El sumario del 'caso Brugal' muestra a dos alcaldes en manos de un promotor
El informe policial destapa la connivencia entre el promotor y los políticos
Las relaciones entre los dos máximos mandatarios populares de la ciudad Alicante en las últimas décadas, el exalcalde Luis Díaz Alperi y su sucesora, Sonia Castedo, con el promotor Enrique Ortiz, fueron más que cordiales. El informe policial del caso Brugal destapa la connivencia existente entre los tres, y constata que los políticos venían a ser, en la práctica, los representantes del empresario en el Ayuntamiento. La íntima conexión entre ellos quedó clara durante el bienio 2008-2009, cuando se aceleraron los trámites de la redacción del nuevo Plan General de Ordenación Urbana de la ciudad.
El magistrado Manrique Tejada, titular del Juzgado número 5 de Alicante, levantó ayer el secreto de la pieza separa del caso Brugal que investiga un supuesto trato de favor del Ayuntamiento de Alicante al promotor Ortiz en el trámite del planeamiento urbano de Alicante.
Las diligencias de la causa ocupan más de 8.000 folios, de los cuales unos 3.000 corresponden a conversaciones telefónicas entre Ortiz, Alperi y Castedo en las que queda claro el interés del promotor por conocer los detalles del nuevo planeamiento en programas urbanísticos, especialmente en lo que afectaba a la recalificación del estadio Rico Pérez y a las futuras zonas protegidas donde comprar un suelo que luego se trasvasaba a zonas urbanizables de la ciudad. “Tenemos que ver lo del Hércules” o “me tienes que enseñar el planito”, requiere una y otra vez Ortiz a Castedo y Alperi en las conversaciones intervenidas por la policía.
La respuesta de los dos políticos del PP, en la mayoría de los casos, fue afirmativa. “Te hemos apañado lo del Hércules” o “sí, sí, mañana te lo llevo [el planito]”, son algunas de las respuestas de la actual regidora.
Las diligencias recogen los numerosos encuentros en restaurantes de la ciudad, en visitas a sus domicilios privados, e incluso en la Gerencia Municipal de Urbanismo, donde también, según el sumario, seguían hablando del nuevo PGOU.
A cambio de este supuesto trato de favor y acceso a información privilegiada, la policía y el fiscal sostienen que el Enrique Ortiz efectuó numerosos regalos tanto a Alperi como a Sonia Castedo. El más llamativo de la abultada lista fue un viaje a Creta de dos semanas para el exalcalde y otra concejal del PP, Sonia Alegría, en un jet de una empresa del sobrino del consejero Juan Cotino.
Por estos hechos, y sobre la base los informes de la Brigada de Policía de Blanqueo de Capitales, el fiscal Anticorrupción presentó el 17 de junio de 2010 un escrito de acusación contra 21 personas, entre ellas, Alperi, Castedo y Ortiz, por los supuestos delitos de cohecho, tráfico de influencias y uso privilegiado de información.
Ortiz gestionó un viaje de Alperi a Creta en el jet del sobrino de Cotino
El informe policial del sumario del caso Brugal señala que uno de los modus operandi del empresario Enrique Ortiz para “beneficiar” a los cargos del PP era “cuanto menos gestionando las vacaciones que estos vayan a disfrutar”.
Una de las iniciativas que la policía refleja en su informe es el viaje a la isla de Creta en un avión privado tipo jet para Luis Díaz Alperi y la también concejal del PP Sonia Alegría. La primera conversación intervenida sobre ese viaje fue el 3 de julio de 2008 entre Ortiz y Vicente Cotino Ferrer, sobrino del vicepresidente primero del Consell. “El día 29 necesito el avión, si es posible, par ir a Creta”, requiere Ortiz a Cotino. Éste le responde que sí podrá llevar a cabo el encargo. La policía asegura que Cotino materializó el deseo de Ortiz a través de la firma Asedes Capital Sociedad Anónima, cuyo objeto es la explotación y arrendamiento de ese tipo de aviones. Cotino Ferrer es el apoderado de esa mercantil.
La concejala Sonia Alegría acompañó al exalcalde hasta la isla griega
Más adelante, Ortiz, a través de su hermana, confirma a Cotino que el jet es para Alperi. “Tú nada, tú dile que queda confirmado y ya está, pero del presupuesto y demás ya hablará don Vicente con don Enrique, y ya está (...) y que te pase el presupuesto, si eso te dice, ¿le paso el presupuesto?, pués pásamelo, lo hacemos así y ya está, ¿vale?”, asegura Ortiz a su hermana.
