Lynk, el LinkedIn del trabajador informal que ha generado 25.000 oportunidades de empleo en Kenia
El sector laboral no reglado representa el 82% en el país africano, hay muy pocas ofertas para él y las que se consiguen son por contactos o suerte. El éxito de la nueva aplicación es la interacción entre trabajadores y empleadores
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Juakali significa “sol caliente” en suajili. En Kenia, juakali se utiliza para referirse a un empleo ocasional, principalmente bajo el sol caliente, que les obliga a buscar constantemente nuevas oportunidades. En 2014, Adam Grunewald, que en aquel entonces trabajaba para Google en Nairobi, Kenia, se fijó en un problema muy particular. Su empleada de la limpieza, Ruth, una mujer muy aplicada que solía limpiar su apartamento dos veces por semana, siempre le pedía que le pagara por adelantado o más trabajo para aumentar sus ingresos. Fue entonces cuando se dio cuenta de las pocas oportunidades de encontrar un empleo seguro que tenía Ruth. Su situación no paraba de rondarle la cabeza y quiso desvincular la búsqueda de empleo de ese sol abrasador. La compañía que creó en 2015 ha generado ya 25.000 puestos de trabajo y cerca de 1,2 millones de euros en ingresos.
La Oficina Nacional de Estadística de Kenia calculó en 2014 que el sector informal representa el 82,7% del empleo en el país. Todos sufren los mismos problemas: muy pocas oportunidades laborales y, las que se consiguen, es principalmente gracias a los contactos o a la pura suerte. Esto se traduce en salarios muy bajos, ingresos inestables y escasas posibilidades de avanzar profesionalmente.
Consciente de la necesidad que existía, Adam renunció en 2015 a su puesto para crear, junto al alemán Johannes Degn, una empresa que se dedicara a ayudar a personas como Ruth a encontrar más trabajo. Así nació Lynk, una solución móvil que proporciona una plataforma para que las personas del sector informal conozcan a posibles empleadores.
Mrinalini Agnihotri, jefa de marketing de Lynk, señala que el objetivo de esta herramienta es poner al alcance de todos la seguridad laboral, unos salarios justos, un entorno de trabajo seguro y la oportunidad de crecer profesionalmente. Al mismo tiempo, ofrece comodidad y seguridad a las personas que contratan a alguien.
El objetivo de la plataforma es poner al alcance de todos la seguridad laboral, unos salarios justos, un entorno de trabajo seguro y la oportunidad de crecer profesionalmente
“Kenia tiene un gran número de trabajadores informales que son honestos y realizan un trabajo de calidad. Pero la mayoría no puede demostrar que son de fiar, a diferencia de usted y de mi que, gracias a nuestra educación formal, tenemos diplomas o una poderosa herramienta como LinkedIn que muestra nuestras calificaciones, aptitudes y referencias”, explica.
Lynk realiza un seguimiento de los trabajadores que se inscriben en ella, muestra sus capacidades y su certificación si la hay, y les proporciona una clasificación de los clientes. La plataforma cuenta con 72 categorías, entre ellos esteticistas, fontaneros, cuidadores de casas, electricistas y carpinteros.
Los candidatos pujan por los empleos que anuncian los clientes a través de SMS cuando no tienen un teléfono inteligente o Internet. “Si tienes un móvil, puedes trabajar con Lynk. Recibimos comentarios de los usuarios, y automáticamente los añadimos al perfil de los solicitantes. De este modo, nos aseguramos de que los mejor calificados obtienen más trabajo y unos ingresos más altos. También ofrecemos reembolsos en 30 días o repetimos el proceso si un cliente no está satisfecho”, aclara Mrinalini.
La desconfianza, la primera barrera
La plataforma se divide en dos categorías: Lynk Shop, para productos preparados, con alrededor de 600 suscritos, y Lynk Request, donde los clientes solicitan servicios, con aproximadamente 400 suscritos. Mrinalini recuerda que se enfrentaron a un problema de confianza por ambos lados mientras desarrollaban la plataforma. Los trabajadores estaban interesados, pero resultaba difícil convencerlos de que esta herramienta abordaría sus necesidades y les ayudaría a avanzar profesionalmente. “La mayoría de estos empleados informales no eran usuarios de redes sociales y no podían entender su poder. Pero a través de nuestro departamento de satisfacción y nuestras cuentas de redes sociales, además de la seguridad de un puesto garantizado, hemos conseguido que cambien de opinión”, remacha.
