El caso Evangelista, la vida tras un asesinato machista y música de ruptura: tres artículos para escuchar cada semana
Una selección del equipo de EL PAÍS Audio para sus lectores (y oyentes)
El gran problema tras la “brutal deformación” de la modelo Linda Evangelista
Escrito y leído por Raquel Peláez
La teoría dice que el coolsculpting es una técnica alternativa a la liposucción, que sirve para eliminar grasa localizada, mediante la congelación de células. Se puso de moda entre famosas porque supuestamente no es invasiva y excluye el post operatorio. En la práctica, la célebre modelo de los noventa Linda Evangelista, de 56 años, es el nombre más popular de este método de rejuvenecimiento. Lleva desde 2017 sin aparecer en público, después de que recientemente reconociera que el tratamiento le deformó partes de su cuerpo. Evangelista es el rostro mediático más invisible de los efectos emocionales del coolsculpting. Su encierro y fuerte depresión ponen sobre la mesa el culto a la tiranía de la juventud de las mujeres. La pregunta se la hace la periodista Rhonda Garelick, del New York Times: ¿cómo es posible que esté universalmente aceptado tal nivel de violencia sobre el cuerpo para conseguir una supuesta perfección?
Álbumes de divorcio: cuando la música ayuda a enfrentarse al dolor de rupturas sentimentales
Escrito y leído por Fernando Navarro
Rumours, de Fleetwood Mac es uno de los discos de ruptura sentimental más populares (y vendidos) de la música contemporánea. Las dos parejas que formaban el grupo rompieron mientras grababan el álbum. Hay miles de discos asociados al desamor, pero es poco habitual que se preste atención a un género no oficial que se podría denominar Música para un divorcio (o separación). Quizá el primero sería In the wee small ours, de Frank Sinatra (1955) porque inaugura la época de los álbumes y habla de su separación de Ava Gardner. Pero la lista se extiende: Blood on the tracks, de Bob Dylan; Here, my dear, de Marvin Gaye; D-I-V-O-R-C-E, de Tammy Wynette; 808s & Heartbreak, de Kanye West; Earth to Dora, de Eels, o My echo, de Laura Veirs.
La vida después de Abigail
Escrito y leído por Pilar Álvarez
El proceso que experimenta una menor después de que su padre asesine a su madre y se suicide requiere tiempo. Es un tema poco visibilizado en el debate social, en el que el patrón de la violencia machista complica el crecimiento de los niños. Está en la familia materna la mayor parte del trabajo, hasta que la menor decida si quiere establecer contacto con la paterna. Es el caso de la pequeña E., de dos años, que estaba delante cuando Adrián Z. asesinó a Antonella Abigail, el 29 de julio de 2021, en Terrassa. La pareja estaba en trámites de divorcio después de cuatro años de relación. Abigail le había denunciado por violencia machista. La niña, después del entierro, se mudó a Argentina con sus tíos. Ahora duerme en el cuarto de su abuela. Cuando, de mayor, le pregunten por sus papás, sus familiares esperan que responda que sus padres ya no están, pero están ellos.
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