Los ministrables de Rajoy
En las quinielas hay cuatro imprescindibles: Santamaría, Gallardón, Soria y Arias Cañete La gran incógnita es Economía: De Guindos es el más citado pero algunos hablan de Piqué Rato y Pizarro parecen descartarse a sí mismos y Montoro sigue siendo una opción
En estos días de gran preocupación por la situación económica, cuentan en el PP que Mariano Rajoy tiene un divertimento especial. Él es un hombre vinculado al poder desde hace mucho tiempo. Pero nunca como ahora ha podido ejercerlo a su antojo. Y cuentan que le encanta leer y escuchar todo lo que se dice sobre sus ministrables, ver la ansiedad entre ellos, y saber que él es el único que sabe. Y el único que decide. Disfruta con ese poder. “Es impresionante, leo todos los días cosas de gente que sabe mucho más que yo”, ironizaba el lunes en la cadena Cope. Solo hay una realidad objetiva: no le ha garantizado nada a nadie. No ha construido un Gobierno en la sombra, como es habitual en Europa y como hizo el propio Aznar. Todos están a la espera de sus decisiones. A partir de ahí, en el PP, obviamente, no se habla de otra cosa y se reparten ya, en el aire, hasta las embajadas.
Una cosa está clara: no hay ni de lejos ministerios para todos los aspirantes. Como mensaje de austeridad, Rajoy reducirá si gana las elecciones el Gobierno actual. De los 15 actuales pasará a unos 10 ministerios. Eso implicará fusionar algunos. Los que más papeletas tienen para pasar a ser solo una secretaría de Estado son Medio Ambiente –ha prometido recuperar Agricultura- y Cultura, aunque muchos hablan de una posible fusión de Justicia e Interior, como en 1993 con Juan Alberto Belloch.
Solo tres fijos
En las quinielas en este momento solo hay tres fijos. Soraya Sáenz de Santamaría será una pieza clave, coinciden todos los dirigentes. Como ministra de Presidencia, con o sin rango de vicepresidenta, con o sin atribuciones de portavoz, todo el mundo tiene claro que es la persona de confianza de Rajoy y la que moverá el Gobierno y los subsecretarios. La forma de ejercer el poder del líder hace que él se ocupe muy poco de los asuntos concretos –suele presumir de eso- y el perfil discreto y trabajador de Sáenz de Santamaría es perfecto para esas atribuciones. Dada la particular forma de tomar las decisiones que tiene Rajoy, siempre esperando al último minuto y dándole muchísimas vueltas, él concede una gran importancia al equipo que rodea al presidente. Ahí es muy relevante y probablemente seguirá siéndolo en La Moncloa la figura de Jorge Moragas. El presidente del PP no solo le ha ascendido en las listas, sino que ha colocado en puestos de salida a los miembros de su equipo, como Víctor Calvo-Sotelo o Alfonso de Senillosa. Ese grupo irá con toda probabilidad a La Moncloa.
Como mensaje de austeridad, Rajoy reducirá si gana las elecciones el Gobierno actual. De los 15 actuales pasará a unos 10 ministerios
Otro fijo como ministro es Alberto Ruiz-Gallardón. Aunque algunos dudan por el llamado problema Botella, esto es, el riesgo de dejar el Ayuntamiento de Madrid en manos de Ana Botella, a quien muchos ven con serios problemas para ganar las siguientes elecciones, casi todo el PP da por hecho que irá al Gobierno. Cada vez está más instalada la idea de un ministerio muy potente, como Interior, solo o también con Justicia. En el momento del final de ETA, ese departamento tiene un gran valor estratégico. Sin embargo, personas muy próximas a Rajoy creen que Gallardón irá a un puesto con influencia y proyección pero menos determinante, como Defensa. Sería una forma de evitar que acumule mucho poder e incluso que hiciera sombra al presidente. Algunos comparan al alcalde con la figura de José Bono en el PSOE, personajes que aspiraron a ser el número uno y tienen dinámica propia. Aun así, la relación de Rajoy y Gallardón parece haberse consolidado mucho. Los que dudan por el problema Botella señalan que a lo mejor Gallardón no está en un primer momento en el Gobierno, para no dejar la alcaldía tan pronto, y llegaría más adelante. Pero la mayoría cree que estará desde el principio.
