Un futuro económico sin terrorismo
La desaparición del pesado e inhumano lastre del terrorismo va a tener muchos efectos positivos también desde el punto de vista económico y empresaria
La desaparición del pesado e inhumano lastre del terrorismo va a tener muchos efectos positivos también desde el punto de vista económico y empresarial. Por supuesto que el efecto inmediato es la desaparición definitiva de la coacción y la extorsión al empresariado y a los profesionales en el País Vasco, que algunos cifran en torno a 120 millones de euros en los últimos cuarenta años.
Si se añade a esto el coste que supuso la violencia, el asesinato y la coacción en punto a infraestructuras en el País Vasco, -recordemos la sobreinversión que supuso la coacción a la construcción de la autovía de Leizarán, o el cierre forzado de la Central de Lemóniz, la carga económica en la que se ha incurrido en los últimos cuarenta años puede superar los 3 mill millones de euros. A partir de ahora ya no habrá extorsión, y los vascos podrán decidir democráticamente las infraestructuras de las que se quieren dotar. Además, mirando más hacia el futuro, se podría experimentar un efecto de retorno de mucho talento empresarial que, bajo las amenazas y secuestros de los terroristas, tuvo que exiliarse a otras partes de España o más allá.
Un segundo efecto positivo del fin de la amenaza del terrorismo tiene que ver con los efectos muy negativos que ha causado a la inversión, al turismo y, en definitiva a la atractividad del País Vasco a escala nacional e internacional. Desafortunadamente, la actividad terrorista ha supuesto un freno en este aspecto, que algunos llegan a cifrar en más de un 10% de su producto interior. Y es este último punto el que me lleva a una reflexión tan real, pero más intangible. El País Vasco ha sido durante las últimas décadas como un corredor de maratón que, a pesar de correr con una pesada mochila, la lacra del terrorismo, ha podido situarse en una posición realmente avanzada. Desde los años 80 del pasado siglo, a partir de su restructuración industrial, el País Vasco ha dado a luz un conjunto notable de procesos empresariales de éxito, que hoy son ya grandes empresas globales. Ha sabido también organizar muy bien la cooperación público-privada con la generación de un sistema avanzado de innovación. Incluso en la crisis en la que aún nos encontramos, muchas empresas vascas han sido capaces de sustituir su mercado interior por nuevos mercados, mediante procesos realmente relevantes de globalización. Yo creo que a partir de ahora, sin el lastre del terrorismo, el País Vasco va a ser aún más innovador, aún más dinámico y aún más emprendedor.
Manuel Escudero es director general de Deusto Business School
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