Por otro lado, los clientes no estaban seguros de poder confiar en unos extraños para que fueran a su casa y proporcionarles un servicio a un precio tan asequible. Era necesario tranquilizarlos y convencerlos de que su seguridad estaba garantizada porque investigaban a los trabajadores desde el momento en que iniciaban su formación profesional: “Nos aseguramos de que los trabajadores han recibido una educación y de que tienen un buen historial. También les animamos a que contacten con nosotros a través de Instagram, Facebook, por teléfono o por correo electrónico, para poder responder al instante en caso de que tengan algún problema”.
Mrinalini señala que desde que Lynk inició su actividad en 2016, los candidatos, la mayoría de ellos jóvenes y mujeres, han conseguido más de 25.000 puestos de trabajo, y obtenido más de 160 millones de chelines kenianos (cerca de 1,2 millones de euros) en ingresos. Lynk trabaja a una escala mayor que otras oficinas dedicadas a lo mismo y que, en un mes cualquiera, consiguen poner en contacto a 10 o 20 amas de casa con clientes de la plataforma. Los trabajadores suscritos pagan una comisión del 10% a Lynk por cada servicio o producto solicitado a través de ella y el resto son ingresos propios.
“Un empleado medio en nuestra plataforma gana más de 130.000 chelines kenianos al año (unos mil euros). Esto supone que duplica o triplica sus ingresos desde el momento en que se une a un espacio de trabajo organizado. Además de ofrecer oportunidades laborales, también añadimos valor a los candidatos a través de un servicio como la formación. Por otro lado, el control de calidad ayuda tanto a nuestros clientes como a nuestros solicitantes de empleo, puesto que se dan y se reciben servicios y productos estándar a precios estándar”, explica.
Según un informe de 2016 del Banco Mundial, la incorporación de las empresas informales al sector formal sería una posible solución a los bajos niveles de ingresos y a la falta de eficacia en el sector informal. Se espera que este paso formal mejore el acceso a las infraestructuras físicas, las finanzas y los servicios públicos. La medida también beneficiaría al Gobierno por el aumento de la recaudación fiscal y el mejor cumplimiento de las leyes.
Nos aseguramos de que los trabajadores tienen un buen historial. También les animamos a que contacten con nosotros a través de Instagram, Facebook, por teléfono o por correo electrónico, para poder responder al instante en caso de que tengan algún problema
Después de analizar los precios de una pedicura básica en salones de alta y baja gama de la ciudad, el precio medio para un cuidado básico de uñas por un técnico de Lynk Request se estableció en 500 chelines kenianos (3,93 euros). “No queríamos ser extremadamente caros, ni extremadamente baratos, porque queremos ser justos con ambas partes”, recalca Mrinalini, “Si alguien viene a tu casa para hacerte las uñas por unos 500 chelines, podrías pensar que es demasiado bajo, pero un técnico de uñas que trabaja en un salón cobra el mismo precio, solo que el dinero se divide entre el propietario, las facturas y el técnico. En Lynk, el técnico de uñas paga a Lynk 50 chelines en concepto de comisión y se lleva 450 a casa”.
Los principales clientes de Lynk son los hogares y las organizaciones de clase media alta, y básicamente, cualquier persona que busque fiabilidad y comodidad o que quiera ahorrar tiempo. Ahora, todos sus empleados también son empresarios, lo que resulta muy tentador. Beatrice Nyokabi, una clienta de la plataforma, contrató a una masajista y a un técnico de belleza para que fueran a su casa y ha quedado impresionada por la comodidad de los servicios. “Vivo en Londres, y cuando visito Kenia es para descansar. No tengo energía para lidiar con los atascos ni ganas de ir a un salón de belleza para peinarme o hacerme la manicura. Una amiga keniana me recomendó Lynk. Fueron muy puntuales y profesionales”, asegura. Beatrice tiene la esperanza de que puedan desarrollar más la aplicación para facilitar las cosas al cliente.
La empresa inició su andadura con un capital de 2,5 millones de chelines –19.000 euros– y con el tiempo ha recibido premios en metálico y contribuciones filantrópicas por ser una organización prometedora. En el futuro, la plataforma espera poder ofrecer a su empleados préstamos y seguros basados en su perfil profesional y su progreso. Su ambición es convertir el mercado informal en una economía vibrante y organizada en Kenia antes de aventurarse en el mercado de África Oriental.
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