Otro fijo es José Manuel Soria. Tiene muy buena relación con Rajoy –el líder viaja a Canarias con frecuencia a ver a su padre, que vive allí- dibuja un perfil que al líder le gusta –técnico comercial del Estado que ya trabajó en el ministerio de Economía con Gobiernos del PSOE y ha recorrido varias administraciones como técnico y después como político- y ha decidido abandonar la política canaria para dar el salto al Congreso. Parece seguro en algún ministerio económico, muchos apuntan a Fomento.
Otro de los que suena con más fuerza como fijo es Miguel Arias Cañete. También muy cercano al líder, fue ministro de Agricultura con Aznar. Algunos le colocan ahora incluso en Exteriores, por su conocimiento de las negociaciones europeas, la clave de los próximos meses, según Rajoy. Pero la mayoría cree que para ese puesto fundamental el líder hará algún fichaje, probablemente algún empresario con buenas relaciones internacionales. También se incluyen en las apuestas, aunque sea para cargos inferiores, a algún eurodiputado con los que tiene contacto, del estilo de su amigo José Manuel García Margallo.
La gran incógnita
Pero la gran incógnita sigue siendo el equipo económico. Rajoy ha mantenido varios cauces abiertos en este asunto. Su portavoz es Cristóbal Montoro, con el que tiene hilo directo y constante, pero él habla con mucha gente fuera del partido sobre economía. En el mundo de la banca, los que más contacto tienen con él, según coinciden varios dirigentes, son Francisco González, presidente del BBVA, y Ángel Ron, del Popular, ambos gallegos como Rajoy. Y en el mundo más vinculado indirectamente a la política, su contacto habitual es Luis de Guindos, ahora en el Instituto de Empresa y consejero de Endesa, que fue secretario de Estado de Economía en el último Gobierno de Aznar. También habla mucho con su amigo Fernando Bécquer, expresidente del ICO, ahora en Iberdrola, a quien buena parte del PP imagina en un puesto importante, aunque tal vez no de ministro. Y ahora tiene bastante trato con Rodrigo Rato y Manuel Pizarro. Y con el presidente de la patronal, Juan Rosell.
El que suena más fuerte como ministro de Economía es De Guindos. Prácticamente todos los ministrables de Rajoy, incluida Sáenz de Santamaría, tienen una cosa en común: sacaron una oposición de jóvenes, como él –De Guindos es compañero de promoción de Soria, Sáenz de Santamaría y Miguel Arias son abogados del Estado, y Gallardón es fiscal- y después se dedicaron a la política. Es algo clave en la forma de entender el mundo de Rajoy, un registrador de la propiedad hijo de juez y hermano de notarios que siempre se ha movido en los círculos del alto funcionariado y de la política.
De Guindos es el más nombrado, pero muchos esperan también una posible sorpresa: el regreso de Josep Piqué como ministro de Economía. Es lo único que él aceptaría –ya estuvo en Exteriores y nadie quiere dejar un gran sueldo y una posición inmejorable como presidente de Vueling para repetir-. Para Rajoy, que ha recuperado su relación con él después de la crisis interna que le llevó a dimitir en 2007 como presidente del PP catalán, supondría un gran fichaje y un pacto con el empresariado catalán –Piqué preside el Círculo de Economía- que tanto le interesa en ese histórico agujero negro electoral del PP. De hecho algunos señalan que incluso con mayoría absoluta Rajoy intentará tener algún ministro de CiU. Rodrigo Rato, al que muchos desean, parece autodescartarse por su posición privilegiada como presidente de Bankia, por la que tanto peleó, y Manuel Pizarro, otro candidato fuerte, tampoco parece estar por la labor de dejar de nuevo la empresa privada –en 2008 estaba a punto de entrar en el consejo de Telefónica cuando le llamó Rajoy- y su buena posición como presidente de Baker & McKenzie en España.
