cese definitivo, se limitará exclusivamente a seguir la situación de los presos. Lo mismo sucedió con el IRA en Irlanda del Norte, que no anunció su disolución.

Otro consejo de Blair que adquiere actualidad es el de vincular las medidas penitenciarias al compromiso de la banda terrorista de cese de la violencia. El ex primer ministro británico suele recordar que su Gobierno se equivocó al comprometerse a acelerar la salida de todos los presos del IRA en tres años, en el acuerdo de Viernes Santo de 1998. Ahora, Blair propone —en un artículo publicado el pasado día 22 en el International Herald Tribune— que, una vez constituido el nuevo Gobierno español tras el 20-N, abra un diálogo para consolidar el final de ETA a la par que adopta medidas penitenciarias, de modo acompasado.

El compromiso de Blair con el final de ETA procede del proceso dialogado de 2006 en el que tuvo una importante complicidad con Zapatero. Además de sus consideraciones sobre el desarme y los presos, Blair advirtió al presidente español, en 2006, que los procesos de fin del terrorismo son largos y que tuviera paciencia. Y le avisó de que el fin del terrorismo no acarrea réditos electorales. Él no los tuvo.

Fue, también, Blair quien convenció a Zapatero para que, aun rompiendo ETA la tregua con el atentado de la T-4 en Barajas en diciembre de 2006, el Gobierno hiciera un intento final, en mayo de 2007, de recomponer el diálogo. Ese intento se saldó con un fracaso y la ruptura definitiva del proceso.

En aquel intento a la desesperada, Blair envió como representante suyo a su jefe de Gabinete, Jonathan Powell, que asistió a todas las sesiones como observador. Powell fue el contacto de Blair con el IRA en el proceso de paz de Irlanda del Norte.

Y Powell reapareció en la conferencia internacional de San Sebastián el 17 de octubre, también como representante de Blair. Participaron igualmente otros actores del proceso de 2006, como el expresidente irlandés Bertie Ahern y el líder del Sinn Féin, Gerry Adams. La diferencia es que en esta ocasión Powell estuvo en San Sebastián a instancias de Brian Currin y de Lokarri sin que el Gobierno español ni los partidos constitucionalistas tuvieran que ver en el asunto.

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