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La emergencia climática multiplica las epidemias de cólera mientras las vacunas escasean

Solo en 2022 ha habido 30 brotes de esta enfermedad, cuyo bacilo se beneficia de las altas temperaturas y los fenómenos meteorológicos extremos

Colera
Niños con síntomas de cólera en una clínica en Puerto Príncipe, capital de Haití, a finales de noviembre.RICHARD PIERRIN (AFP)
José Naranjo

El mundo vive una emergencia de brotes de cólera nunca vista desde que hay vacunas. Solo en 2022, esta enfermedad ha surgido en 30 países frente a una media anual de 20 epidemias en el último lustro, según ha alertado la Organización Mundial de la Salud (OMS), que además destaca que la letalidad se ha triplicado. Las causas son múltiples, pero los investigadores y expertos coinciden que el aumento global de temperaturas debido al cambio climático juega un papel fundamental en la intensificación de los casos de cólera, unido a las migraciones forzosas y los conflictos. Todo ello se está produciendo en un contexto de escasez de vacunas, que ha obligado a reducir de dos a una las dosis que se administran en estos brotes.

“El aumento global de las temperaturas y los eventos climáticos extremos favorecen la reproducción del bacilo causante del cólera. Las sequías reducen las fuentes de agua y elevan el riesgo de contaminación, mientras que las inundaciones destruyen sistemas de canalización, lo que beneficia el contagio. Si a eso unes las migraciones climáticas y los conflictos, estamos ante la tormenta perfecta, con millones de personas viviendo en campos de desplazados, con un acceso limitado a la salud y condiciones de saneamiento malas”, asegura Miriam Alía, responsable de vacunación y respuesta a epidemias de Médicos sin Fronteras (MSF).

El cólera es un viejo conocido de la Humanidad, una enfermedad diarreica aguda provocada por la ingestión de alimentos y sobre todo agua contaminada con el bacilo Vibrio cholerae. Endémica en la actualidad en 47 países del mundo, los menos desarrollados, donde los sistemas de saneamiento e higiene son más precarios, es capaz de matar en tan solo a cuatro horas. Tiene una tasa de letalidad de hasta el 50% sin acceso a tratamientos, básicamente hidratación oral o intravenosa para casos más graves, pero que se reduce al 1% si hay una detección precoz y atención sanitaria. La mejor noticia es que hay vacuna y que es relativamente fácil de gestionar.

[El cólera] tiene una tasa de letalidad de hasta el 50% sin acceso a tratamientos, básicamente hidratación oral o intravenosa para casos más graves, pero que se reduce al 1% si hay una detección precoz y atención sanitaria

Haití es uno de los países afectados. El brote comenzó a finales de septiembre y ya alcanza un centenar de fallecidos y prácticamente 10.000 casos, con un gran foco en la capital, Puerto Príncipe. El ritmo de expansión es alarmante. En Siria llevaban 15 años sin la presencia del cólera, pero el pasado mes de septiembre ha reaparecido con fuerza, alcanzando los 13.000 casos y 60 fallecidos. En Malaui es mucho más letal: el brote se ha extendido a los 29 distritos del país, provocando 10.300 casos y 300 muertos. En su origen está el paso de la tormenta tropical Ana y el ciclón Gombe, en enero y marzo de este año, que provocaron grandes inundaciones y el desplazamiento de miles de personas que ahora tienen poco acceso al agua, saneamiento y las condiciones adecuadas de higiene. Líbano, Kenia, Nigeria o Bangladesh son otros países con epidemias activas.

El pasado mes de octubre, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la OMS, lanzaba la voz de alerta: “No solo estamos viendo más brotes, sino más brotes mortales. Los datos de que disponemos, que son limitados, muestran que la tasa media de letalidad en lo que va de año casi triplica la de los últimos cinco años”. A su juicio, no hay ninguna duda: “Los fenómenos climáticos extremos, como las inundaciones, los ciclones y las sequías, reducen aún más el acceso al agua potable y crean el entorno ideal para la propagación del cólera”. Esta enfermedad, añadió, “se nutre de la pobreza y los conflictos, pero ahora se está viendo potenciada por el cambio climático”.

Los fenómenos climáticos extremos, como las inundaciones, los ciclones y las sequías, reducen aún más el acceso al agua potable y crean el entorno ideal para la propagación del cólera
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la OMS

La vacuna contra el cólera “es oral, como la de la polio, y aguanta hasta 14 días fuera de la cadena de frío”, asegura Alía. Sin embargo, la producción actual para las necesidades tanto preventivas como destinadas a los brotes activos, no es suficiente. En 2022 estaba previsto producir unos 36 millones de dosis, la mayoría de ellas para la llamada vacunación reactiva o de prevención. Sin embargo, la aparición “sin precedentes” (según la OMS) de brotes en una treintena de países ha obligado a destinar más dosis para las emergencias. Por ello, el pasado 19 de octubre el Grupo Internacional de Coordinación (ICG, por sus siglas en inglés), que coordina esta inmunización, decidió reducir de dos a una las dosis de respuesta ante epidemias, lo que reduce el tiempo de inmunidad. “La estrategia de una dosis ha demostrado ser eficaz para responder a los brotes, aunque las pruebas sobre la duración exacta de la protección son limitadas. Parece ser mucho menor en los niños”, asegura el ICG.

Prácticamente toda la producción de vacunas contra el cólera está concentrada en dos fábricas situadas en India y Corea del Sur, pero están al límite de su capacidad. “No vamos a tener un incremento en la fabricación al menos en los próximos dos años y el stock actual no es suficiente”, explica Alía, quien insiste que, en todo caso, la vacunación preventiva es tan solo un pilar de la lucha contra esta enfermedad, “el más barato y eficaz”, pero debe ir acompañado de medidas como la mejora de los sistemas de saneamiento. Algunos países que preveían inmunizar a su población de riesgo han tenido que retrasar estos planes para abordar brotes, como Nigeria, Camerún o la República Democrática del Congo (RDC).

La emergencia de epidemias debido al cambio climático supone un serio tropiezo para la estrategia definida por el Grupo de Trabajo Mundial sobre el Control del Cólera (GTFCC, por sus siglas en inglés), cuyo objetivo era reducir en un 90% los casos en el año 2030 mediante la vacunación preventiva en los 47 países donde esta enfermedad es endémica. Más de la mitad de la producción iba a parar a tres países africanos, Etiopía, Nigeria y la RDC, que ahora vuelcan sus esfuerzos en atender la emergencia.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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