Son tantos los candidatos a Economía, y tal el desconcierto que provoca el secretismo de Rajoy, que en el PP ya bromean con que habrá un ministerio rotatorio mensual
En el PP hay también muchos defensores de que sea Montoro el ministro de Economía. Es el que ha dado la cara todo este tiempo. Nadie lo descarta del todo. Sin embargo, la mayoría le ve dentro del Gobierno pero con otra cartera. Tal vez Industria. Sus defensores critican que De Guindos tiene demasiados compromisos en el mundo privado. Sus detractores, que Montoro también los tiene. Se habló mucho internamente de la posibilidad de que fuera gobernador del Banco de España, pero la insistencia pública de Rajoy en que tiene que ser alguien “al menos con apariencia de independiente” lo descarta. Para ese puesto también tendría perfil el propio De Guindos y otros muchos, como José Manuel González Páramo, ahora en el BCE. Jaime Caruana, uno de los nombres que siempre suena para Economía, parece descartado porque le quedan dos años y medio de mandato en el Banco Internacional de Pagos, una institución muy relevante, y después de las críticas por el abandono prematuro de Rato del FMI podría consolidar una mala imagen de España.
Rajoy tiene muchos candidatos en el mundo económico, no en vano el PP domina esas esferas y la mayoría de los que estuvieron en el equipo de Rato han acabado de ejecutivos en grandes empresas. De hecho el principal problema que se puede encontrar el líder es que cualquiera que acepte ir al Gobierno pierde inmediatamente una gran cantidad de dinero en sueldo. Aunque después, a su regreso, como se ha comprobado, los contactos se multiplican y la vida profesional está resuelta. En cualquier caso, son tantos los candidatos a Economía, y tal el desconcierto que provoca el secretismo de Rajoy –algo insólito en España y Europa, donde nadie se presenta sin que esté claro su ministro de Economía- que en el PP ya bromean con que habrá que hacer en Economía un ministerio rotatorio mensual, para que todos los que aspiran puedan ejercerlo. Entre los recuperables de la empresa privada también está Juan José Güemes, exconsejero de Madrid.
Los que han formado el equipo económico del PP estos años, como Álvaro Nadal, cercano al líder, y Fátima Báñez también tendrán previsiblemente puestos destacados, aunque difícilmente ministros. En el entorno de Sáenz de Santamaría están estos y otros dirigentes que han llevado adelante la oposición y que muy probablemente entrarán al segundo nivel del Gobierno, como José María Lassalle, probable responsable de Cultura, que casi seguro no tendrá rango de ministerio. Santiago Cervera, hombre muy bien valorado por Rajoy y que se ha aupado al número seis de la lista por Madrid, también podría estar en ese grupo.
Todos los dirigentes están seguros de que habrá fichajes, aunque nadie especula con ellos porque es absurdo. Todos recuerdan que tanto los Gobiernos de Aznar como los de Zapatero tuvieron gente que el día en que se anunciaron eran desconocidos para la prensa. En cualquier caso en su entorno están seguros de que Rajoy, al estilo de Nicolás Sarkozy, intentará fichar alguna figura cercana a la izquierda, para reforzar ese mensaje de concordia. Se especuló con José María Fidalgo, exsecretario general de CC OO, que ha acudido recientemente a un foro del PP, pero nadie relevante da por buena esa especulación y él mismo lo descarta.
