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Hepatitis C
Tribuna
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Las ciudades españolas son el modelo a seguir en la eliminación de la hepatitis C

Gracias a los profesionales y los pacientes, España es el país del mundo que más enfermos por millón de habitantes ha tratado y curado, más de 152.000, y segundo candidato a eliminar esta enfermedad, tan solo por detrás de Islandia

Una manifestación de afectados por la hepatitis C en Madrid, en 2015.
Una manifestación de afectados por la hepatitis C en Madrid, en 2015.Julián Rojas

La Estrategia mundial del sector de la salud contra las hepatitis víricas, definida en mayo de 2016 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) establecía el objetivo último de eliminarlas como problema de salud pública, y fijaba como metas mundiales para 2030 la reducción de las nuevas infecciones por virus de las hepatitis en un 90% y la mortalidad por las enfermedades que causan en un 65%. Como estrategias fundamentales para lograrlo, establecía principalmente cinco: la sensibilización, promoción de alianzas y movilización de recursos; la formulación de políticas basadas en la evidencia y recogida de datos para la actuación; la mejora de la equidad en la atención; la prevención de la transmisión; y el aumento de la detección sistemática, la asistencia y el tratamiento.

Tanto en el cumplimiento de estos objetivos establecidos por la OMS como en el desarrollo de las estrategias recomendadas para lograrlos, España ya constituye un referente internacional, gracias al esfuerzo conjunto de las Administraciones y de todos los actores del sistema sanitario. Pero, particularmente, gracias a los profesionales y pacientes: con la evidencia científica de los primeros y la fundamentada reivindicación de los segundos, impulsaron la universalización de los tratamientos que curan la hepatitis C. Hoy, gracias a ese empeño común, España es el país del mundo que más pacientes por millón de habitantes ha tratado y curado: más de 152.000, lo que nos ha convertido en el segundo candidato a eliminar esta enfermedad, tan solo por detrás de Islandia.

Sabíamos, no obstante, que la universalización de los tratamientos no sería suficiente, y que el objetivo de la eliminación requeriría de un esfuerzo adicional entre los colectivos más vulnerables a la infección, normalmente desconectados del sistema sanitario. También de un énfasis mayor sobre el diagnóstico y la prevención, y, por tanto, sobre la sensibilización. Y concluimos por todo ello que las ciudades, los ayuntamientos, más concretamente, a pesar de sus limitadas competencias en salud, podrían jugar un papel clave para acelerar la eliminación de la hepatitis C: por su mayor cercanía a los ciudadanos y por concentrarse en los entornos urbanos la mayor parte de los casos, ya sean nuevas infecciones o pacientes no diagnosticados.

Convencidos de esa idea, desde la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España (AEHVE), que integra a sociedades científicas y asociaciones de pacientes comprometidas en este objetivo, pusimos en marcha el programa Ciudades Libres de Hepatitis C, #HepCityFree. Desgraciadamente, su lanzamiento coincidió con la irrupción de la pandemia, pero, para sorpresa nuestra, y quizás motivados por el relevante papel que se han visto abocados a jugar en Salud Pública frente a la covid-19, en estos dos años no han dejado de sumarse municipios al programa. Así, hoy las ciudades de Sevilla, Valencia, Santander, Gijón, Granada, Alcoy, Vigo, Santiago, Madrid y Ferrol ya comparten mensajes, objetivos y metodología para, por ejemplo, facilitar el acceso y la llegada a esas poblaciones vulnerables conectadas con los servicios sociales y comunitarios de la Administración local. Los primeros resultados de esta experiencia se expondrán en el Congreso de la Sociedad Europea del Hígado (EASL) que se celebrará a finales de junio en Londres.

Sevilla, Valencia, Santander, Gijón, Granada, Alcoy, Vigo, Santiago, Madrid y Ferrol ya comparten mensajes, objetivos y metodología

Nuestro propósito es, lógicamente, extender todo el know how que vayamos acumulando a nivel nacional. Pero, en la medida de lo posible, sentar también las bases para que este modelo, en el que la Administración más cercana al ciudadano se implica en la eliminación de la hepatitis C, pueda ser replicado a nivel internacional. Y en este sentido, acogimos con una gran satisfacción el interés del departamento de Canelones, en Uruguay, por sumarse a #hepCityFree.

Se trata de un país con un sistema sanitario muy diferente al nuestro, pero en el que también ha tenido una gran relevancia el trabajo de organizaciones de pacientes y de los profesionales para facilitar el acceso a los tratamientos. Gracias a su empuje, el acceso es universal, o teóricamente universal, pues debe realizarse a través de un determinado prestador de salud, lo que dificulta la permeabilidad real en muchas áreas y poblaciones, especialmente aquellas en las que no hay grandes urbes.

Canelones es precisamente uno de esos territorios, y allí la prestación básica de salud (nuestra Atención Primaria) se efectúa a través de Unidades Móviles en las que se ha logrado incluir el test de la hepatitis C como un servicio más. La experiencia ha tenido tanto éxito que otro departamento, Montevideo, también la ha incorporado y ahora se habla de hacer un Plan Nacional de Eliminación de la Hepatitis C para todo Uruguay. Desde la AEHVE hemos empezado ya a trabajar para aportar al Departamento de Canelones nuestra experiencia y contribuir a que pueda convertirse en la primera #hepCityfFree fuera de España, y hacer de punta de lanza para extender el movimiento a todo el país, trabajando con ellos tanto en la sensibilización e información a los actores políticos y al resto de la ciudadanía, como en el acceso a las poblaciones con mayor riesgo de infección.

Del mismo modo, a primeros de abril la AEHVE va a comenzar a trabajar con IAPAC (la entidad que coordina las FastTrackCitiesVIH) con un objetivo similar: exportar la experiencia española en hepatitis C a aquellas ciudades del mundo que son FastTrackVIH, es decir, aquellas que trabajan para acelerar la consecución de los objetivos de ONUSIDA en 2030. El VIH y la hepatitis C comparten vías de transmisión y población vulnerable, y estamos convencidos de que la suma de ambos movimientos puede traducirse en una sustanciosa mejora de los indicadores para las dos enfermedades a nivel mundial.

Ambas son experiencias que demuestran que es posible aterrizar en las rutas propuestas por la OMS en la eliminación de la hepatitis C (alianzas, sensibilización, prevención…), y que se puede hacer además con proyectos asequibles, modestos y ligados al territorio, estimulando la cooperación y colaboración internacional y la difusión e imitación de buenas prácticas.

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