Batalla judicial por el nuevo casino de Palma de Mallorca

Pugna empresarial de calado por la tarta del negocio del juego en Mallorca. El Casino de Mallorca, abierto en Calvià, a 20 kilómetros de Palma, justifica su traslado al barrio marítimo palmesano de Portopí por “razones de rentabilidad y mejor explotación, dada la actual crisis económica". Con la mudanza de ruletas, mesas y máquinas a los locales de unos ex multicines de un gran centro comercial se pretende captar más clientela, jugadores de la isla y turistas.

La operación, compleja por la concesión inicial y la normativa de juego, se está llevando a cabo a pesar de la batalla planteada desde un sector que se considera “directamente perjudicado”, la Asociación de Empresarios de Salas Recreativas de las islasBaleares. Los dueños de salas y máquinas tragaperras no se rinden, desean parar la apertura del casino en Palma prevista para octubre.

Tras los recursos administrativos y la presión pública, la patronal del juego se ha querellado contra el gestor empresarial y el arquitecto del proyecto del nuevo Casino de Mallorca en Palma por supuesta falsedad en la documentación tramitada ante las instituciones. Se cuestiona la veracidad de planos y mediciones finales del nuevo complejo sobre los aportados inicialmente.

La juez de instrucción del juzgado número ocho de Palma, Victoria Pelufo, ha admitido la querella de los empresarios contra el director del casino y el arquitecto director. La juez quiere investigar si “existen características que hacen presumir la posible existencia de un delito de falsedad de documentos privados”.

La patronal del juego menor en su denuncia contra la propiedad del casino, el potente grupo Nervión, sostiene que algunos planos y mediciones de las instalaciones con los que se obtuvieron licencias de obras, permisos y autorizaciones no casan con la realidad de lo ejecutado, que el complejo ha crecido en casi 150 metros cuadrados sobre la superficie autorizada de cerca de 2.500.

Los denunciantes quieren, en definitiva, que se no libren los permisos finales de apertura desde el Gobierno de Baleares y el Ayuntamiento de Palma. En opinión de Antonio Salvá, abogado y consejero de las sociedades del Casino, la querella "deja mucho que desear en el terreno del juego limpio y la ética, y adolece de falta de pruebas jurídicas".

Las cifras del juego

El pastel del juego  se refleja en la tasa fiscal. Los casinos en Baleares abonaron en 2010 unos 3,9 millones; los bingos ingresaron 13,8 millones, los salones de juego cerca de ocho millones y las salas de máquinas tragaperras unos 12 millones.

El 30% de la actividad de caja del Casino de Mallorca ha pivotado hasta ahora en las máquinas, de las que instalarán 70 en las nuevas dependencias de Portopí, con posibilidad de jugar desde las diez de la noche hasta las cinco de la madrugada. Las obras para la reforma de los multicines e instalación del nuevo casino rondan los nueve millones de euros.