El foro de San Sebastián intenta el final de ETA
Mediadores internacionales pedirán a la banda el abandono definitivo de las armas El PSE defenderá el plan del ‘lehendakari’ a favor del acercamiento de presos
La conferencia de paz que hoy se celebra en San Sebastián, organizada por el movimiento social vasco Lokarri y el Grupo Internacional de Contacto, que lidera el abogado y mediador en los conflictos irlandés y sudafricano, Brian Currin, trata de lograr una resolución que reclame a ETA el cese definitivo de la violencia. Las asociaciones de víctimas del terrorismo y el PP, la formación que más posibilidades tiene de gobernar en España tras el 20-N, desconfían de esta iniciativa. Los organizadores de la conferencia esperan una respuesta positiva de ETA a la resolución que salga aprobada.
En marzo de 2010 se estrenó el Grupo Internacional de Contacto con una exigencia a ETA desde Bruselas de un alto el fuego general, permanente y verificable. Hizo esta reclamación un mes después de que la izquierda abertzale decidiera, por vez primera en su historia y con un respaldo de más del 80% de su militancia, abrir un camino de rechazo a la violencia y apostar solo por “vías políticas y pacíficas”.
La banda terrorista tardó 10 meses en responder al Grupo Internacional de Contacto con una declaración de alto el fuego. Esta vez, los organizadores de la conferencia creen que la respuesta de ETA a su petición de cese definitivo será más rápida. Antes que ETA, se pronunciará la izquierda abertzale. Sus líderes han transmitido a sus cuadros, en una reunión celebrada la pasada semana, que se preparen para el final definitivo de ETA.
Fuentes del PNV, partido muy comprometido en la preparación de la conferencia, aseguran que esta “es la percha que se le ofrece a ETA para que justifique y declare más rápidamente el cese definitivo de las armas” y que “tampoco exigirá contrapartidas políticas ni al Gobierno ni a los partidos por el cese definitivo de ETA”. Al parecer, la fórmula, igual que en Irlanda, será de cese definitivo y no de disolución. Las mismas fuentes están convencidas de la “irreversibilidad” del proceso ya que “ETA no podrá tener otra oportunidad similar para escenificar su final”.
La conferencia de San Sebastián está avalada por cuatro fundaciones internacionales especializadas en la resolución de conflictos, y numerosas personalidades como el ex secretario general de la ONU Kofi Annan; los ex primeros ministros de Irlanda, Bertie Ahern, y de Noruega, Gro Harlem Brutland; el ex ministro francés de Interior Pierre Joxe, y Jonathan Powell, ex jefe de gabinete del ex primer ministro británico Tony Blair, a quien representará en el foro.
Acudirán, también, representantes de los partidos vascos, a excepción del PP y UPyD, así como de los sindicatos, la Iglesia vasca y numerosos organismos sociales. El Gobierno de Zapatero no se ha comprometido con la conferencia, pero no se ha manifestado en contra. El Ejecutivo vasco de Patxi López se ha quedado al margen, aunque acudirá una representación del PSE, que defenderá el plan de paz que presentó el lehendakari hace 15 días, que recogía medidas penitenciarias si ETA abandonaba. López manifestó ayer, desde Nueva York, que esperaba que de esa conferencia salga “la exigencia a ETA para que abandone las armas” y que “si a ETA y su entorno les hace falta esa conferencia para escenificar su final pues que aprovechen la oportunidad”.
La conferencia, que durará tres horas, tendrá dos partes. En la primera intervendrán los representantes y, tras un receso, se presentará la resolución, que llega pactada a la reunión. Según indican algunas fuentes, la reclamación de ETA de cese definitivo tendrá de tres a cinco puntos y se especula con que podría sugerir al Gobierno medidas en favor de los presos de la banda.
La conferencia es la percha para el cese definitivo de la banda, según el PNV
La conferencia está inspirada en otra que no se llegó a celebrar en el otoño de 2006 y con la que se pretendía culminar aquel fallido proceso de paz. Con el foro se pretendía pasar de la “fase deliberativa a la resolutiva del proceso” o “punto cero”, en la terminología de la resolución de conflictos. Fuentes de la organización de la conferencia de San Sebastián admiten el paralelismo. La diferencia entre ambas radica en que la de 2006 fue planeada por los partidos vascos implicados en aquel proceso —PSE, PNV y la izquierda abertzale— y en este caso han sido el movimiento Lokarri y el Grupo Internacional de Contacto los organizadores, animados por el PNV y la izquierda radical.
El hecho es que las cosas se han precipitado en septiembre cuando la izquierda abertzale ya había decidido no realizar movimiento alguno y esperar a la llegada del siguiente Gobierno. La decisión de parálisis política la tomó cuando supo que el Tribunal Constitucional no se iba a pronunciar antes de las elecciones del 20-N sobre la legalización de Sortu ni sobre la revisión de la aplicación de la doctrina Parot, que podía dejar en la calle a decenas de presos de ETA. Para colmo, la sentencia condenatoria por el caso Bateragune de Arnaldo Otegi y de Rafael Díez Usabiaga, que suponía su ingreso en prisión, dejaba a Rufi Etxeberria en soledad en la dirección abertzale.
En ese momento entró en acción el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, que convenció a Rufi Etxeberria que siguiera con sus planes, incluida la conferencia, sin hacer caso al adelanto electoral. Urkullu se ofreció a Etxeberria para convencer a las instituciones vascas de su participación en la reunión. Estas últimas semanas, Urkullu se ha reunido con representantes de las instituciones vascas —patronal, sindicatos, Iglesia...—, a quienes ha convencido de su participación. También ha mantenido contactos con el cuerpo diplomático, los partidos y el Gobierno.
Urkullu ha mediado entre la izquierda radical y las instituciones
Urkullu, a sabiendas de que el Ejecutivo y los partidos no nacionalistas eran reacios a la conferencia por la presencia internacional, pidió al presidente Zapatero que la tolerase. También le informó al líder del PP vasco, Antonio Basagoiti, quien le señaló los riesgos de su celebración por la publicidad para Amaiur, la nueva marca de la izquierda abertzale, en vísperas electorales.
Mientras Urkullu hizo de enlace entre la izquierda radical y las instituciones vascas, Paul Ríos, coordinador de Lokarri; el presidente de la Comisión Internacional de Verificación, Ram Manikkalingam, y Jonathan Powell, ex jefe de gabinete de Blair, se movieron en el campo internacional. Así atrajeron a la conferencia a Kofi Annan y a los ex primeros ministros noruego e irlandés.
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