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“Asumo que he perdido el piso, pero lucharé para evitar la deuda”

Un centenar de personas logran paralizar un desahucio en Sant Adrià del Besòs (Barcelona)

Concentración para frenar un desahucio en Carabanchel el pasado 15 de julio.
Concentración para frenar un desahucio en Carabanchel el pasado 15 de julio.EMILIO NARANJO (EFE)

“¡Sí se puede!”, gritaban el centenar de personas que se han concentrado desde las nueve de la mañana en un portal de la avenida del Ferrocarril, en Sant Adrià del Besòs (Barcelona) para evitar que una comitiva judicial ejecutase el desalojo de Montse Ortega. Objetivo conseguido: las dos personas que acudían con la notificación de desahucio no han podido salir del taxi que les llevaba hasta la finca por los insistentes abucheos y la resistencia de los convocados. “Este desahucio lo vamos a parar”, continuaban exclamando. Los vecinos de la zona han contestado así a la llamada que ayer realizaron las asambleas de barrio de Barcelona y las diferentes plataformas en contra de los desahucios por impago hipotecarios y de ciudadanos que no pueden asumir el alquiler. El de hoy era el primero de seis desalojos que están previstos en el área metropolitana de Barcelona en una semana.

“Hay que mentalizar a la gente de que hay que luchar, aunque se gane o se pierda”, afirma Luis Martí, la primera persona que ha evitado un desalojo en España. Ha acudido como miembro de Stop Desahucios y de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. “No importa de qué entidad vengamos, hay que apoyar a los afectados y que los vecinos cojan conciencia de las movilizaciones”, insta. La Asamblea La Verneda-Poble Nou, que ha convocado la concentración, y los movimientos vecinales se sentían fuertes: “Estamos seguros que vamos a paralizar el desalojo”, decían entre grandes pancartas en contra de los bancos y la ley hipotecaria. La afectada, sin embargo, no es tan optimista: “Asumo que he perdido el piso, pero lucho para evitar la deuda”, afirma, mientrsa dice que asciende a los 18.000 euros.

Después del verano, el juzgado pondrá fecha y hora a la nueva ejecución del desahucio

Montse compró el piso, de protección oficial, en 2007 y contrató dos hipotecas con la única entidad bancaria que se le permitió, asegura. Cada mes pagaba aproximadamente 700 euros. Todo iba sobre ruedas hasta que se quedó sin trabajo durante seis meses en 2008. Informó al banco que no podía afrontar los pagos y pidió ampararse en la ley que permite parar la hipoteca si se está en el paro. “El banco me dijo que los propietarios de inmuebles de protección oficial no pueden optar a esa medida”, dice Montse en el salón vacío del piso, con una de las paredes pintada de un fucsia subido de tono. Apenas hay un mueble, como en el resto de la vivienda solo quedan restos de lo que ha sido su casa durante los últimos cuatro años. Aunque lo será, por lo menos, hasta después del verano, cuando el juzgado ponga fecha y hora a la nueva ejecución del desahucio. Desde el primer momento, Montse no ha tenido miedo ni vergüenza al denunciar su situación. “Espero que esto ayude a otros que están como yo”, declara respaldada por sus dos hermanas, también residentes en el barrio de La Verneda.

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Los vecinos han acudido con grandes pancartas en defensa de la vivienda de Montse. Una de ellas invitaba a los conductores que circulaban por al calle de un único sentido a tocar la bocina, “¡Pita, pita!”, gritaba, y los bocinazos no se hacían esperar.

Cuando el abogado ha notificado oficialmente que el desahucio de Montse se había paralizado, a las dos de la tarde, el medio centenar de personas que permanecían concentrados se han dirigido a la entidad bancaria que ha ejecutado la hipoteca de Montse. Los empleados han bajado la puerta de seguridad de la oficina, pero los convocantes han conseguido entrar. Allí han denunciado la situación de la mujer. Poco después se han marchado victoriosos. Mañana asistirán a otra convocatoria. Será en Ciutat Meridiana, en el distrito barcelonés de Nou Barris, donde tratarán de impedir que un matrimonio y su hija pierdan su casa.

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