Todos en vilo por 'Mone' en Palafrugell
Familiares y amigos esperan noticias de la cooperante Montserrat Serra secuestrada en Kenia
Todos en vilo por Mone. Así conocen en Palafrugell (Girona) a Montserrat Serra, profesora de instituto de 40 años y cooperante secuestrada ayer en Kenia. Los gabinetes de crisis se suceden en la localidad Ampurdanesa. En el ayuntamiento, el alcalde, el socialista Juli Fernández, se mantiene pegado al teléfono pendiente de la evolución del secuestro. En el bar Pi Verd, propiedad de Joan Ridao, tío de Mone, varios amigos de la cooperante leen los periódicos y esperan, algunos con cara de no haber dormido la pasada noche. El tío responde al teléfono con rostro compungido y sirve cafés a los clientes, que no hablan de otra cosa que no sea el secuestro.
“No importa lo que tarde en solucionarse si todo sale bien”, dice Ridao. Dos miembros de Médicos sin Fronteras (MSF), organización con la que la cooperante se desplazó a Kenia, viajaron ayer desde Barcelona para reunirse en el bar Pi Verd con la familia Serra. Mone tiene tres hermanos. La ONG ha dado instrucciones a los allegados de no dar detalles sobre ella ni sobre la evolución del secuestro, así que la familia ha dejado en manos de MSF toda la información. Mone lleva muchos años en el mundo de la cooperación, que compaginaba con el trabajo de profesora. Ha realizado numerosos viajes a países como Haití, Yemen o Burkina Faso. “Si vieses sus pasaportes, los tiene todos llenos de sellos”, explica su tío.
La familia apoya la vena solidaria de Mone, que renunció a limitarse a una cómoda vida de profesora de Tecnología en el instituto El Pedró de L´Escala para salir siempre que puede a ayudar a los más desfavorecidos del mundo. La apoyan a pesar de que eso suponga tenerla lejos durante largos periodos y, en este caso, sumergirse en una situación dramática. “Te parezca bien o no, cuando alguien hace lo que le gusta no hay nada que decir”, afirma el tío. Lo suelta con una sonrisa, la que se le escapa cuando piensa en su sobrina y lo mucho que disfruta de su trabajo. Mone, soltera y sin hijos viaja al menos dos veces al año a Palafrugell cuando pasa largas temporadas como cooperante. En una de las mesas del Pí Verd se sientan tres jóvenes que devoran la prensa. “Soy su amiga, pero no podemos decir nada”, aclara una chica con mirada cansada.
“Es un día muy triste por la ausencia de una persona con un gran sentido de la justicia”, afirma Dolors Gubau, compañera de la cooperante secuestrada en la Mesa de Cooperación y Solidaridad del Ayuntamiento de Palafrugell. Gubau insiste en dejar claro que Serra sabía muy bien dónde se metía. “No es una turista solidaria”, explicó Gubau, sino una cooperante “con mucha experiencia”. “No lo hace ni por exotismo ni por moda, sino por ideología”. Serra es una persona de las que cree que “es posible un mundo mejor” y que dedica su vida a intentar conseguirlo, en la opinión de Gubau. La cooperante fundó la ONG África Viva y ha participado en diversos proyectos sociales en su localidad. “Nunca ha perdido el vínculo con Palafrugell”, aclara la mujer, miembro de la ONG Gramc.
“No es una turista solidaria”, explica una compañera de una ONG, sino una cooperante “con mucha experiencia”
La cooperante envía de vez en cuando correos electrónicos para tener al día los miembros de la mesa solidaria, al igual que a sus compañeros de instituto. En el centro imperaba esta mañana la ley del silencio. Ni la directora ni los profesores, que ayer calificaron a su compañera de mujer “valiente y muy entregada”, querían hoy contar algo más acerca de Serra, que tiene plaza en el Instituto desde el año 1998.
El padre de la cooperante no ha dormido esta noche en la casa familiar, una vivienda antigua con un gran jardín en el que son visibles dos símbolos de los negocios familiares: una embarcación (el padre tiene una tienda náutica en L´Estartit) y una placa solar, señal de la empresa de instalación de placas en las que participa Mone y uno de tres hermanos. l“Estamos muy preocupados”, explicó una vecina que conoce a la cooperante desde que esta era pequeña. La mujer se metió en casa con el periódico en la mano y no quiso decir nada más. A esperar noticias.
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