Defensa impartirá 15 títulos de técnico superior a los suboficiales desde enero
La reforma de la enseñanza militar entra en su segunda fase y llega a los sargentos
La reforma de la enseñanza militar, la gran asignatura pendiente de las Fuerzas Armadas en la Transición, ha superado su primer curso. Y lo ha hecho “con sobresaliente”, según el subsecretario de Defensa, Vicente Salvador Centelles. “Las expectativas se han cumplido de sobra”. Admite, eso sí, que ha habido que “reajustar horarios y programas, porque todo sistema nuevo requiere un rodaje”.
Los cadetes que en septiembre pasado ingresaron en las academias generales de Zaragoza, Marín (Pontevedra) y San Javier (Murcia) se han enfrentado por vez primera a un programa en el que, junto a la formación para convertirse en oficiales del Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, han cursado estudios en Ingeniería de Organización Industrial e Ingeniería Mecánica. La idea de complementar la formación castrense con un título universitario fue acogida con recelo en algunos sectores militares, temerosos de que la primera acabara diluyéndose.
El mayor riesgo, sin embargo, era que la sobrecarga lectiva provocara un alud de deserciones; más aún cuando los nuevos cadetes ya no pasan un par de años preparando oposiciones para ingresar en las academias, sino que acceden directamente con la selectividad aprobada. A más facilidad para entrar, menos escrúpulos para salir. Sobre todo cuando tener la selectividad les permite cambiarse a otra carrera, lo que no pasaba antes.
El 18% de los cadetes que ingresan en Zaragoza no acaban el primer curso
En esas condiciones, Defensa convocó en 2010 las plazas de ingreso en las academias a ciegas, sin saber cuántos de los alumnos que iniciaran el curso arrojarían la toalla antes de acabarlo. El resultado ha sido desigual. De los 81 cadetes que ingresaron en la Escuela Naval Militar han concluido primero 74, por lo que solo siete (8,6%) se han dado de baja. El porcentaje de fracaso escolar ha sido aún menor en la Academia del Aire: el 3,6%; 79 aprobados de un total de 82.
En cambio, en la Academia General Militar han finalizado el curso 280 de los 343 alumnos que lo iniciaron, por lo que se han quedado en el camino 63, el 18,3%. Con el sistema anterior, los abandonos eran insignificantes: el 1,3% en Zaragoza, el 7,4% en Marín y el 0% en San Javier.
Estas fugas no tendrían relevancia si no fuera porque los cadetes que han pasado a segundo en Zaragoza (menos alguno que se dé de baja en el futuro) serán los nuevos oficiales con los que contarán el Ejército de Tierra y la Guardia Civil en 2015. El pasado 7 de julio, el Príncipe entregó en Zaragoza sus despachos a 286 nuevos oficiales, por lo que ya se sabe que la primera promoción del nuevo sistema será más reducida que la de este año.
Defensa repescará las plazas de quienes
se den de baja en los primeros 15 días
Para evitar que las futuras plantillas se queden sin cubrir, Defensa ha adoptado dos medidas. La primera ha sido arbitrar un sistema de repesca, de forma que las bajas que haya durante los primeros 15 días de curso, en septiembre, puedan cubrirse con los aspirantes que no obtuvieron plaza por falta de nota suficiente. En Zaragoza, 26 de las bajas —más del 40% del total— se produjeron en esa quincena. La ignorancia de los jóvenes sobre la vida militar, especialmente tras la supresión de la mili, hace que muchos se sientan frustrados tras su primer contacto.
La segunda medida es una especie de salvaguarda que se activará si, llegado 2013, se comprueba que no hay alumnos suficientes. El Reglamento de Ingreso y Promoción en las Fuerzas Armadas prevé la posibilidad de reclutar a jóvenes que ya tengan título universitario y a los que solo habría que dar la formación específicamente militar, en un máximo de dos años.
Pese a las bajas del primer curso, no se ha incrementado el número de plazas para ingresar en las academias de oficiales este año. Al contrario, se han reducido de 524 a 491. Y ello porque han pesado más los recortes presupuestarios de hoy que las necesidades a medio plazo.
Más allá de los ajustes, Defensa está convencido de que el nuevo sistema de formación no tiene marcha atrás y que el próximo Gobierno, cualquier que sea su color, se lo pensará mucho antes de desmontarlo. Lejos de eso, se propone profundizarlo e implantar, a partir de enero, la enseñanza de un título de técnico superior de formación profesional en las escuelas de suboficiales. Es una operación compleja, pues no se trata de impartir dos títulos universitarios en tres centros, como a los oficiales, sino 15 especialidades distintas en nueve centros repartidos por toda España. La mayoría de los profesores no serán contratados por Defensa sino por las comunidades autónomas.
El siguiente reto es impartir en inglés el 30% de las asignaturas que cursan los aspirantes a oficiales y facilitar el acceso de soldados y marineros a las academias de suboficiales. Para ello se rebajará de tres años a uno el requisito de experiencia previa.
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