El vuelo parece peligrar inicialmente por la elevada tarifa que exige la empresa de Cotino, unos 50.000 euros. Pero más adelante, Ortiz vuelve a regatear aclarando que el viaje es para dos personas (Alperi y la concejal). El regateo por el precio de la tarifa llega a poner nervioso al propio Alperi: “Pero Enrique, ahora no me puedes decir eso. Hay otra solución, que me vaya nadando”. Finalmente, Alperi y Alegría viajaron a Creta por 40.000 euros y la factura fue abonada a través de la firma Rivaflecha S. L., a través de de una transferencia a Caixa Cataluña. El juez instructor ha ordenado a la policía judicial que investigue esa mercantil.
La policía asegura que otro dato de la “amistad íntima” del empresario y los políticos fue una cena en el yate Elena, propiedad de Ortiz, con motivo de un partido de fútbol de la selección española en junio de 2008. Al evento, además de Alperi y Castedo, se sumaron otros tres concejales del PP (Marta García Romeu, José Sobrino y Sonia Alegría) y el hermano del empresario. La alcaldesa Castedo reiteró ayer que no hubo ningún delito en el trámite del PGOU, “porque Ortiz no se benefició”.
“Hay que hablar de lo que hemos quedado”
Tal era el grado de connivencia que tenía Enrique Ortiz con Luis Díaz Alperi que el exalcalde se tomó la molestia de informar al contratista antes de anunciar su dimisión y cederle el sillón a Sonia Castedo. Y con el jefe del Consell, Francisco Camps y el líder del PP en Alicante, José Joaquín Ripoll, delante.
Este es un extracto de la conversación captada el 11 de septiembre de 2008 entre ambos:
Alperi: Dentro de un cuarto de hora doy una rueda de prensa y dimito como Alcalde.
Ortiz: ¿Por qué?
A.: Porque sí, que sí, porque ya está bien.
O.: ¿Qué me dices?
A.: Pues lo que te digo y entonces... He estado toda la mañana con Camps y estamos de acuerdo, está aquí conmigo y Ripoll y Sonia, se queda Sonia, claro.
O.: ¿Me lo dices en serio?
A.: Claro que sí.
O.: ¿Y se queda Sonia?
A.: Evidentemente. Si no se queda Sonia, yo me voy.
O.: Bueno, ¿y ya has hablado con Paco [Camps] hoy?
A.: Sí, que está aquí conmigo. (...)
A.: Toma, felicítala directamente (y le pasa el teléfono a Sonia).
Sonia Castedo: Dime, Enrique.
O.: Buenas tardes, señora alcaldesa.
S. C.: Calla, calla.
O.: Este es un crack.
S. C.: Calla.
O.: Pues felicidades.
S. C.: Te paso con Luis.
O.: Bueno, dentro de un rato ya no serás mi amigo el Alcalde, solo serás mi amigo.
A.: Eso espero.
O.: Lo celebraremos.
En otra conversación entre Ortiz y Castedo, ambos intentan concretar una cita.
O.: A ver cuándo nos vemos porque tenemos que hablar de lo que habíamos quedado y de los párkings.
S. C.: Sí, cierto.
O.: Que nos están achuchando con que empecemos y que tal y que cual (...).
S. C.: Vale.
O.: Míramelo y yo te asalto cualquier momento por la mañana, voy al Ayuntamiento (...).
S. C.: ¿Qué otro?
O.: Con Jesús [Quesada, redactor del Plan General].
S. C.: Si, es cierto.
O.: Con Jesús, porque a ver qué vamos a hacer con lo del Rico Pérez y estas cosas.
Las escuchas policiales también revelan que Ortiz intentó influir en el Consell para que eliminara la obligación legal de aportar un metro cuadrado de suelo protegido por cada metro reclasificado y que hasta llegó a presentar alegaciones al Plan General a través de terceros con esa finalidad, incluyendo a la Federación Provincial de la Construcción.
En otra conversación grabada el 28 de agosto de 2009, Ortiz llama a Vicente Cotino para felicitarlo por el nombramiento de su tío, Juan Cotino, como nuevo consejero de Urbanismo y jactarse de la situación.
Ortiz: Vicentico, no te llamé ayer a las 12 de la noche...
Vicente Cotino: Si.
O.: Para felicitarte porque... porque...
V. C.: Porque, ¿qué ha pasado?
O.: No, coño, lo de tu tío, de puta madre, ¿no?
V. C.: De puta pena, macho, no me jodas.
O.: ¿Por qué?
V. C.: Coño, era una... una conselleria que me estaba adjudicando obras que tengo que dejar de licitar.
O.: Por eso, por eso... ahora me las da a mí... ¡Ah! Qué grande. No, hombre, no, yo creo que es bueno, eh.
V. C.: ¿Es bueno? No sé, no sé.
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