Varias mujeres
Lo que sí es evidente que tendrá que haber varias mujeres. Al margen de Sáenz de Santamaría, Rajoy tiene a las principales en las autonomías, y no es previsible que las saque de allí. Los dirigentes consultados ven a Ana Mato más como secretaria general que como ministra. Sin embargo, el empeño de Dolores de Cospedal en seguir compatibilizando la secretaría general y la presidencia de Castilla-La Mancha –quedarse solo con esto último le quitaría toda la proyección y Rajoy quiere protegerla- hace pensar a muchos que Mato podría ir también al Gobierno.
Ana Pastor, una amiga de Rajoy de toda la vida y exministra de Sanidad, podría entrar de nuevo en el Gobierno, pero la mayoría la ve en un puesto más institucional como presidenta del Congreso, un cargo que también podría ser para Jorge Fernández Diaz.
Otra mujer cercana a Rajoy de la que se habla mucho, pese a que no es una cara muy conocida, es la presidenta del Parlamento gallego, Pilar Rojo. Y casi siempre aparece en las quinielas Lucía Figar, consejera de Educación de Madrid con mucha proyección, aunque la guerra que se vive en esta comunidad con los recortes y las huelgas de profesores ha complicado sus posibilidades. Elvira Fernández, recuperada como cabeza de lista por Jaén, también aparece, aunque con menos fuerza.
“No creo que Rajoy quiera llenar su Gobierno de exministros de Aznar”, es una de las frases más repetidas
El puesto de Interior es un eje del Gobierno. Y más ahora. Federico Trillo ha desempeñado el papel de interlocutor del Ejecutivo en estos asuntos y los suyos le ven en Interior o en Justicia. Sin embargo, buena parte del PP cree que dada su larga trayectoria y su imagen desgastada, Rajoy querrá evitar la polémica y le pondrá en un puesto institucional como el Consejo de Estado. “No creo que Rajoy quiera llenar su Gobierno de exministros de Aznar”, es una de las frases más repetidas. Muchos ven a Enrique López, eterno candidato del PP al Constitucional, dando el salto a la política. Un mensaje nítido sería colocar en ese departamento a Antonio Basagoiti, con quien tiene muy buena relación, y que ha sido fundamental en el cambio de estrategia sobre la lucha antiterrorista. Pero en el PP vasco están cansados de que los únicos ministros de esta comunidad sean de Interior y preferirían una cartera económica. Alfonso Alonso, exalcalde de Vitoria y muy cercano a Rajoy, podría suponer la cuota vasca. Ignacio Astarloa, otro aspirante, tendría la clara oposición del PP de Basagoiti. Rajoy no es en general partidario de llevar a Madrid a muchos dirigentes autonómicos. De ahí que también la catalana Alicia Sánchez Camacho parezca descartada, ahora que el PP empieza a ser importante en Cataluña. Aún así, hay algunos que están empujando fuerte para dejar sus autonomías, en especial el presidente riojano Pedro Sanz y el castellanoleonés Juan Vicente Herrera.
A pesar de todo, Rajoy seguirá muy probablemente funcionando como hasta ahora, como siempre, con un núcleo de personas influyentes que no necesariamente tienen que estar en el Gobierno. Es el caso de Javier Arenas, que no irá al Ejecutivo porque aspira a presidir Andalucía pero es y seguirá siendo una de las personas con más peso. A Esteban González Pons, la cara más visible del PP durante la última etapa de la oposición, la mayoría de los dirigentes lo ven como portavoz parlamentario, aunque no es descartable que entre en el Gobierno. Otro hombre clave es Pedro Arriola, que tampoco es probable que forme parte del Ejecutivo pero ya fue el principal asesor de Aznar y ahora lo es de Rajoy, en el que tiene aún más influencia, según su entorno. Otras personas del equipo de confianza, como Pío García Escudero, apuntan más hacia la presidencia del Senado, por ejemplo, que hacia un ministerio. En cualquier caso, y en esto coinciden todas las fuentes, solo el líder sabe realmente qué puestos tiene pensados. Muchos creen incluso que, dada su forma de ser, es posible que no lo piense en serio hasta después del 20 de noviembre.
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