La pandemia silenciosa que azota Chad
Con el 43% de la mortalidad infantil asociada a malnutrición es razonable hablar del “hambre invisible” como causante de la crisis en uno de los países más pobres del mundo. Segunda historia desde terreno de la serie ‘Nutridas’, del PMA, recién galardonado con el Premio Nobel de la Paz
Al oeste de Chad, cerca de la mitad de los niños sufre retraso en el crecimiento y nunca alcanzará su plena altura. Podría parecer que sencillamente son más menudos, pero en realidad están malnutridos. Una solo se da cuenta cuando conoce su edad. Es fácil que un niño desnutrido pase desapercibido en esta región. Los pueblos son pequeños, apenas existen centros de salud y no hay carreteras. Me pregunto cómo Abakar, el conductor que me acompaña, se orienta a través del desierto. Para no quedarnos varados en la arena, da volantazos violentos a izquierda y derecha.
Hereta ha extendido una alfombra de mimbre bajo la acacia que hay en su patio. Ahí nos espera, acompañada por varias lagartijas de cuello naranja, que suben y bajan la cabeza a destiempo. Vamos a asistir a una sesión en la que compartirá consejos de higiene y alimentación con sus vecinas y habrá demostraciones culinarias.
“Fui elegida maman lumière (mamá luz) por los habitantes del pueblo, porque mis hijos siempre han estado sanos. El Programa Mundial de Alimentos me formó para que tuviera un buen conocimiento de los recursos locales que podemos utilizar para combatir esta lacra”, explica Hereta mientras otras mujeres empiezan a llegar con sus bebés en brazos. Para evitar la propagación del coronavirus, el Gobierno de Chad obliga a cubrirse la boca y la nariz “con mascarilla, velo o turbante”; la mayor parte de ellas lleva mascarilla y se lava las manos antes de entrar.
“En nuestro pueblo no ha habido ningún caso de coronavirus, pero hay muchas madres y niños que no comen bien”, me dice Hereta. Bajo la acacia, en un ambiente distendido, estas madres comparten experiencias, miedos y esperanzas. La maman lumière les habla sobre lo importante que es amamantar a los bebés durante los seis primeros meses. “Tenéis que comer bien vosotras, pero a vuestros hijos dadles solo el pecho mientras son pequeños”, se vuelve y me explica que muchas creen que la leche provoca diarrea a los niños. No me sorprendo; sé bien que en Chad menos del 1% de las mujeres practican la lactancia materna exclusiva.
Los hijos de estas mujeres padecen malnutrición moderada. Hereta organiza estas sesiones informativas cada dos semanas y recorre el pueblo todos los días, para visitar a las madres y sus bebés. “Hago esta labor de forma voluntaria y estoy muy contenta de ser maman lumière. Quiero ayudar a los niños de este pueblo a salir del círculo vicioso de la malnutrición”, declara.
Muchos de los bebés duermen sobre la alfombra, aletargados por el calor del mediodía. El nivel de decibelios aumenta cuando sus madres comienzan a jugar con unas cartas que les ayudan a conocer las propiedades de los alimentos. Algún bebé entreabre los ojos, pero pronto vuelve a caer. Tras terminar la partida, llega la hora de la verdad: Hereta va a medir la circunferencia del brazo de los niños, para ver si han mejorado en las dos últimas semanas. Apunta todo en un cuaderno y entrega a las madres un complemento nutricional a base de maíz listo para el uso. Si siguen los consejos de la maman lumière y toman el producto, pronto estarán recuperados.
En el pueblo de Hereta, la malnutrición es hoy menos invisible que ayer. Gracias a su labor, las madres ya no piensan que el niño ha salido más pequeño, o menos activo, o más débil que los demás. Ahora se preguntan si estará malnutrido y se esfuerzan para que crezca sano.
María Gallar Sánchez es responsable de comunicación del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas en Chad. A través de la campaña NUTRIDAS, el PMA, con el apoyo de la ayuda humanitaria de la Unión Europea, nos acerca las historias de cuatro mujeres que luchan contra la malnutrición en Chad.
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